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< Alexander pov >

Me acomodé mientras lo mimaba levemente, se le veía tan tierno al dormir que no me decidí a dormir un poco a su lado, descansando tranquilamente .

No estoy seguro de cuánto dormí solo sé que desperté sintiendo unas caricias en mis orejas, por inercia, me acomodé observándolo cansado, no me gustaba cuando me despertaban. Lamí su cara al verlo despertar. Ronroneé levemente al sentir sus mimos y caricias, lo observé con ternura mientras guardaba su "comida", negué ante su pregunta ya que solo me había dormido unos momentos después de él. Lo observé un poco extrañado, se veía... demasiado débil, como un humano.

Asentí levemente preocupado, estaba un poco cansado por el hecho de no haber logrado dormir completamente, al verlo desaparecer por entre los árboles me levanté del suelo y empecé a oler el ambiente, habían olores muy potentes y contrariados.

Me aseguré de poder oír a Akiraka en la lejanía para poder alejarme y seguir aquel olor... Mientras más me acercaba a las profundidades el olor más fuerte se volvía, y entonces lo ví, un precioso ciervo se estaba desangrando. Me acerqué sigilosamente al ciervo y le rompí el cuello, acabando con su dolor de una forma bastante brusca.

«Quizás...Akiraka no pueda comerte crudo pero podría hacer un buen estofado con tu carne» pensé mientras tomaba el ciervo por el cuello para llevarlo donde estaba mi elegido. De un momento a otro oí un disparo, uno que casi rozó con mi presa, solté la presa y  me puse en posición de ataque. Espera. ¿ Dónde está Akiraka ?

Gruñí intentando buscar el origen del disparo, pisando mi deliciosa presa y cubriendo de sangre mis patas y dientes. Volvería posiblemente por ella luego.

< Akiraka pov >

— Suéltame.—dije forcejeando, ambos me habían tomado por los brazos, mi poca energía... A penas podía moverme, se sentía... Se sentía como ese día.

“—P-Por favor no me hagan daño.—había sollozado a mis cortos 7 años, sintiendo como me acorralaban contra esa fría piedra, la penumbra envolviendo sus rostros, todo era tan sombrío.

— Una aberración merece ser desterrada de esta vida, no mereces una vida aquí.—me habían dicho, a penas podía oírlos, sólo podía forcejear, sollozar y gritar, pero nada funcionó. Ellos terminaron por acabar con mi esperanza, mi dolor... Mi dolor era mi único amigo.

Es lo único que me queda.”

Gruñí sintiendo todos esos flashbacks en mi cabeza, conteniendo una inesperada fuerza en mi interior, mientras sentía como algo dolía, dolía mucho dentro de mí.

— Espero que vuelva pronto, ese disparo debió significar algo.—oía vagamente, no estaba prestando atención. Ellos estaban arrastrándome hasta lo más profundo de ese bosque, sólo podía pensar en Alexander.

«Alexander, búscame.» pensé con urgencia.

— Decían que aquí se habían visto unos lobos gigantescos, incluso parecían irreales de los grandes que eran.—les oí dialogar, y solo pude sonreir.

— Es real.—dije en un balbuceo, sintiendo como mi cabeza se balanceaba de un lado al otro por el movimiento, uno de los hombres me metió un puñetazo en el rostro sin que pudiera asimilarlo.

— Cállate, puta.—sentí un escalofrío, sólo pude quedarme callado, ¿porqué estaba siendo tan sumiso?— ¿Qué has tomado para venir hasta aquí? ¿Y pensando que te vamos a creer?—ambos rieron, mientras yo dejaba caer mi cabeza, viendo como mis pies retozaban en las hojas, tierra húmeda y piedras, por la fuerza en la que era arrastrado, no tenía mucha fuerza para caminar a esa velocidad.

Entre la traición y la lujuria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora