Epilogo

1K 76 10
                                    

Ámbar

5 años después.

Había terminado un dibujo más para el desfile de moda que pasaría en pocos días. Me estiré y bostecé, estaba un poco cansada de tanto trabajar. El proyecto me parecía bueno y encerrado. Ya estaba allá hacían unas buenas horas.

- No hagas eso, Pedro. – Escuché cuando volví a la realidad. Era Delfi con su hijo. Sí, el hijo tenía el mismo nombre del padre. Todo porque Pedro se quedó muy triste cuando se enteró que el hijo de Simón y yo era una niña. Delfi descubrió que estaba embarazada poco tiempo después y por suerte, era un niño. – Por favor, Pedrito, no hagas eso con el perro. – Ella estaba molesta y yo me volteé para verlos. Pedrito estaba intentando tirarle de la cola al perro. – Berto es un buen chico. – Delfi dijo a su hijo hablando de mi perro.

- Florencia, para un poco, hija. – Era la vez de Jazmín intentar contener a su hija de correr por todo mi apartamento. Eso pasaba todo el tiempo. Flor era la energía en persona y Jazmín no la conseguía acompañar ya que estaba en sus últimos meses del segundo embarazo. – Por favor, Flor, no hagas eso a mamá. Estoy con su hermana aquí dentro no puedo correr detrás de vos todo el tiempo.

- Nada raro. – Miré a toda aquella escena y me levanté de la mesa que estaba trabajando. Vi Sofí, mi hija más vieja mirando a la tele algo que hablaba de prensa y conciertos. - ¿Qué haces? – Cuestioné, sentando a su lado.

- Vi a papá. – Ella apuntó a la tele y yo sonreí. - ¿Cuándo él vuelve?

- En algunas horas, creo. O algunos días, no lo sé. – Respondí. - ¿Quieres algo para comer?

- No, quiero a papá. – Sofí dijo y yo rodé mis ojos. – No te pongas celosa, mamá. También te quiero mucho.

- Cuatro años y ya dice todas esas cosas, ¿Cómo es posible? – Delfina me preguntó y yo le respondí, haciendo una señal como si dijera que también no sabía. Sofía era muy inteligente.

- ¡Quiero comer! – El pequeño Pedro gritó de repente. – Tengo hambre, mamá.

- Ok, ok, Pedro. – Delfi contestó al hijo y suspiró. – Voy hacer algo para comer. No sé dónde estaba con la cabeza cuando acepté esa idea idiota de poner el mismo nombre de mi esposo a mi hijo. Son como copias. Imparables.

- Por favor, Dios, haga con que María sea un poco más calma que Flor. – Jazmín pidió en voz alta. – No voy a poder con dos baterías que no se acaban nunca. – Ella me miró. – Tienes suerte que Santi es muy calmito. Y Sofí también. ¿Qué hice de malo para que Flor sea imparable?

- Simón nunca fue imparable y yo tampoco. – Respondí. – Creo que son tus genes, Jazmín. Vos siempre fuiste imparable y con la cabeza a mil por hora queriendo hacer todo al mismo tiempo. Nico ya es un poco más calmo.

- Lento y parado, lo diría. – Ella rodó sus ojos. – Espero que Mari sea así.

- Hablando de Santiago. – Miré a la sala buscando a mi otro hijo. - ¿Dónde está él?

- No lo sé. – Jazmín afirmó y también empezó a buscarlo.

- Tu otro hijo está en el cuarto intentando tocar la guitarra que su padre lo regaló. – Delfi se acercó de mí y contestó. – Creo que él necesita unas buenas clases porque está terrible.

- Pobre de mi hijo. – Encaré a Delfina, sonriendo y fue hasta el cuarto de Santi. - ¿Qué haces, Santi?

- Mamá, la guita. – Él apuntó a la guitarra. – Papá.

- Sí, él se va a quedar muy orgulloso de vos. – Di un beso en la cabeza de Santi. - ¿Quieres algo para comer? ¿Tienes hambre?

- No. – Él negó y se levantó, corriendo hasta la sala.

JUEGOS | Fanfic Simbar (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora