4. Heladeria.

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Narra Elliot...

Terminé mi helado, pagué y me fui. Caminé un rato en la plaza que estaba frente a la heladeria, me senté en una banca y saqué la lista que me dio Leah.

Me sentí como un inútil, todos los trabajos que iba a visitar ya estaban ocupados, ahora estaba enamorado de la chica de los helados y también quiero tener una educación adecuada.

Desdé la plaza se escuchó el timbre de la escuela que daba como terminadas las clases. Miré como Astrid se quitaba la gorra de su uniforme y la guardaba en su mochila. Entró a una pequeña habitación, al salir ya tenía otra ropa y guardó su uniforme.

Intenté dismular pero me vio.

- Sigues aquí, ¿Por qué tanta necesidad por trabajar?- preguntó y se sentó junto a mi.

- Por que ya no quiero depender de nadie, aparte quiero pagarle a alguien- expliqué brevemente.

Saqué la hoja con los trabajos y Astrid me la arrebató.

- Pero Hércules... ¿Como quieres completar todo en tan poco tiempo? Tienes que organizar todo.

- ¿Y cómo puedo hacer eso?- dije intentando quitarle la lista.

- Aquí también vienen opciones de estudio... Si quieres pagar algo, no debes ir a estudiar.

- ¿Y entonces qué hago?- pregunté de nuevo.

- Te voy a ayudar... Te vamos a conseguir un trabajo y una escuela.

- Muchas gracias Astrid- dije con una sonrisa.

Caminamos por las calles buscando empleos pero para mi mala suerte no encontré ninguno. Entramos a una pequeña biblioteca y empezamos a buscar en las computadoras opciones de escuelas.

- Mira, ese colegio te puede servir- señaló una de las opciones.

- No quiero que sea de paga.

- Entonces éste, está... No muy lejos de tu casa, ¿Vives cerca?- señaló otro.

- No quiero estudiar medicina, y si vivo cerca de aquí- reproche de nuevo.

- ¿¡Entonces qué Elliot!?- dijo apretando los dientes.

- No lo se... ¿No me convendría más un curso por internet?- pregunté dudoso.

- Esa podría ser otra opción, la educación al alcance de tu laptop.

- Listo, entonces esa- dije elocuentemente.

- ¡Oh! Y mira es gratis- dijo sorprendida.

- Entonces tendré tiempo suficiente para trabajar y estudiar- dije con una enorme sonrisa.

- ¡Que gusto Elliot!- aplaudió silenciosamente.

- Sabes... Me recuerdas a alguien- dije aguachado la mirada.

- ¿A si?, ¿A quien?- dijo apoyando sus codos sobre sus piernas.

- A mi... Ex novia, se llama Amber pero no se donde está ahora, era como tú, siempre amable, solidaria, cariñosa, atenta- dije y sentí como una pequeña lágrima recorría mi mejilla.

-¿ Y por qué ya no está?- dijo mirándome con ojos de preocupación.

- Se fue con Gabe... No se si supiste de los atentandos en Francia.

- ¡Oh si! ¿Pero por qué? Se supone que Gabe era un mafioso "extraño", ¿No?- dijo resaltando extraño.

- Si, era un extraño, se podía transformar en un enorme monstruo mutante. Y Amber, controlaba las cosas con la mente; mí amigo Axel cambia de forma, Sakura crea cosas y Adrien controla el metal... Y yo controlo la electricidad; y te preguntarás ¿Por que lo se? Por que yo participé en esa guerra. Y es un poco ofensivo que llames "extraño" a otro igual a mí.

- Pero qué dices, ¿¡Por que me dices eso!?- dijo con un tono de molestia.

- ¿Si, sabes por que te lo digo? Por que se supone que han pasado seis años y todas las asperezas entre extraños/humanos ya fueron limadas y parece que tu sigues discriminando.

Un rotundo silencio invadió todo el ambiente.

- No los discriminé, son extraños y eso está bien por que cada quien es distinto. Pero me referí a él de esa manera por que hizo cosas malas, tal vez grandiosas pero malas... Imagínate que tan poderoso fue en su tiempo que fue capaz de formar una alianza mundial, también intentó controlar todos los ministerios. Pero... Tal vez no debí decirlo de esa forma, y sabes tú puedes entender lo que quieras.

- No me refería a eso... Y perdón por mis actitudes Astrid, he pasado por varias cosas que me han afectado. Lo siento.

- Pues yo también, pero las heridas sanan Elliot. Mi madre decía "olvida el pasado, disfruta el presente y no pienses en el futuro por que no sabes lo que puede pasar"... Lamentablemente ella pensó en un futuro conmigo y mis hermanos pero... Su futuro se jodio cuando sufrió un derrame cerebral- dijo con los ojos cristalizados.

- Lo siento mucho... Yo sufrí lo mismo, mi hermano menor y mis padre murieron, me quedé sin nadie... Pero se que todo lo que hemos pasado lo podremos superar juntos, ¿No crees?- dije tomando su mano.

Los dos acercamos nuestros rostros poco a poco, cuando nuestros labios estaban a punto de unirse Astrid se alejó en secó.

- Bueno... Mmm... Ehh... Continuemos, podemos inscribirte en ese curso en línea- dijo sonrojada.

- Como digas- dije sonriendo.

°.°.°.°.°

Un mes después...

Ya había pasado un mes desdé que conocí a Astrid, durante estas todas las mañanas al medio día iba con Astrid a la heladeria y cuando salía del trabajo íbamos a pasear.

Lo que me gustaba de Astrid era que siempre encontraba lo positivo a todo, simpre era solidaria, cariñosa, pensaba siempre en los demás y sus enormes ojos verde olivo... Como Amber lo hacía, en realidad me gustaba.

- Hola Astrid- saludé alegremente y me senté en la misma mesa.

- Hola Elliot- dijo sirviendo un helado.

- Hola Rose, hola John- saludé con la mano y también ellos.

- Ya casi salgo Elliot, te tengo una buena noticia- dijo elocuentemente.

- Esperaré con ansias- dije sonriendo.

Pasaron unos veinte minutos, Astrid entró a una pequeña habitación y salió con su ropa normal. Tomó una hoja y se sentó en la otra silla que estaba junto a la mía.

- Ahora si, puedes leer eso- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Leí con la mirada. Decía que era un contraro para la heladeria Johnson, hasta abajo venía una nota que era con la letra de Astrid.

- ¿¡QUÉ!? Astrid pero... No- dije tartamudeando.

- Es mi decisión Elliot, te quiero dar mi trabajo. De todos modos ya hablé con Rose y John, conseguí un trabajo en un restaurante y también me llegó ayer una notificación del curso en línea, te aceptaron puedes empezar hoy.

Sentí tanta alegría que me levanté de la silla y la abracé con todas mis fuerzas mientras los dos reiamos a carcajadas.

- ¡Muchas gracias Astrid!- dije dando vueltas mientras la cargaba.

- De nada, ahora podemos hacerlo formal, ¿No crees?- dijo abrazándome del cuello.

- ¿Te refieres a...?- dije mirándola algo confundido.

- Sabes muy bien a lo que me refiero- dijo sonriendo.

Me besó en los labios mientras disminuía la velocidad de mis giros y la bajaba lentamente.

...

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