** Advertencia** Drama y violencia.
< Baltazar pov >
Las hojas crujían con mis pasos, tranquilos, sin nada que perder ni temer, observando de forma desinteresada el panorama, la penumbra de la casi tarde, el sol escondiéndose, yo acechando.
Sonreí, cuando al acercarme a uno de los árboles pude sentirlo, lo olía, reconocía perfectamente ese olor, dulce pero fuerte, débil pero determinado: Alexander.
Eso me incentivó a saber que iba por buen camino, pero al parecer, no se encontraba solo, otro olor, bastante peculiar, era como yo, por lo menos hasta cierto punto; un mestizo.
De igual forma no me preocupé, no podía sentirlo cerca, más a mi presa sí, y era justo lo que necesitaba y venía de maravilla en ese momento.
Caminé con calma, un sendero borroso por un frondoso bosque, hasta culminar, en las orillas del mismo, un sendero mejor trazado, hasta encontrarme con una residencia bastante escondida, el olor era mucho más fuerte. Supe que él estaba ahí.
Respiré profundamente, acercándome con sigilo, de un sólo movimiento llegando hasta una de las paredes, percibiendo una corriente de aire, una ventana abierta. Era increíble lo fácil que había resultado, debía ser suerte, casualidad, el azar, quién sabe.
Deslice con lentitud el marco, para caber mejor, me introduje de forma silenciosa en la casa, sintiendo el aroma de Alexander y del desconocido impregnar toda la casa. A paso silencioso, inspeccioné toda la casa, hasta oír a varios metros de distancia unos pequeños pasos aproximarse. Me mantuve quieto entre la penumbra de los muebles, hasta percibir esa silueta tan pequeña de espaldas, su pelo negro, despeinado y algo largo, su tez blanca, esa prenda grande y holgada, era él.
— Cariño... Me alegra por fin encontrarte.—le dije en un susurro, con una sonrisa incontenible brotando de mis labios, asomándome para apoyarme por sus hombros, y acariciar estos levemente, cerca de su oreja.— ya no escaparás de mi, ¿verdad, amor?
< Alexander pov >
Había pasado un largo tiempo, muy pacífico...muy precioso. Las cosas iban de maravilla, tanto entre Akiraka y yo como en mi embarazo. Aquello era hermoso y tranquilizante ya que sabía que estaba cercano a dar a luz y aquello nos tenía ansiosos y preocupados a ambos.
Después de tanto tiempo e insistencia a fin había conseguido que Akiraka volviese a comportarse según su naturaleza, claro que sin descuidarnos a nosotros. Él, al igual que otros días o noches había ido de caza, y yo me había quedado solo en nuestro hogar. Cosa que ambos necesitábamos en cierto modo, soledad. Me había encargado de dejarle abierta una de las ventanas del salón para cuando volviese ya que nunca llevaba las llaves al salir.
Tras estar unas horas acostado en nuestra cama hablando con nuestro bebé me levanté al sentir algo de hambre, al parecer los antojos no habían acabado.
Bajé las escaleras con tranquilidad y me dirigí a la cocina para tomar un bol con cereales y chocolate, salí de la cocina comiendo tranquilamente cuando derrepente sentí como alguien me hablaba con tranquilidad, era...una voz que no reconocía, no era Akiraka y no parecía ser un ladrón por lo que estaba diciendo.
Dejé caer el bol con mis cereales al reconocer aquella voz, alejándome lo más rápido que pude y observándolo a la cara.
- B-Baltazar...¿ Q-Qué haces tú a... aquí ?- Pregunté observandolo aterrado, sintiendo mi cuerpo temblar por completo y mi respiración acelerarse.
< Baltazar pov >
Ladeé la cabeza, sin apartar mis sonrisa, a gusto con su expresión y postura temblorosa, pasando por encima del bol hecho pedazos, acercándome con lentitud mientras colocaba mis manos detrás de mi espalda.
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Entre la traición y la lujuria.
МистикаLa brisa resonaba en sus oídos. Tranquilo. Sereno. Muchos sinónimos que parecían encajar de la misma forma en cuanto a la forma en la que podía describir el ambiente. Se sentía bien. Respiró el aire, con esa sensación de paz en su interior, mientr...