< Akiraka pov >
Ha pasado una semana desde la serie de conmociones que han alterado mi vida diaria. Daniell no ha vuelto a llamar, ni interferir en nuestros pensamientos, incluso, unos días después, notamos como la marca en el cuello de mi Alexander había desaparecido por completo. Alexander no me había dicho porqué eso sucedía, así que tenía bastante curiosidad.
También, durante estos días decidí ir a buscar las demás cosas de Alex de su casa, decidí que se quedaría a vivir conmigo, por un tiempo indefinido, ya que, bueno, no quería separarme de él, y también al ser su elegido, era difícil no estar cerca, quería tenerlo conmigo todo el tiempo. Todo parecía ir normal, y me gustaba. Me sentía tranquilo y feliz.
También un poco ansioso, tendríamos... ¿bebés? ¿de verdad los tendríamos? Me sentía feliz de sólo pensarlo, aunque las posibilidades ahora eran sólo subjetivas, mi curiosidad me hacía pensar en un sin fin de posibilidades.
— Mira, amor, encontré bayas silvestres.—dije, arrancando un puño de esa pequeña fruta y acercándole mi mano a mi amado, ahora convertido en lobo. Habíamos decidido salir a explorar el bosque, a pesar de nuestra mala experiencia con la última vez que lo hicimos, quise salir por lo menos en los inicios, sin adentrarnos, buscando comida silvestre, ya que estaba aprendiendo a comer comida humana, primero prefería probar con la silvestre, tal vez sería una más sutil forma de acostumbrar a mi estómago. Porque sí, pensaba marcar a Alexander para que quedásemos unidos hasta que nuestras vidas se agoten, pero no lo vería como un saco de alimento, es mi elegido y mi amado, y si tenía que cambiar mi estilo de vida por él, lo haría.
Suspiré pensando en ello mientras seguíamos caminando, el olor a humedad natural, las hojas cayendo y el ambiente me tranquilizaba, mientras metía una de las bayas a mi boca, y masticaba a duras penas; sabía raro.
— ¿Quieres probar? Aunque no creo que sea tanto problema para tí como para mí.—reí un poco, acercando mis ambas manos hasta su hocico para que cogiera un poco.— de segur también estás acostumbrado a la carne y no la fruta de esa forma.—dije refiriéndome a su forma lobezna, con una sonrisa algo apenada, y al retirarme y colocar las bayas en una canasta, acaricié el puente de su nariz, besando su barbilla mientras me subía sobre él, acariciando su pelaje y siguiendo nuestro camino mañanero. También tendría que acostumbrarme al día.
< Alexander pov >
Había pasado una semana desde que todo había cambiado, mi celo ya había pasado por completo y ambos estábamos en calma juntos. Al parecer tiempo después Daniell había decidido marcar a alguien más, con aún más fuerza, por lo que su marca desapareció de mí, quedando solo la de mi amado.
Durante aquella semana me mudé con Akiraka, como una pareja oficial, era todo muy tierno y pacífico...muy perfecto. Estaba feliz, estábamos felices y eso era lo que importaba, nuestra felicidad y tranquilidad...lo mejor me era pensar en la posibilidad de tener un lindo y dulce bebé con Akiraka o incluso... quizá una preciosa camada completa.
- Grrr...- gruñí tranquilamente asintiendo al ver las bayas, las cuales eran perfectamente comestibles, tanto para él como para mí. Era de mañana y estábamos en el bosque, cuidando de ser vigilados o atacados por cualquier tipo de enemigo. Últimamente Akiraka se comportaba diferente, en muchos sentidos... Aquello me preocupaba y sorprendía, pero solo intentaba apoyarlo sin entender muy bien la razón de su cambio.
Nos mantuvimos caminando con tranquilidad, yo solo observaba expectante mientras él comía a duras penas, provocando que lo lamiese en toda la cara como señal de "ánimo".
- Grrr....- gruñí levemente asintiendo para acercarme a sus manos y tomar algunas bayas con mi lengua, aún estaban ácidas pero era un buen sabor. Asentí levemente, sin duda como lobo prefería la carne a unas pequeñas bayas pero no pensaba ir a cazar solo para mí sabiendo que él no podría disfrutar de mi caza . Lo observé, se le veía incómodo y cansado, tras recibir leves mimos le permití subir a mi lomo y nos dirigimos al bosque, buscando sombra, tranquilidad y soledad. Realmente estaba feliz con...mi elegido y futuro esposo.
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Entre la traición y la lujuria.
ParanormalLa brisa resonaba en sus oídos. Tranquilo. Sereno. Muchos sinónimos que parecían encajar de la misma forma en cuanto a la forma en la que podía describir el ambiente. Se sentía bien. Respiró el aire, con esa sensación de paz en su interior, mientr...