09|Fleur.

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Marshmello - FLY

Con ayuda de él, aunque no es mucha, lo llevo hasta la habitación principal; sentándolo en la gran cama matrimonial que está en el medio de la habitación

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Con ayuda de él, aunque no es mucha, lo llevo hasta la habitación principal; sentándolo en la gran cama matrimonial que está en el medio de la habitación.

—¿Necesita que llame a alguien? —pregunto al verlo acostarse en la cama.

—No, gracias —dice jadeando.

Muerdo el interior de mi mejilla al no saber qué hacer. Sus ojos están cerrados, su pecho sube y baja con irregularidad y su cuerpo, está cubierto por el edredón blanco. Me acerco cuidadosamente, extiendo mi mano y toco su frente, la cual está caliente. Sus ojos se abren con pesadez y observan los míos, intento apartar la mano pero él la sostiene.

—Debe ir a un hospital —susurro—. Esta hirviendo en fiebre.

—Solo es una simple gripe. —Baja mi mano hasta su pecho, donde siento como su corazón martillea con fuerza.

—No es una simple gripe. —Frunzo el ceño y mi voz sale mandona cuando agrego—: Sera mejor que llame a su hermana o a alguien.

Aparto mi mano de su pecho y me doy la vuelta, dispuesta a buscar a alguien. Cuando voy a dar un paso, una cálida mano rodea mi muñeca, deteniéndome. Sigo la mano hasta dar con sus ojos azules.

—No —susurra débil y agarra mi muñeca con un poco mas de fuerza, jalándome y acercándome al borde de la cama—. Quédese, no se vaya.

—Joven Owen...

—No me hable de usted, Anne. —Hace una mueca—. Solo soy Owen.

—Está bien, Owen —digo y coloco mi mano libre sobre la suya; la cual sostiene mi muñeca—. Debe ir a un hospital, la fiebre está demasiado alta.

—Estaré bien —dice, cerrando los ojos—. Solo no se vaya.

Observo como su respiración se va calmando y siento como el agarre en mi mano deja de tener presión. Aparto su mano de mi muñeca, colocándola sobre su pecho.

« ¿Se durmió?»

Muerdo con fuerza mi labio inferior, ¿qué debo hacer? Dejó salir un suspiro y salgo de la habitación, dejando la puerta abierta. Recorro el pasillo hasta llegar a la sala, veo el porta planos en el suelo, donde lo deje para poder llevar a Owen a la habitación. Me acerco y lo recojo, para después colocarlo encima de la isla de granito de la cocina.

—¿Anne? —preguntan en un jadeo débil.

Giro sobre mis talones con el ceño fruncido, recorro con la mirada la sala y después me encamino hacia el pasillo, donde un débil Owen está apoyado en el marco de la puerta.

—¿Qué cree que está haciendo? —inquiero, caminado hasta él.

—Pensé que te habías ido.

Déjame amarte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora