11. Italia 1/3

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Roma, Italia
Narra Genesis...

Acabábamos de ir por Tom, ahora ya estábamos volando hacía Italia. Era de noche y el frío de Rusia todavía se sentía desde las alturas.

- ¿Crees que Mateo nos encuentre?- preguntó Jordan.

- Si, o tal vez nosotros lo encontremos a él- dije un poco seria.

Durante la noche me mantuve despierta para seguir volando hasta llegar a Italia. Abrí camino entre las nubes y desdé arriba vi las luces que iluminaban toda la ciudad.

- Llegamos- dije con alivio.

Empecé a descender poco a poco hasta llegar a un pequeño parque entre la ciudad. Cambié de forma al momento en que toque el suelo, caminé unos metros y me detuve antes de llegar a la acera.

- ¿A donde vamos?- preguntó Tom.

- Tenemos que encontrar rápido a Mateo para ver si en realidad dice la verdad- dije severamente.

- Pues que esperamos- dijo Jordan alzando los brazos.

Caminamos por la carretera, la gente todavía transitaba en las oscuras calles de la capital Italiana. Llegamos a un edificio, donde estaba un chico con las mismas características que Mateo.

- Es él- dije señalando.

- Pues vamos- Jordan me tomó de la mano y entramos al edificio.

Subimos unas escaleras a gran velociodad, todos los departamentos estaban apagados, excepto uno, que por la abertura de la puerta se veía la luz del interior.

- Debe ser ese- dije señalando la puerta.

Corrimos a la puerta y entramos de golpe. Mateo estaba sentado en el sofá, con un short corto y una playera sin mangas, dejando ver sus gruesos brazos bien trabajados.

- ¿Esto... Qué hacen aquí?- dijo dejando un plato de palomitas en el suelo.

- Pues venimos a buscarte- dije ignorantemente.

- Hasta que te animas mi vida, esperen un poco y vamos a hacer todos los preparativos- dijo levantándose del sofá y llendo a una habitación.

Jordan y Tom se sentaron en el sofá mientras yo inspeccionaba toda la casa. Sobre un mueble alto habían fotos y retratos de Mateo con una mujer; supuse que era su madre y el niño él.

- ¿Qué tanto miras?- dijo Tom desdé el sofá.

- Sólo veo que... No hay fotos con su padre- dije cabizbaja.

Mateo salió de su habitación ya vestido; vestía un pantalón negro, unas botas del mismo color, una playera blanca de cuello de tortuga y una gabardina color mostaza.

- ¿Qué pasa?- dijo acomodando su cuello.

- Estaba viendo tus fotos... Pero no estás con tu padre, ¿A caso él...

- No... No murió, al menos no en la vida real, para mí sí. Cuando era niño golpeaba a mi madre y a veces a mí; cuando iba en la secundaria, tenía un novio... Y como sabrás, ser sacerdote y tener un hijo homosexual, pues era una vergüenza. Mi madre era la única que me apoyaba; un día él se enteró de mi homosexualidad y me golpeó como nunca antes, también a mi madre... Pero ella no corrió con la misma suerte. Me fui de mi hogar y me fui a vivir con una vieja amiga hasta que logré conseguir trabajo y pagar mi propio departamento. Lo malo es que... Es un servidor de Dios y cuando el muera no creó que lo vea en el paraíso, por que matar es pecado- explicó con lágrimas en los ojos.

- Pues... Por lo menos alguien te apoyó, en mi caso no tuve a mi padre a mi lado y mi madre me mintió- dije con un tono melancólico.

- Bueno, vamos a lo que venimos ¿Les parece?- dijo limpiando sus lágrimas.

- Si- dijimos los tres al unísono.

°.°.°.°.°.°

Salimos de su departamento y caminamos por unos quince minutos hasta llegar a un pequeño embarcadero.

- Vamos a Venecia, si nos apresuramos un poco podremos llegar a tiempo. Más o menos como a la media noche- dijo Mateo subiendo a una balsa.

Subimos uno por uno a la balsa y Mateo empezó a remar con un remo por el estrecho río. El frío del ambiente calaba en los huesos.

- ¿Y dónde está tu padre ahora?- preguntó Jordan.

- En Roma, en el Vaticano. Lo he visto muchas veces en la plaza pero no me atrevo a hablarle- dijo sin quitar la vista del río.

Pasamos una hora en la balsa hasta que llegamos a otro embarcadero muy bello. Por doquier habían cafeterías y restaurantes, obviamente cerrados pero muy bien decorados.

- Vengan, por aquí- dijo llendo a un puente.

Pasamos por debajo de un puente y de un costado había una especie de puerta de piedra, simulando el material del puente.

- Es aquí- abrió la puerta precionando un botón que simulaba un ladrillo.

La puerta se abrió como si se deshiciera y dejó ver un largo túnel plateado. Caminamos por el túnel y la puerta se cerró, dejando todo en completa oscuridad.

Alguien aplaudió, las luces se encendieron. Al final del túnel había una puerta plateada que se deslizó y nos permitió el pasó; adentro era una enorme habitación, con jaulas y peceras enormes con animales mutantes y criaturas.

- Ahora creó que lo que dijo Mateo sea cierto- dijo Jordan en mi oído.

Se escucharon ruidos entre las peceras, apenas y pudimos pasar y ahí estaba un hombre sentado en una silla plateada; era un hombre de estatura media, canoso, de piel muy pálida y delgado.

- Aquí están, Génesis, Jordan y Tom- dijo Mateo sentándose en otra silla.

- Bueno, bueno, hasta que tengo el honor de conocer a la hija del hombre que casi dominó el mundo, Génesis Griffin- dijo con una voz raposa y un poco aguda.

Se deslizó en la silla que tenía ruedas y me tomó del cuello con una mano robótica con los dedos de navajas.

- Eres tan parecida a tu padre, también a tu madre. ¿Sabes quién soy, cierto? Participé en la Segunda Guerra Mundial, con Hitler; juntos torturamos a tantos judíos y traidores en la Guerra... Sabrás que mis favoritas eran los niños, en especial a los que tenían deformaciones y a los gemelos... Aquí tengo a un gemelo... Pero falta el otro, ¿Lo consigues por mí?- presionó un botón.

De la oscuridad salió una máquina que sujetaba a una mujer de cabello rojizo.

- ¿¡Tía Tasha!?

...

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