Todos somos especiales... Ya sea por nuestros habilidades mentales o por nuestro atletismo... Pero no para Elliot y sus amigos.
Para ellos ser especial es... Controlar la electricidad o la mente.
¿Como pudieron?
¿Con que ayuda?
¿Quien lo hizo?
Y...
Nos escoltaron para ir al interior de los terrenos del palacio.
- Elliot, ¿Tú viviste varios años en Inglaterra no?- dijo Sakura intrigada.
- Si, ¿Por qué?- respondió.
- Por que el único castillo que existe en Inglaterra es el de la Reina Isabel, bueno si no contamos la atracción de Hogwarts- expliqué interfiriendo en la plática.
- Eso tiene sentido- dijo Elliot para después soltar una risilla.
Los soldados nos llevaron a la puerta principal del palacio... Era una hermosura, todos sus muros color beige, y sus miles de ventanas le daban un toque espectacular.
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- ¿Enserio estamos en el palacio de la Reina Isabel?- dijo Axel con un tono ignorante.
- Claro- dije con cara de "obviamente".
- La reina los espera adentro- indicó uno de los soldados.
Dos soldados se colocaron a los laterales de las puertas y las abrieron. El piso estaba todo cubierto por una alfombra roja, un hermoso barandal dorado y dos escaleras al lado derecho e izquierdo que se unían en el centro en un pequeño balcón donde se encontraba la Reina Isabel.
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- ¿Así que ustedes fueron los que destruyeron el Big Ben?, ¿Saben que ese enorme reloj era una de las bellezas del mundo?- exclamó la Reina.
- Su Alteza, nosotros mmm no...- tartamudeó Elliot.
La Reina comenzó a rei mientras bajaba las escaleras del lado derecho.
- Ay niños no se asusten, Londres tiene suficientes euros para reparar cientos de Big Bens- habló la Reina entre risas.
- No esperé que la Reina fuera tan simpática- susurró Axel a mi oído y de inmediato solté una pequeña carcajada.
- Reina, ¿Pero por qué nos mandó a buscar?- preguntó Elliot.
- Se lo que ustedes poseen, sus dones, es por eso que quiero drenarles la sangre para ser inmortal- dijo sonriente.
