Fastidiar.

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>POCHÉ<

El atardecer se hizo presente rápidamente y el consejero escolar nos avisó que deberíamos pasar la noche ahí, debido a que faltaba mucho por recorrer para llegar al bosque y el repuesto de llanta no llegaría hasta el día siguiente, así que comenzamos a sacar las casas de campaña y todos cooperamos para armarlas, habrían cuatro casas de campaña, dos para mujeres y dos para hombres.
Mi idea era dormir en la que durmiese Calle, quería sentirla conmigo, hoy se había resuelto un impedimento más, sin embargo no era el único y sus padres serían el más gigantesco.
En este mismo momento me encontraba viendo la noche, el cielo cubierto de estrellas, recostada en el suelo lejos de las casas de campaña y el desorden de los chicos.

No soy experto en estas cosas, pero estoy seguro que pasarla aislada no es como debe hacerse.- La voz de un chico me hizo volver a la realidad.

¿Tú que sabes?- Respondí de mala gana al percatarme que se trataba de Connor.

Te cargas un muy mal humor.- Soltó una carcajada y se sentó a mi lado, levanté mi torso para quedar sentada y me percaté que comía un chocolatín.- Oh, disculpa mis modales, ¿gustas?- Cuestionó acercando a mi aquel dulce a lo cual de inmediato negué.

Un silencio se apoderó del ambiente y me dispuse a romperlo de inmediato.

¿Por qué estás aquí?

Bueno pues, te vi sola y supuse que necesitabas compañía.- Una sonrisa egocéntrica se dibujó en su rostro haciéndome poner los ojos en blanco.

No necesitaba compañía, quería estar sola.

De acuerdo, señorita "quiero estar sola".- Hizo comillas con las manos y al terminar la oración se levantó, comenzó a caminar hacia donde se hallaban los demás hasta perderse en la oscuridad.

La noche transcurrió lenta, hermosa, con calma, hasta que decidí meterme en la casa de campaña que me correspondía, estaba muy agotada y daba gracias el haber acomodado mi bolsa de dormir hace un rato, al entrar a aquel lugar me percaté que Daniela se encontraba recostada a un lado de mi saco de dormir, estaba profunda así que me metí en aquella bolsa lo más cautelosamente posible para no interrumpir su sueño.
Lucía tan bella, sus largas pestañas, aquellos labios carnosos que me habían hecho adicta a sus besos, la suave piel de su rostro, sus piernas bien definidas que resaltaban gracias al short que llevaba puesto por pijama, mis ojos comenzaban a cerrarse involuntariamente y los párpados eran cada vez más pesados, cubrí bien a Calle con una manta y de inmediato ella se prensó a mi cuerpo, aun estaba completamente dormida pero ahora sus brazos se habían apoderado de mi pequeño cuerpo.
En pocos minutos el sueño se apropió de mí y no me permitió contemplar más aquella obra de arte.

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo entero haciendo que mis ojos comenzaran a abrirse lentamente, la luz se reflejaba en la tela verde de aquella casa de campaña, al entrar en conciencia totalmente me percaté que Daniela ya no se encontraba a un lado mío y del frío que traía la mañana, habían dormido más chicas donde nosotras y algunas aun seguían dormidas mientras que seguramente las demás ya se encontraban de pie.
Me dispuse a tomar una sudadera de mi maleta y mis tenis para luego salir de ahí encontrándome con los chicos sentados en forma de círculo, cada uno con su respectiva manta ya que, realmente hacía frío.
Al parecer ninguno se había percatado de mi presencia excepto uno, Connor.

¡Ey! Señorita Garzón.- Gritó desde su silla e inmediatamente todas las miradas fueron puestas en mi.- ¿Gustas acompañarnos?

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