Un amor de adolescentes ¿qué podría salir mal?
Un corazón roto jamás dolió tanto como aquella vez para Calle, en realidad jamás había tenido un corazón roto. Es interesante la forma en que ilusiones, sueños, esperanza y palabras bonitas te hacen sen...
Durante las últimas 2 horas estuvimos recorriendo la orilla del mar sin zapatos, el agua al hacer contacto con mi piel, el calor del sol, la compañía de Poché, el sonido de la música que comenzaba apenas y el aroma fresco que llenaba mis pulmones era una de las mejores sensaciones.
¿Recuerdas la vez de la playa?- Cuestioné con una sonrisa en el rostro.
Por supuesto.- Miró el cielo y sus labios se curvaron en una tierna sonrisa.- Fuiste una completa gomela.
¿Gomela?- Fruncí el ceño.
Ella rió un poco y me miró.- Fuiste muy boba con respecto a tu ropa.
¡Oye!- La reprendí mientras entrecerraba los ojos y una idea llegó a mi cabeza.
Me adentré un poco más al mar logrando que las olas llegasen a mis tobillos, comencé a patear el agua en dirección a la peliazulada, la cual de inmediato reaccionó y comenzó a reír. Se lanzó sobre mi causando que perdiera el equilibrio y ambas cayéramos dentro del agua. Estaba un poco fría, su contacto con mi piel me hizo erizar pero por suerte la luz del sol que estaba por esconderse logró calentarme.
¡Eres una estúpida!- Dije entre risas viendo como ella también intentaba ponerse de pie.
Su cabello estaba totalmente empapado al igual que su ropa, la camisa se le pegaba al cuerpo permitiéndome notar una vez más su hermosa figura y éstas vacaciones le estaban dando un color hermoso a su piel, un poco bronceada lucía increíblemente provocativa. Mordí mi labio cuando Poché echaba su cabello hacia atrás y despegaba un poco la camisa de su cuerpo. Al notar mi mirada ella dirigió su vista hacia mi, su rostro de inmediato cambió, su mirada recorría mi cuerpo entero logrando que el corazón diera brincos dentro de mi pecho. Comenzó a acercarse lentamente a mi, tomó un mechón de mi cabello empapado y lo colocó tras mi oído.
Eres la mujer más hermosa que existe, Poché.- Mis manos se fueron directo a su cintura atrayéndola a mi para besarle.
Unos cuantos minutos después el evento dio inicio, nos colocamos frente al escenario junto con muchas más personas. Todas admirando a la banda que se encontraba sobre el mismo, cuando la primera canción comenzó a sonar todos se movían de formas provocativas al ritmo de las notas. Poché tenía una sonrisa imborrable, lo que estaban tocando eran pistas de reggaetón, el ritmo era pegajoso, alegre, vivo, inspiraba bailar sin parar. Cuando comenzó la cuarta canción la peliazulada comenzó a bailar más cerca mío, en una ocasión pegó su trasero a mi pelvis, una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo entero.
Coloqué mis manos en su cadera mientras bailaba al ritmo de ella, de pronto se giró y atrapó mis labios con los suyos. El beso comenzó lento, tranquillo, amoroso, pero poco a poco sentí la necesidad de algo más, mi cuerpo necesitaba de ella, mis manos bajaron de su cintura a su trasero y al percatarse ella se alejó de golpe.
¿Qué pasa?- Cuestioné con una sonrisa pícara.
No gorda.- Fue lo único que dijo y comenzó a reír.
Cuando la canción terminó decidimos ir a comer, el día había estado exhausto. Entramos a un local de hamburguesas y pedimos nuestras ordenes. Tomamos asiento en una de las mesas existentes y sentí mi cuerpo relajarse, el agotamiento inundaba mi cuerpo a tal grado de ser más sueño que persona.
Gracias amor.- Poché tomó mi mano y sonrió.- Por todo esto, no sabes que bien me siento a tu lado.
Antes de que yo pudiese responderle mi celular vibró en mi bolsillo, al sacarlo me percaté que era un nuevo mensaje del mismo número que en la mañana.
- Eso lo sabrás en poco tiempo, sin embargo ahora no es relevante, como decía, es jodido ¿no? Que las personas que amas te desprecien por un amorío.-
Al leer su texto algo dentro mío se congeló, releía una y mil veces el texto, no comprendía, ¿se refería a papá? Pero, Germán ya sabía sobre Poché. De pronto sentí como la peliazulada se colocaba junto a mi y tomaba mi mano.
Ey, Calle.- Me habló.
Lo siento, estaba...- Cerré los ojos intentando terminar mi oración sin obtener éxito, la frase se quedó al aire.
¿Qué sucede? Habla conmigo.- Me pidió mientras fijaba su mirada en la mía.
Tragué con dificultad al recordar la escena de mi papá gritándome en la casa; lágrimas corriendo por mis mejillas sin control, la forma en que saqué mi ropa lo más deprisa posible para colocarla en valijas, la imagen de mi mamá a la entrada de la puerta llorando por la discusión.
Abrí la boca para responderle, mis ojos comenzaron a arder y sabía que mis ojos probablemente ya estaban irritados con el objetivo de llorar, antes de que pudiese articular palabra en el televisor del local apareció una reportera hablando sobre le negación rotunda de Germán Calle, el empresario reconocido y dueño de SC Corporation, al hablar de su hija Daniela Calle.
¿Cómo se siente al tener una hija bisexual? ¿Cree que eso afecte a la corporación y sus ingresos con los respectivos socios?- Cuestionó el reportero.
La cara de mi padre pareció congelarse, sin embargo no duró mucho tiempo, él era un hombre que sabía a la perfección como disfrazar sus emociones ante la prensa.
Daniela está pasando por una etapa complicada.- Respondió mientras acomodaba la solapa de su traje.- Pero ella me ha afirmado que lo único que siente por el amor entre el mismo sexo es repulsión.- Al escucharlo decir eso mi corazón comenzó a acelerarse y el pecho a dolerme.- Así qué tan solo era una estrategia para llamar la atención, ya saben, las chicas adolescentes siempre buscan ser el centro del universo.
La entrevista finalizó para que luego se reprodujera el video que habían enviado al celular de mi papá, donde Poché y yo nos besábamos en los adentros del bosque.
Mi vista se nubló, un agudo zumbido se apoderó de mis oídos desconectándome, mis ojos comenzaron a humedecerse y las manos me temblaban a más no poder. Hice el intento de ponerme de pie pero mis piernas flaquearon, casi caigo al suelo de no ser por Poché. Dirigí mi vista hacia ella y pude notar que me hablaba, sus labios se movían como si estuviese diciéndome algo pero mis oídos no captaban el sonido, el zumbido se hacía cada vez más potente.
Apreté su mano con fuerza antes de cerrar los ojos y caer en el suelo de rodillas. Llevé las manos a mis oídos y los cubrí. Quería que aquel zumbido se detuviera, que alguien lo parara.
Mi corazón latía a mil por hora y creí que saldría de mi pecho, estaba sudando demasiado, de un momento a otro los latidos de mi corazón también retumbaban en mi tímpano de una forma brutalmente ensordecedora. Sentía el corazón a punto de explotarme en el pecho, era la peor sensación que podía haber experimentado jamás, podría jurar que estaba muriendo.
