Entre la traición y la lujuria.

Sweet Dance

Marco:

Habían pasado unos meses, todo había sido muy tranquilo.

Pronto tendría a mi bebé y estaba tan ansioso como feliz, al igual que Daniell.

Habían pasado varias cosas durante el embarazo pero nada grave o problemático de lo que preocuparse a excepción de que ya era definitivo que nuestro bebé era un híbrido.

Aquello sin duda nos sorprendió mucho, Alexander y Akiraka nos habían ayudado a verificarlo al igual que con su bebé mediante el aroma.

Extraño y sorprendente, que nuestro bebé sería mayoritariamente vampiro pero a la vez un Omega, algo que al parecer "despertó" a Daniell ya que desde ese día se a vuelto mucho más sobreprotector tanto conmigo como con mi panza.

Al ya estar en mis últimos meses de embarazo mi cuerpo había cambiado completamente, tenía una hermosa y prominente panza, mis caderas, pechos y trasero se habían adaptado a los cambios del embarazo y me habían dado una figura mucho más femenina.

Era, sin duda increíble.

Estaba feliz, obviamente pero también muy preocupado al mismo tiempo. El embarazo y nuestro compromiso...Sin dudas el tiempo parecía estar sobre nosotros.

Suspiré levemente, habíamos decidido que nuestra boda se realizaría después de que tuviese a nuestro cachorro y eso...me emocionaba y preocupaba mucho.

Me encontraba en nuestra cama con algunas hermosas melodías que relajaba a nuestro bebé, suspiré cansado acariciando mi vientre y ojeando una revista con vestidos de novia, todos eran hermosos y yo estaba demasiado avergonzado como para decir algo, era una suerte que el proceso "sanguíneo" hubiese pasado o si no...Mi amado cargaría con más peso del que ya cargaba.

- Todo esto... Está pasando tan rápido - Me susurré a mi mismo, cerrando los ojos todo esto me parecía tan irreal...Que realmente necesitaba sentir a mi Daniell a mi lado.

Daniell:

Varios meses habían corrido como una ráfaga de viento, pero a la vez también sereno y apacible.

Nuestro bebé se desarrollaba con normalidad, ahora sabiendo que se trataba de ub híbrido, sólo incrementaba mi felicidad ya que me emocionaba de maneras indescriptibles el hecho de que, bueno, Marco y yo habíamos creado una nueva forma de vida, un ser vivo híbrido de vampiro y lobo, algo que rompería los estereotipos y rivalidades por completo.

Pensar en ello sólo me hacía sonreír cual bobo, pues, ahora era feliz, era increiblemente feliz con Marco a mi lado, y todo era ideal, realmente lo era.

Volvi al trabajo luego de tomarme ese lapso de tiempo para cuidar a Marco, ahora que ya se había acostumbrado mejor a su embarazo, me tomé la fuerza de voluntad de dejarlo solo, aunque tenía la posibilidad de salir más temprano del trabajo, eso en cierta forma me aliviaba, ya que necesitaba a mi pelirrojo en todo momento, ahora que se encontraba en periodo de embarazo, por obvias razones me volvía aún más loco, y no quería que absolutamente nadie se le acerque. Sólo yo, sólo yo podía tenerlo.

Suspiré algo cansado, sobando mi nuca mientras llegaba a casa, despojandome de mi saco y lanzandolo al sofá del salón junto a mi maletín. Me encontraba exhausto, y una buena ducha y una ronda de mimos a mi embarazado me vendría bastante bien.

Sonreí inconscientemente pensando en ello, mientras subía las escaleras, tocando ligeramente la puerta de la habitación para luego de unos segundos entrar expectante, observando con ilusión a Marco, quién murmuraba una canción de cuna mientras sobaba su pancita. No pude evitar quedarme en la puerta unos segundos, tranquilizandome con su canto, hasta finalmente avanzar hasta la cama, recostándome levemente del lado contrario, tomando el rostro de mi amado entre mis manos, besando su mejilla y labios.— me tranquiliza tu canto.—le dije de forma suave, para luego inclinarme a acariciar su barriga, dandole un pequeño besito mimoso.— ¿extrañaste a papi?—susurré mimoso hacia su pancita, con ilusión. Eso también me hizo acordar a la boda que planearíamos luego de que nuestro bebé nazca, y el solo pensarlo, me llenaba aún más de emocion, si era eso si quiera posible.