22. La ley

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Narra Elliot...

Gabe llegó y se llevó a Amber y a Demian. Corrí para alcanzarlo pero fue inútil, sus saltos eran muy largos y todas las calles estaban destrozadas por los helicópteros caídos y las camionetas.

- Ay no- dije soltando un suspiro.

- ¡Elliot!- escuché la voz de Axel a lo lejos.

Me arrodillé, mientras el fuego de los helicópteros inundada todo París.

- ¿Estás bien?- preguntó Axel tocando mi hombro.

- Si, solo que... Vámonos- dije melancólicamente.

- No te sientas mal, la vamos a encont...

- ¡No es por eso! Tal vez si la encontremos, es ese chico no me da buena espina.

- No debes tener celos, cálmate.

- Ya no me importa... Si quiere estar con él o conmigo será su decisión. Sólo me hubiera gustado decirle que la amo antes de que se fuera; ojalá se lo pueda decir algún día.

- Como quieras, pero debes de entender que estás deacuerdo con quién decida estar.

En eso llegó Sakura, Adrien y Jessica, Leah venía atrás con Leonard y agentes del FBI rodeandolos.

- Esto va en serio, comandante busquelos por donde sea. Abajo de las piedras o incluso bajo las tapas de las alcantarillas... ¡PERO LOS QUIERO HAYAR!- dijo Leah con un tono no tan ella si no que más malévolo.

En eso una idea explosiva llegó a mi mente... París es famoso por su recorrido por las cloacas... Gabe debe estar abajo.

- Leah- la llamé y me miró.

- ¿Qué pasa?- preguntó más relajada.

- París es famosa por el recorrido por las cloacas no... Los túneles subterráneos, Gabe y los demás deben estar ahí- expliqué la situación.

- ¡Eso es Elliot!- me dijo muy entusiasmada.- Comandante, vayan a las cloacas puede que estén ahí.

Todos los agentes subieron a las camionetas y comenzaron la búsqueda. El comandante preparó su tropa, de nuevo otros helicópteros llegaron y escoltaban desdé las alturas.

- ¡Vamos por ellos!- dijo Leah sentada en el asiento del copiloto.

Los demás y yo nos sentamos en la parte de atrás. Aunque decidimos entre todos dejar a la reina en el departamento por su seguridad. De paso la dejamos y seguimos con nuestra ruta.

Seguimos en la camioneta, hasta que nos detuvimos cerca de una estatua con una puerta de piedra entreabierta.

- Es ahí- señaló Jessica.

Primero entraron dos soldados, dieron la señal y después nosotros y por último el comandante con otros cuatro agentes.

- Manténganse a alerta- dijo iluminandose con una lámpara que tenía su arma.

De vez en cuando pasaba una rata o algunas goteras nos distraían. Cerca de un nuevo túnel, se vieron huesos humanos.

- Jessica, ¿Qué es eso?- susurré algo asustado.

- Pog la peste negra, los mandagon a aquí paga mogig- explicó con susurros.

Por esa pequeña entrada apenas y podíamos entrar. Pasamos uno por uno hasta estar todos del otro lado.

Pero en esos momentos fue cuando empezó lo peor; el comandante iluminó un túnel, en eso algo como una rata enorme pasó corriendo a gran velocidad.

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