21. Solos en casa

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Narra Amber...

Gabe y los demás se habían ido, yo estaba en la cocina, apenas y había gas para poder cocinar suficiente comida para mí y para Demian.

Abrí el estante de la comida, solo había un paquete de macarrones con queso y una lata de soda.

- ¡Solo hay esto!- dije alzando la voz para que Demian me escuchara.

- Esta bien, preparalo- dijo con una sonrisa.

- No soy Cenicienta... Pero lo voy a hacer por que tengo hambre- rezongué.

Prendí la estufa y vertí agua, después los macarrones, preparé los platos y los cubiertos. La sopa estuvo lista en pocos minutos y serví los platos.

- ¡Ya está todo listo!- dije con tono musical.

- Gracias Amber- agradeció y se sentó.

Me senté junto a él, y en unos vasos de plástico serví la soda. Serví los vasos, tomé uno pero al mismo tiempo lo tomó Demian, lo solté apresurada.

- Lo siento- dijo y se sonrojó.

Solté una risa nerviosa y tomé el vaso. Terminamos de comer y recogí todo, lavé los platos con la poca agua que todavía había en la tubería.

- ¿Hay corriente?- preguntó Demian.

- No lo se, ¿También quieres que lo revise yo?- dije de mala gana.

- No, yo voy, es un trabajo manual.

Tomó una lámpara y se acercó a la caja de los fusibles, se alumbró y empezó a quitar y a poner fusibles. Terminé de lavar, tenía las manos mojadas y aún así lo hice... Hice lo que no tenía que hacer...

- Quiero ayudarte- le tomé la mano y una corriente eléctrica recorrió mi columna.

- ¿Estás bien?- preguntó al verme tirada en el suelo.

Comencé a reir a carcajadas, y asentí con la cabeza con rapidez. Me mostró su mano, y me ayudó a levantar.

- ¿Segura qué estás bien?- preguntó de nuevo.

- Claro, solo fueron unos toques- dije con la mano en el estómago.

La luz sólo funcionaba en la sala, en la cocina y en las escaleras. Lo demás lo iluminaba el sol pero aún así se veía raro.

- Pues... ¿De qué quieres hablar?- preguntó Demian sentado en el sofá.

- No lo se, yo quería ver algo en el televisor, pero no hay suficiente luz.

- Bueno eso se puede arreglar- dijo alzando una ceja y con un tono coqueto.

Caminó hacía las caja de los fusibles, tomó uno, lo aplastó y toda la electricidad se quedó en su mano.

- Así que controlas la... ¿Electricidad?- dije en tono melancólico.

- No, todo mi cuerpo es de metal, puedo conducir la electricidad- explicó.

Corrió al televisor y puso su mano encima de ella, al instante se prendió con un poco de estática. Se sentó junto a mi y colocó su brazo sobre el respaldo.

- ¿Y por qué te les uniste?- preguntó mirándome.

- Por mi novio... Bueno mi ex-novio. No le pareció mi decisión, Gabe dijo que nos ayudaría a estar juntos... Y cedí- expliqué algo molesta.

- Pues tu novio, si que es un patán. No se como lo soportaste tanto- dijo con una risa fastidiosa.

Sentí algo de ira, no podía creer que alguien hablara mal de la persona que amé, por fin me entiende.

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