Capítulo 51: Pendiente

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Ámbar

Abrí mis ojos en la mañana siguiente y vi un techo distinto del mío. ¿Qué había pasado? Escuché alguien roncando muy alto a mi lado. Confieso que tuve miedo de mirar al lado. No recordaba de nada que había pasado en la noche anterior. Mi cabeza dolía y no lograba quedarme con ojos bien abiertos. Al sentir que no estaba acostada en una almohada y si en alguien, me forcé a descubrir que tenía hecho. Era Simón dormido. Suspiré. Entonces, todo lo que yo creí ser un sueño, era verdad.

- Alfredo me va a matar. – Susurré y miré a Simón. Él se veía tan hermoso durmiéndose, aunque estuviera rugiendo como un león. – Te extrañe tanto, mi bonito. No debía tenerme ido sin decirle nada. Te quiero tanto y pensé en vos todos los días del viaje. No logré olvidarte y lo intenté demasiado. Nadie me hace sentir como vos. Yo solo necesito vos para ser feliz. – Sonreí al terminar de susurrarle todo lo que sentía. – Necesito tanto que recuerdes de lo que somos. Necesito que tengas nuestras memorias en mi mente y que sigamos con nuestra historia que nunca debía haber parado. Te quiero mucho, mi amor. – Suspiré y me quedé callada, dejando de mirarlo. No me parecía justo querer tanto a alguien que ya ni se recordaba de mí.

- Buenos días, bonita. – Simón despertó y interrumpió mis pensamientos. - ¿Dormiste bien?

- Sí. – Asentí. – Creo que ahora debo volver a la mansión y esperar la muerte cruel que Alfredo me va a regalar.

- No va a pasar nada. – Él afirmó. – Hablé con Sol.

- ¿Sol? ¿Te recuerdas de mi hermana? – Cuestioné y él negó. – Entonces...

- Ella te llamó mil veces a noche y estabas durmiéndose tan hermosa que no pude despertarte. Contesté la llamada y pedí que ella hiciera algo para que tu abuelo no se diera cuenta de tu ausencia.

- ¿Y cómo hiciste eso?

- Sol hizo. – Simón se explicó. – Ella puso un medicamento en su té y él se quedó dormido. Ella me dijo que él ni se va a recordar lo que pasó.

- Wow, diste instrucciones para que mi hermana matara nuestro abuelo. – Lo encaré. – Buenísimo, Simón.

- No le di ninguna instrucción. Sol hizo eso sola. Solo le pedí para que hiciera algo para no ponerte en problemas con Alfredo.

- Bueno, gracias. – Sonreí, al fin. – Creo que me tengo que ir antes que Alfredo se despierte.

- Sí, pero ¿No quieres comer algo? No sé, ¿tomar algo? ¿Un chocolate caliente?

- Desayunaré en casa.

- Quería desayunar junto a ti.

- Pero que romántico sos, Simón. – Me burlé y él asintió.

- Siempre lo soy. – Él me ayudó a levantar y devolvió mi celular. Estábamos yéndonos en dirección a las escaleras cuando escuchamos la puerta se abriendo.

- ¿Simón? – Nico llamó a Simón y yo me quedé inmóvil. Era el fin. - ¿Ya te despertarte?

- Yo lo voy a distraer y tu te vas, ¿ok? Después hablamos. – Él me dio un pico y yo solamente asentí con miedo. Nico no podía descubrirnos. – Sí, estoy aquí. – Simón gritó y abrazó a Nico de una manera con que él no me viera.

- ¿Qué te pasa? – Nico cuestionó y yo corrí bajo las escaleras, saliendo del apartamento. Entré en el ascensor y cuando salí, me fui del condominio corriendo y intentando no ser vista.

Llegué en la mansión y Sol abrió la puerta para mí. Ella me encaró y cerró la puerta con cuidado para que Alfredo no nos escuchara. Subimos las escaleras y entramos en mi cuarto.

JUEGOS | Fanfic Simbar (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora