** Advertencia** Romance y sangre, mucha sangre.
Mariann:
Estaba muy nerviosa y ansiosa, después de todo lo que había pasado finalmente estábamos aquí, juntos. Nuestro bebé había nacido hacía ya unos meses, una perfecta mezcla de ambos, un fruto de nuestro amor, nuestro amor y felicidad hechos uno. Y aquí estaba yo ahora, parada temblando frente a un espejo admirándome en el vestido de novia mientras nuestro bebé dormía plácidamente en su cuna, finalmente había llegado el día de la boda y estaba tan nerviosa que no podía dejar de temblar pero claro, no estaba sola ya que Alexander se había ofrecido para ser mi...Dama de honor, algo bastante extraño pero agradable, él al igual que Akiraka se alegraron y nos felicitaron al enterarse de nuestra boda, aquello había sido muy tierno.
Suspiré frente al espejo mientras arreglaba mi velo, estaba demasiado nerviosa y...feliz, iba a unirme nuevamente con Daniell por el resto de nuestras vidas. Suspiré avergonzada, dando una vuelta y viéndome en el espejo.
Pronto finalmente seríamos marido y mujer.
Daniell:
El día había llegado. Todo había sido planeado tal y como Marco quiso, obviamente que con mi ayuda, pero me encantaba darle el gusto, y ver sus ojos grises brillar de emoción...
Sólo podía hacerme inmensamente feliz.
— Quiero verlo.—murmuré reticente, mientras Akira me acomodaba el saco y el moño, sonriendo apenado y negando con la cabeza.— Sabes que me dan igual las estúpidas tradiciones.—dije con un gruñido, el simplemente rió, haciendo caso omiso a mis palabras.
Me encontraba preparándome para el gran momento, donde Marco y yo haríamos oficial nuestra unión con un casamiento. No había mucha gente pero los más apreciados estaban presentes, y era lo que me importaba.
Alexander y Akiraka se habían ofrecido en contribuir. Aunque al principio me encontré sorprendido, acepté gustoso, pues terminé aceptando su relación, y el ver a mi sobrina sonriendo de oreja a oreja simplemente me contentaba completamente.
Todo era ideal.
Mariann:
Sonreí una vez lista mientras me observaba frente al espejo otra vez, estaba demasiado ansiosa. Alexander estaba ahí también, cargando a su bebé con cuidado y jugando con mi pequeño, se le veía verdaderamente feliz y tranquilo, también yo lo estaba.
Me acerqué dando una vuelta dejando lucir mi vestido y cuidando mi velo, él sonrió al verme y aplaudió mientras cuidaba de nuestros cachorros.
- Realmente...Pareces una chica - Murmuró sonriendo calmado pero manteniendo una voz burlona, lo observé molesto.
- Lo sé pero no por eso golpeo como una - Murmuré molesto, terminando de arreglar unos detalles de mi vestido. Él solo alzó las manos en señal de paz y se levantó para acercarse a ayudarme mientras sostenía a su bebé.
- Deberías ir con ellos, los hombres no tienen permitido ver a la novia antes del altar - Murmuré sintiendo sintiendo como me ayudaba con el velo y mi cabello, él suspiró mientras jugaba con su bebé.
- Bueno, si solo querías que me fuese pusiste haberlo dicho...Pero no creas que dejaré que ni hermano venga - Suspiró sonriendo tranquilo para después marcharse.
Yo solo sonreí, ansiosa y me acerqué a mi bebé para tomarlo con cuidado.
- Hoy es el día Allen, mami y papi van a casarse - le hablé a mi bebé con cariño mientras le hacía cosquillas.
Me sentía tan...plena, que nada podía salir mal.
Sebastián:
Todo había sido planeado desde que la noticia llegó a mis oídos, no pudiéndome quedar conforme ante tal atrocidad. Mi presa, mi pequeño juguete iba a casarse, sin si quiera haberse despedido de mí o haberme invitado a su acontecimiento, menudo malagradecido, ¿no? Después de toda la protección que le había brindado esos días oscuros, no hacía más que presumirme que había encontrado a un estúpido galán que la mantuviera mejor que yo.
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Entre la traición y la lujuria.
ParanormalLa brisa resonaba en sus oídos. Tranquilo. Sereno. Muchos sinónimos que parecían encajar de la misma forma en cuanto a la forma en la que podía describir el ambiente. Se sentía bien. Respiró el aire, con esa sensación de paz en su interior, mientr...