Acércate.

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>CALLE<

Sentí como mi estómago se revolvía ante aquella imagen, por el aspecto de Blake era más que obvio que habían pasado la noche juntas, iba con el objetivo de decirle que aquel beso había logrado mover algo en mi, algo extraño y lamentaba la forma en la que le dije que se alejara de mi.
Pasé el resto de la tarde en mi cama y un rato en la piscina de mi casa, el sentimiento que había producido aquel beso ya no debía existir, y quería convencerme que fue a causa del alcohol.
Cuando dieron las 10:00 pm me dispuse a dormir, ya que al día siguiente debía ir al instituto y la idea de ver a Poché con Blake hacía que algo dentro de mi se estrujara.

La mañana siguiente transcurrió como de costumbre, intentaba sacar de mi mente la imagen de Blake con el cabello alborotado y la ropa de Poché puesta.
Conduje hasta el instituto y al entrar Roger me esperaba con molestia en su mirada.

¿No tienes nada que decirme?- Cuestionó cruzando los brazos y de inmediato recordé el beso con Poché en la fiesta, seguramente ya se enteraron.

Escucha... en la fiesta...- Antes de que pudiera continuar me interrumpió.

Pensándolo bien no quiero saber Daniela, ahórratelo.- Dió la vuelta y comenzó a caminar por el pasillo, su voz sonaba decepcionada pero me molestaba que no dejara darle una explicación, solté el aire de forma pesada ya que no tenía ánimos de ir tras el.
Me dirigí al salón del profesor Stewart y en la entrada vi a Blake, por fin bien vestida y con su cabello negro en perfecta posición.

Dani, bebé.- Me saludó la chica de ojos verdes.

¿Qué tal?- Me limité a responder mientras ingresaba al aula para tomar asiento.

Tengo tantas cosas que contarte sobre Poché.- Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras tomaba asiento en la butaca a un lado mío.

¿Enserio?- En mi tono de voz se podía notar el desinterés.

Antes de que pudiera responderme cualquier cosa el profesor Stewart entró al aula y comenzó a dar su clase, no sabía porque tenía aquella actitud tan apática pero eso causaba en mí el imaginar a Poché en la cama con mi mejor amiga.
Comencé a tomar nota hasta que alguien tocó la puerta del salón, no tomé mucha importancia debido a que creí que podría ser la secretaria llevándole papeles a Stewart, sin embargo escuché su voz, ese acento era imposible no reconocerlo.
>Poché...< Dije en mi cabeza y al llevar mi mirada a la puerta me encontré con ella platicando con el profesor pero noté que por instantes me miraba de reojo, una sonrisa quiso escaparse de mis labios pero no lo permití.

Daniela Calle.- Me llamó Stewart desde la puerta haciendo que me levantara de la butaca y me encaminara hacia ahí.
Al llegar Poché me dedicó una sonrisa y me hizo salir del aula mientras el profesor cerraba la puerta detrás mío.

Sobre lo que viste ayer...- Comenzó a justificar.

¿Para eso me sacaste de clase?- Cuestioné con un tono molesto.

¿Por qué te afecta que haya pasado la noche con Blake?- Su pregunta me tomó por sorpresa haciendo que bajara la mirada.

No me afecta, en lo absoluto...- Respondí de inmediato.- Solo quería hablar contigo para disculparme por mi forma de decirte las cosas en la fiesta.

Poché desvió su mirada de la mía y podía notar desesperación en ella, era obvio que quería decirle que aquel beso llamó mi atención por completo pero no debía permitirlo, ¿qué dirían mis papás?, las universidades tendrían una mala imagen de mi, rumores por todo el instituto y se tornaría un completo desastre, lo que menos deseaba era desilusionar a mi papá luego de tantas charlas sobre mi futuro y la buena imagen que debía darle a la familia, antes de que continuara hablando Poché soltó un suspiro pesado.

En un rápido movimiento me acercó a ella, tan cerca como la ocasión del primero beso, sentí mi cuerpo estremecerse y las piernas comenzaron a temblarme, lo que pasaba, lo que ella causaba era imposible de detener. Puso ambas manos en mi cintura y mantuvo la mirada fija en la mía, ella sabía lo que quería era como si pudiera leer mis pensamientos y conociera cada deseo oculto, mi nariz rozaba con la suya y sentía su respiración sobre mis labios.

Poché...- Dije casi en un susurro antes de que ella volviera a unir sus labios con los míos en un movimiento lento, esta vez sin el efecto del alcohol y pude darme cuenta que la sensación de aquella noche no se debía a mi estado ebrio, era ella, ella era quien me embriagaba.

Amores pasajeros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora