Capítulo 13: Confusión

1K 85 2
                                    

Ámbar

Pasé el día siguiente con Jazmín, Nico, Delfina y Pedro en la playa. No quería mirar a Matteo y como Delfi me había invitado, acepté. Los chicos estaban tan ocupados con sus novias que ni me registraron y pelearon conmigo. Me sentí un poco desplazada con tanto romance cerca de mí. También sentí un poco de envidia.

- ¿Te pasó algo? – Delfina preguntó así que yo me levanté.

- No. – Negué y puse mis gafas. – Solo voy caminar un poco.

- Ok, regresa pronto. – Jazmín sonrió y yo me fui con el celular.

Simón aún no me había mandado ningún mensaje diciendo que estaba bien y no podía dejar de preocuparme. Caminé hasta donde estuvimos el día anterior y sonreí. Saqué mis gafas y inspiré el aire de aquel lugar. Quería poder haber pasado más tiempo junto a él. Miré a todos lados y suspiré. El recuerdo estaba tan presente ahí que casi lo podía ver cerca de mí. Me costaba creer que Simón ya no estaría en la mansión o me llamando para la pista. Me había quedado tan acostumbrada con su presencia. Sonreí, me estaba sintiendo nostálgica.

Tomé mi celular y digité un mensaje a Simón, pero lo borré antes de enviar. Rodé mis ojos y puse mis gafas de vuelta. Volví hasta donde estaban las parejitas felices y Delfi me miró de manera rara.

- ¿Qué pasa? – Pregunté.

- Tus gafas están al revés. – Ella respondió y saqué mis gafas. - ¿Dónde estabas con la cabeza?

- Muy lejos de aquí. – Admití. – Unas buenas horas lejos de aquí.

- ¿Es algún código? – Pedro preguntó a Delfi. – Juro que no la entendí.

- Yo tampoco. – Delfi sonrió al responder a su novio.

- Ni yo entiendo que estoy sintiendo. – Sonreí. – Creo que necesito que se acaben las vacaciones.

- Aun hay mucho que pasar, Ámbar. – Jazmín intentó animarme. – Aún se quedan unas semanitas.

- Para mí ya no hay más nada para pasar. – Respiré hondo y puse las gafas de modo correcto.

- ¿Por qué quieres tanto que se acaben las vacaciones? – Delfi me preguntó mirándome de forma sospechosa.

- Quiero volver a casa. – No era una total mentira. Necesitaba irme para casa y descubrir más de mi pasado. – Y volver a la pista. Tengo unos pasos en mente.

- Me parece que hay algo más. – Jazmín sonrió a Delfi. – Tienes algo diferente en tu mirada.

- No entiendo donde quieres llegar. – Me hice de tonta.

- No sé. – Jaz me miró fijamente. – Estás distinta.

- Sigo la misma. – Miré a otro lado y mi teléfono empezó a sonar.

- ¿No vas a contestar? – Delfi me preguntó y yo negué. - ¿Solo porque estamos aquí o qué?

- Debe ser el padre de Sharon que me llamó toda la mañana. – Mentí. – No quiero hablar con él y menos ahora. Después lo llamo de vuelta.

- ¿Ya encontraron tu madrina? – Nico cuestionó y negué. - ¿No tienen ni idea donde ella puede estar? Cuando aún no tenía viajado, vi papeles por todo el barrio. Él está muy preocupado.

- No tenemos ni idea donde ella puede estar. – Suspiré. – Ella no va a volver. Estoy segura de eso.

- Ojalá ella vuelva. – Delfi tomó mi mano. – Puedes siempre contar conmigo.

- Gracias, pero no necesito ayuda. – Agradecí y sonreí. – Creo que voy volver a la mansión. Tengo que hacer unas cosas y estoy muy desplazada con tanto dulce.

- Bueno, hasta después. – Pedro se despidió y los otros lo hicieron enseguida.

Llegué en la mansión y fui corriendo al cuarto. Miré al celular y cerré la puerta. Simón me estaba llamando y yo no sabía si lo contestaba o no. Él empezó a llamarme por videollamada y tuve que acéptalo. Puse los auriculares y lo atendí.

- ¿Cómo estás, bonita? – Simón preguntó sonriendo.

- Bien ¿y vos? – Contesté y también sonreí. - ¿Cómo estás con tu abuela? ¿Ella está ahí?

- No, ella salió a poco, Ámbar. – Simón me respondió mirando a otros lados. – Pero ella está bien, gracias por preguntar.

- No, para nada. – Hice una pausa. – La quería conocer, pero creo que no tengo suerte.

- Sí, no tienes. – Él se rió. – Ella salió a poco de verdad. Si me contestas antes, la habías visto.

- Creo que no faltaran oportunidades.

- Eso también creo yo. – Él suspiró. - ¿Y como está todo ahí? ¿Ya peleaste con mis amigos?

- No. – Me reí. – Estaba en la playa con tus mejores amigos y sus novias. Hay un progreso por aquí, señor.

- Un muy bueno progreso, señorita. – Simón se calló y nos quedamos mirándonos sin decirnos nada por un tiempo. – Ya te extraño. No me lo puedo esperar por verte otra vez.

- Sí, nos veremos pronto. – Forcé una sonrisa. No lograba decirlo lo que estaba sintiendo. – Todo pasará muy rápido te lo garanto.

- Mismo así te extraño, bonita. – Él insistió y yo me quedé callada. - ¿Te pasa algo?

- Tengo que hacer unas cosas aquí. – Mentí. – Llámame después y te contesto si puedo.

- Ok, buenas noches. – Simón sonrió y me mandó un beso.

- Aún no es noche. – Miré a la ventana. – Aquí aún es tarde.

- Sí, pero aquí es noche. – Él me encaró. – Y como no vamos hablar más hoy, te deseo una buenísima noche. Y te deseo que sueñes con cosas bonitas.

- Tu también, chao. – Encerré la llamada y tiré el celular en la cama. No conseguía decirle las cosas y eso me molestaba un poco.

Solo bajé las escaleras cuando creí que todos estaban durmiendo. Fui a la cocina y encontré a Matteo. Él me miró de forma irónica y yo lo encaré de vuelta.

- Te escuché esa tarde. – Matteo dijo sin ceremonias. - ¿Estabas hablando con tu novio?

- No tengo novio. – Respondí. – Ahora déjame en paz.

- Espero que no tengas olvidado de lo que te dije. – Él sonrió. – Simón tiene una novia allá.

- Ya no me mientas, Matteo. – Pedí. – No me digas tonterías.

- No te estoy diciendo tonterías. Te estoy siendo sincero. – Matteo suspiró. – Es una lastima que tu creas en Simón mientras él te engaña.

- No me engaña porque no tenemos nada. – Afirmé. – Y yo no te creo para nada. Mentiste a Simón y también lo hiciste conmigo. Mentiste para los dos y no sé por qué.

- No te mentí, Ámbar. – Matteo tomó mi mano. – Si estoy diciéndote eso es porque me importo contigo. Simón no es para ti y tienes que entender eso.

- Ya te dije que no pasa nada entre nosotros. – Volví a afirmar. – No insistas más, Matteo. Y déjame pasar porque tengo que tomar un vaso de agua.

- Ok, pero cuando él te diga que no está con su familia, recuerda lo que te dije yo. – Él sonrió pareciendo darse como ganador. – Está en la casa de su novia.

- Gracias. – Sonreí irónica y Matteo se fue.

Abríla heladera y agarré una botella de agua. Bebí un poco y volví a la cama. Lavoz de Simón diciéndome que su abuela no estaba me vino a la cabeza y despuéslo que me había dicho Matteo. Balancee mi cabeza intentando olvidar aquelpensamiento estúpido, pero no podía. ¿Estaría de verdad Simón con la novia enMéxico? Decidí irme a dormir y cerré mis ojos con mi mente sin saber en quecreer.    

JUEGOS | Fanfic Simbar (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora