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-Eh, Candia ¡Apareciste! -Empezaron a gritar una vez que se dieron cuenta de que estaba ahí. Yo aproveché para mirar a Lux y juro que su carita valía oro. La del pecoso también.

-Es que estaba muy ocupado llevando gente al infierno.

-Estabas violando menores.

-JAJAJAJA -Me tente, ahre sí.

Matías se incorporó y fue a saludar a los chicos mientras Marti y Lux se acercaban a mí. Sonreían de oreja a oreja y aunque se hacían las rescatadas se les re notaban las ganas de gritar.

Se sentó una a cada costado y me miraron. Yo no entendía que brga pasaba.

-Asdfgkjflekel -Balbucearon las dos.

-Qbsmsndnw?

-Ajskqndnw!

-JAJAJAJA.

-Boluda, no me acuerdo como se respira -Suspiró Lux, Marti la miraba re embobada, seguro se estaba acordando de su primer beso baboso, ahre.

-¿Para cuándo el chape con Candia? -Preguntó Marta. La miré con cara de orto.

-Loca, prefiero chapar con mí pijama.

-Mmm el que te regaló él -Dijo en tono de violadora serial, ahre. -Seguro que cada vez que te lo pones pensas en él -Empezó a levantar las cejas.

-No me gustan las pesadillas.

En ese momento los chicos se empezaron a carcajear y no entendíamos nada. Entonces Marta se acercó a hablar con ellos.

-¿Como estás? -Le pregunté a Lux como sí yo fuera el ser más comprensivo del mundo.

-No sé -Lpm, esa sonrisa no se le va hasta mañana. -Rara -Se reía sola la boluda.

-Los voy a Shippear, PecaLux forever.

-Se llama Leo, boluda -Las dos nos reímos.

-Leux entonces -Le guiñé el ojo.

Marta nos hizo señas para que nos levantaramos. Parece que nos íbamos a tomar un helado o algo así.

Nos fuimos caminando hasta que encontramos una heladería y cuando entramos los chicos se acercaron a pedir.

-Disculpe ¿Venden helado? -Dijo el pajero de Santiago y todos nos partimos de risa, menos la empleada que andaba re ortiva.

Salimos todos con un palito de agua y nos sentamos en una placita que había justo al frente.

Empezó a vibrar un celular. Era de Leo.

-Hola ¿Ma? -Ese fue el detonante que indicó a todos que tenían que empezar a gemir.

-Eh, Leo, devolvé el vaso, hijo de puta.

-Trae los condones.

-Volvé a la cama, bebe.

-Ah! Más fuerte! Ah!

¿Es posible llorar de la risa? Creo que me estaba por pasar, ahre.

Estos pendejos, que tenían bastante pinta de pelotudos, me empezaban a caer bien. Hacía mucho que no socializaba con personas que no fuesen Marti o Lux.

Estaba re perdida pensando en cosas hasta que me hablaron y yo en mí confusión, di vuelta la cabeza y le estampé la nariz al helado de alguien.

-Mmm, helado de mocos -Era Nico, otro de los chicos. Que linda forma de quedar como pelotuda.

-Perdón, fue sin querer -Me disculpé mientras me limpiaba con la servilleta.

-No pasa nada. Te vi re perdida y pensé que te pasaba algo -El pibe desprendía belleza, ahre. Un poco más y brillaba.

-No... Es que... me quedé pensando, que fue re piola conocerlos -Me sinceré.

-Todavía no nos conocemos nosotros, pero deberíamos -Nos sonreímos. Nos casemos bebé, ahre. -Toma, para que te limpies -Me dio una servilleta y se levantó.

-Pero ya me... -Abrí la servilleta. -Limpié -Nico ya se había ido.

La servilleta tenía su número.




N/A: Una garcha, ah.

¿Te callas un ratito? Joya | Matías CandiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora