26.

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< Akiraka pov >

— Las cosas pasan por algo.—le dije tranquilamente en un suspiro.— nos ponen obstáculos para que sepamos apreciar mejor cuando las cosas buenas se avecinan.—inmediatamente al decir eso, lo miré, por unos segundos, desconcentrándome de todo, simplemente observándolo a él, observando cada detalle de su rostro, sin poder evitar sentirme abrumado por la sensación que se instalaba dentro de mí, algo que no había sentido desde hace mucho (literalmente): amor.

— Encontraremos una solución, no te preocupes.—no acostumbraba a hablar en este tipo de situaciones, pero sabía que Alexander necesitaba más que gestos. Incluso por él, me decidía a hacer un esfuerzo.

El sol ya se había colocado en el cénit, por lo que tuve que fruncir el ceño por la potente luz, de la cual no estaba para nada acostumbrado. De igual forma, no me hacía daño, sólo... Era molesto.

Entré a la casa con Alexander en mis brazos, y lo coloqué sobre la mesada para tener más acceso.— Vamos a curar esas heridas.—le dije con una sonrisa suave, y mojando un paño para pasar por sus pequeños raspones, dejándolos libres de polvo o arena.— Esta no es la forma más "estéticamente linda" de curarte, pero me asegura más de que no volverás a gopearte en el mismo sitio o que está sanado correctamente.—le dije sonriendo, y acercando su piel a mi boca para lamer levemente, cicatrizando sus heridas en cuestión de segundos. En ese recorrido, pasé sobre esa cicatriz larga que parecía aún fresca, a lo que me hizo recordar a su pequeño regalo de esta mañana.— me gustó mucho tu pequeño obsequio.—susurré besando levemente la herida.— pero no necesitas hacerte daño por mí.—saqué mi lengua y con suavidad la pase repetidas veces por esa zona, sintiendo el sabor seco de su sangre, y suspirando para separarme lo antes posibles, o podría descontrolarme.

Luego de eso, volví a colocar correctamente sus mangas, y el cuello de su camiseta, acariciando sus brazos. También pensaba en revisar su torso, pero no estaba seguro de si con todas estas emociones mezcladas, sería buena idea para Alexander el ejercer una opción que podría malinterpretarse fácilmente.

< Alexander pov >

Cerré los ojos, escuchando tranquilo sus palabras, en cierto modo sabía que tenía razón pero...la vida a estado siendo muy dura con nosotros. No pude evitar soltar un suspiro al terminar de oírlo, al notar su silencio. Abrí los ojos y me encontré con su mirada, me perdí en ella...era tan profunda y hermosa como él mismo.

- Eso espero...- susurré tragando en seco, sabía perfectamente que no sería fácil pero no por eso sería imposible, lo observé levemente, apreciando sus fraciones y rostro....No pensaba dejarlo.

Habíamos llegado a casa un poco después del atardecer, bastante romántico si no hubiese pasado lo que había ocurrido. Sentí cómo me colocaba en el mesón y asentí levemente ante lo que había dicho y me acomodé un poco más tranquilo.

Sonreí con melancolía al ver como trataba cuidadosamente mis raspones dejándolos completamente limpios. Asentí sonriendo a su pequeña broma para después sentir como su fría lengua pasaba repetidamente por mis heridas, dejando escapar uno que otro jadeo leve. Noté como lamió mi herida de esta mañana, la que había hecho por él...al parecer se dió cuenta del origen de esta, me entristecí al verlo así...¿ Porqué... ahora ?

- Solo...te estoy haciendo daño, ¿ No es verdad ? Si es así entonces... entonces...¿ Porqué me dejaste marcarte ? - murmuré sintiendo mis ojos arder, él se había separado de mi herida dejando un hilo de saliva entre sus labios y esta. - Pudiste...pudiste haberte ahorrado todo esto...- Murmuré abrazándome a mi mismo, solté un quejido cuando palpé una zona de mi cuerpo...¿ Y si...? ¿ Y si Daniell me había logrado hacer una marca temporal ?

Entre la traición y la lujuria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora