Capítulo 64: Feliz Cumple, Bonita

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Ámbar

Era mi cumpleaños. Era un poco raro darme cuenta que estaba un año más vieja. Simón, Matteo y Sol me abrazaron cuando el reloj mostró que era medianoche. Estábamos los cuatro en la mansión viendo películas en la alfombra de la sala de estar.

- Feliz cumple, Bonita. – Simón dijo dándome un beso. - ¿Cómo te sientes estando un año más vieja?

- Rara. – Admití. – De un minuto a otro gané un año más.

- Feliz cumpleaños, hermanita. – Sol me abrazó y Matteo hizo lo mismo. - ¿Quieres tu regalo ahora o después?

- Ahora, obvio. – Respondí sin pestañear.

- Entonces, vamos a buscarlo. – Sol parpadeó uno de sus ojos a Matteo y ellos se levantaron del suelo. Los dos subieron las escaleras y Simón apagó la tele.

- ¿Qué es eso? ¿Una señal? – Cuestioné y él asintió.

- Pediste tu regalo ahora. – Él me miró fijamente y sacó una cajita de terciopelo de su bolsillo. – Es tuyo. – Simón me extendió la cajita y tuve miedo de abrirla. Quería y no quería que fuera lo que estaba pensando.

- Bueno... - Forcé una sonrisa sin lograr alcanzar la cajita. Simón la abrió y vi un anillo. – Bueno... - No creía que realmente era un anillo. No tenía palabras para expresarme.

- Tranquila, bonita, es un anillo de promesa. – Simón me explicó dándose cuenta del espanto en mi rostro. – Solo un anillo de promesa, pero en el próximo año no te prometo que no voy a intentar otra cosa. Como, no sé, compromiso.

- Es muy lindo. – Dije, mirando al anillo. – Gracias, mi amor.

- Dame tu mano. – Él pidió y le extendí mi mano. Simón puso el anillo en mi dedo y miré al objeto. Era una responsabilidad enorme tener algo así. – Te tengo otro regalo, pero solo lo voy a regalar en tu fiesta. Creo que te va a encantar.

- Todo lo que vos haces, me encanta. – Admití y lo besé.

- Que lindos, pero puedes abrir mi regalo. – Sol nos interrumpió y tiró un paquete encima de mí. – Yo solamente fui a buscar el regalo. ¿Cómo estás comprometida?

- Es solo un anillo de noviazgo, de promesa, no empieces a pensar otras cosas. – Encaré a mi hermana, riéndome. Abrí el regalo de Sol y vi que era una muñeca. – Es muy lindo, pero...

- Eres tú. – Ella me explicó como si fuera obvio. – Tu y tu vestido azul. El vestido que Alfredo recrió para la fiesta. Yo también hice con que alguien lo recriara, pero en una versión para muñecas. También hay el Simón versión muñeco. – Ella me dio otro paquete y lo abrí. Era realmente un Simón versión muñeco.

- Gracias, Sol. – Agradecí a mi hermana y la abracé mientras reía de los muñecos.

- No sabía que regalarte, entonces, Sol me ayudó. – Matteo también me regaló algo. Abrí el regalo y vi un vestido. – Sol fue la que eligió. No soy bueno para esas cosas.

- Me encantó, gracias. – Agradecí al novio de mi hermana y lo abracé. – Gracias, Matteo.

- ¿Por qué no seguimos viendo las películas? – Sol sugirió y empezó a elegir otras películas. – Y prepáranos algo para comer. Ámbar, tú no te muevas. Simón o Matteo, por favor.

- Ya sé que cocino mal. – Rodé los ojos y Simón se fue a cocina con Matteo.

En la noche, estaba recibiendo mis invitados cuando llegaron Jazmín, Delfina, Pedro y Nico. Los cuatro me abrazaron y dieron varios regalos. Nico apuntó a su regalo y lo encaré.

- Creo que te va a encantar. – Nico dijo riéndose y yo tuve que abrirlo antes de la hora. Eran pendientes. – Son dos. Espero que no pierdas el otro.

- Pero si lo pierdes, no lo hagas en nuestro apartamento. – Pedro pidió y yo rodé mis ojos, riéndome.

Puse los regalos en una caja y volví a la pista. Simón me sacó para bailar y bailamos cerca de Matteo y Sol. Nos quedamos toda la fiesta bailando. Solo nos separamos cuando él me dijo que ya volvía y no volvió. Vi cuando Sol presentó a la Roller Band junto a Matteo y ya sabía que significaba aquello.

- Esa canción la dedico para la mejor novia del mundo y deseo que ella cumpla mil años más, todos a mi lado. – Simón dijo en el micrófono y Delfi, Jazmín y Sol se quedaron a mi lado.

Ellos empezaron a cantar y no pude dejar de sonreír a Simón. Era un regalo tan increíble. Yo ya tenia tres canciones. Las chicas grabaron la presentación para sus canales mientras yo y Sol bailábamos. 


Cuando la canción se terminó, los aplaudimos y ellos cantaron otras canciones. La fiesta se terminó cuando solo estábamos Sol, Matteo, Delfina, Pedro, Jazmín, Nico, Simón y yo.

- ¿Te gustó mucho la canción? – Simón me preguntó y yo asentí. - ¿Estás segura?

- Sí, segurísima. – Contesté a mi novio. – Pero, Simón, necesito que me ayudes en algo. – Susurré para que nadie nos escuchara.

- Sí, claro. – Él acordó y tomé su mano.

- Buenas noches, chicos. – Dije, subiendo las escaleras.

- ¿Adonde van? – Sol preguntó gritando.

- Tenemos que hablar con Sylvana. Ella me llamó muchas veces. – Respondí, siguiendo a subir las escaleras.

Abrí la puerta de mi cuarto y Simón entró. Yo cerré la puerta y él me tiró en la cama.

- Hablar con tu madre. – Simón se rió. – Esa fue la peor disculpa que ya escuché en mi vida.

- Fue lo único que pensé para convencer a Sol. – Contesté a mi novio. – No podía decir que quería quedarme un poco sola con vos. Ya sabemos cómo es Sol.

- Sí, lo sé. – Él acordó conmigo y miró a la puerta. – La puerta no está con llave.

- Ni la vamos a cerrar. – Respondí. – Las luces están apagadas. Nadie vendrá a mi cuarto.

- ¿Estás segura? – Él levantó una de sus cejas y yo asentí, lo besando. – Pero, ¿y si alguien viene a buscar algo? – Simón interrumpió el beso y yo rodé mis ojos.

- Relájate un poco, mi amor. – Pedí y abrí mi vestido, tirándolo a algún lado del cuarto.

- Tienes razón. – Él volvió a besarme mientras yo intentaba sacar su camiseta.

- Pero que lindos. – Sol abrió la puerta y encendió la luz.

- ¿Qué haces? – Pregunté, encarando mi hermana. Vi Matteo también en el cuarto y Simón rodó sus ojos.

- Estaba segura cien por cien que la historia de hablar con Sylvana era mentira. – Sol se rió. – Eso es por lo que hicieron en la otra fiesta. ¿Se recuerdan?

- Ya te puedes ir. – Dije, volviendo a encarar mi hermana. – Ya te vengaste.

- Lo nuestro fue aun peor. – Sol recordó. – Debía tener esperado un poco más.

- Chao, Sol. – Apunté la salida y ella rodó sus ojos, llevando a Matteo y cerrando la puerta.

- La llave, Ámbar. – Simón me miró como si dijera que tenía razón y yo me levanté para cerrar la puerta con llave. – Yo sabía que algo así podría pasar.

- Ya no pienses en eso. – Pedí, lanzándome en su dirección. – Tienes otras cosas a pensar.

- Sí, creo que tienes razón. – Él acordó y volvió a besarme.

JUEGOS | Fanfic Simbar (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora