55|Miraditas.

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Passenger | Let Her Go

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|ANNABET FOSTER|

Arrugo el ceño mientras observo a Lexía jugando junto a otro cachorro que aparenta ser mucho más grande que ella, es de pelaje color chocolate y parecer ser de la raza Golden; si no me equivoco. La pequeña o mejor dicho, la no tan pequeña cachorra ladra y corre por el jardín junto al otro perro, mientras que Timmy y Kira corren detrás de ellos.

—¿De dónde salió ese perro? —inquiero, dejando mi bolso a un lado y observando a Owen.

—Vino junto al señor Clark, Layla dijo que te había dicho que si podían traer a alguien más.

—Pensé que era un humano del cual hablábamos.

Sonríe y se inclina hacia adelante, quedando cerca de mi rostro.

—Al parecer era un perro —susurra y me besa.

Entierro mis dedos en las hebras de su cabello y atraigo su rostro más hacia mí, sonrío mientras nos besamos y vamos retrocediendo hasta que mi espalda choca contra la fría pared de la cocina. Estos días hemos estados ocupados, él con la construcción del hotel, yo con algunas cosas del trabajo y una que otra cosa, además de que pasamos la mayor parte del tiempo con Timmy, quién duerme pracricamente todas las noches junto a nosotros.

Tiene miedo de que me vaya en medio de la noche como lo hice hace un mes.

—¿Saben dónde...? ¡Iug! —brama Gem detrás de Owen—. Saben, arriba hay muchas habitaciones, pueden tomar una de ella y hacer lo que quieran hacer en privado, no en público y muchos menos en la cocina, señores.

Owen ríe contra mis labios y la mira sobre el hombro.

—Ella no quiere subir.

—¡Owen! —chillo y golpeo su hombro.

La sangre se acumula en mis mejillas y me aparto de él mientras se ríe entre dientes.

—¿Qué ocurre, Gem? —inquiero intentando esconder mi verguenza.

Ella sonríe divertida y se cruza de brazos mientras me mira con picardía, haciendo que mis mejillas se tornen más rojas de lo que ya deben de estar.

—Tu padre necesita la salsa mágica que hace —dice sonriendo—. Me envió por ella.

Asiento y camino hasta la nevera para tomar el embace con la salsa y dárselo, susurra un gracias y se marcha de la cocina. No sé qué posee esa salsa, pero es bastante buena. Me giro hacia Owen y arqueo una ceja en su dirección, mientras que él sonríe inocente.

—Eres un idiota.

—Y tu muy bonita —se acerca a mí y deja un casto beso en mis labios—. Y enfadada eres aún más bonita.

—Idiota halagador —mascullo y se echa reír con fuerza.

Sonrío un poco y él se encarga de entrelazar nuestras manos pasa salir al jardín. Hay muchas personas, están mis padres y los de Owen, además de los padres de Layla y los amigos de la familia. Nadie está cumpliendo años, no hay ninguna fecha para celebrar, todo ha sido espontaneo al decirles a todos que queríamos hacer una comida como una inmensa familia.

—¿Sofía vendrá? —inquiere Owen.

—No puede, debe viajar a cada de sus padres por asuntos familiares.

Déjame amarte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora