1. Chernobyl 1/2

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7 años después.
Chernobyl, Rusia.

Narra Leah...

Iba en una camioneta con unos seis agentes del FBI. El camino que tomamos nos llevaría a una de las ciudades abandonadas más grandes y peligrosas... Chernobyl. Durante los pasados seis años que pasé con Elliot y los demás, la tecnología creció a un ritmo acelerado... Quién lo diría, 2026 y tantas inovaciones. Experimentos nucleares, derechos a los Le Strange, nuevas teorías sobre catástrofes, etcétera.

- Leah, ¿Qué vamos a buscar cuando lleguemos?- dijo el nuevo comandante, Stephen Jones.

- Vamos a investigar sobre el origen de los Le Strange. Los ministerios de Rusia, Italia e Inglaterra están deduciendo el origen de todo por la radiación química- expliqué.

- Solo no debemos tardarnos, la radiación que se emite es más tóxica ahora. Sólo tenemos aproximadamente dos minutos para inspeccionar el área de la explosión- dijo sin quitar la mirada del camino.

Pasamos por un bosque otoñal, las hojas apenas caían y apenas había vida animal. Poco a poco entre los árboles se empezó a ver una reja larga con varios letreros de advertencia. Nos detuvimos ante una puerta (de reja), el comandante bajo, después todos los agentes y por último yo.

- Busquemos todo rápido  Leah- dijo empuñando una escopeta.

- Claro- dije bajando por completo de la camioneta.

Dos reclutas nuevos bajaron de la parte trasera de la camioneta.

- ¡Robinson, Johnson!- dijo el comandante.

- ¡SI SEÑOR!- dijeron al unísono.

- Robinson, usted llevará el cronómetro de radiación. Mide en cuanto tiempo llegará la siguiente onda quimica. Johnson, usted el termómetro de radiación, mide el nivel. Recuerden que en ciertos lugares hay más radiación que otros- les explicó el comandante.

- Ya todos listos, vámonos- dije abriendo la reja.

- No Leah, faltan los trajes anti-radiación- dijo tomándome del brazo.

- Está bien, vamos- rodé los ojos y caminé hacía la camioneta.

En el remolque trasero traían unas cajas de plástico cuadradas. Adentro habían unos trajes amarillos, como los de laboratorios especiales. Me puse mi traje y corrí de nuevo a la puerta.

- ¡YA! COMANDANTE ES MUY LENTO- me quejé.

El comandante y los demás agentes caminaron hacía la puerta y entramos.

El aire se sentí espeso, a pesar de tener el traje. Caminamos por una vereda de tierra que cubría las hojas secas.

Entramos en el primer edificio. Todavía había rastro de que alguna vez Chernobyl fue habitada, en el suelo de una habitación yacía un esqueleto humano.

- Toma una prueba de ADN Leah, nos puede servir para algún estudio- dijo el comandante entregándome un tubo de ensayo.

Raspé uno de los huesos y el polvo lo introduje en el tubo. Fuimos al siguente edificio, buscamos rápidamente por la radiación del edifio. Encontré unos libros y un juguete de peluche, los metí en una bolsa con cerradura y los guardé.

- Leah la radiación esta aumentando, aparte acaban de hablarme... Vendrán helicópteros a dejar la siguiente pieza para la central química- dijo el comandante algo preocupado.

- Claro... Solo falta ir a la central- dije con una pequeña sonrisa.

°.°.°.°.°

Se preguntarán, ¿Que pieza? Pues durante años, después de que la central explotara los científicos empezaron a analizar, diseñar y fabricar piezas para el lugar de la explosión... Hasta ahora esta casi toda cubierta, llamada el sarcófago.

- ¿¡Qué dice Leah!? ¡No vamos a arriesgarnos a una deformación por la radiación!- se quejó el comandante.

- Tenemos qué, el bien de todas las naciones y ministerios dependen de mí- dije molesta.

- ¡Pero Leah!...

- Si quieres puedes retirarte con tu escuadrón y yo me quedo. No tengo ninguna molestia por lo que diga- dije mirándolo con "la mirada de la muerte".

Se quedó cayado por unos segundos y después abrió la boca al tomar su decisión.

- Está bien Leah, pero tenemos poco tiempo antes de que nos encierren o la radiación nos haga algo- dijo asintiendo con la cabeza.

Caminamos por una vereda cercana al bosque. De repente pasaba una que otra rata o conejo silvestre... Claro con dos cabezas o con un par extra de patas. Seguimos caminando, casi rodeando todos los edificios.

- Con cuidado- dijo uno de los soldados.

Pasamos cerca de una rueda de la fortuna, el aire hacía que rechinaran sus bisagras y las canastillas... Pero algo llamó mi atención, en una de las canastillas había algo que al ver que lo miraba se escondió.

- Hay algo- susurré mirando a todos lados.

- Sigamos- dijo el comandante apuntando con la escopeta.

Detrás de algunos árboles sentí un aire rápido y frío que recorrió mi espalda. Miré sobre mi hombro pero no había señal de ninguna persona o animal. Cuando me di cuenta ya habíamos llegado a la central.

- Llegamos, entremos- dije caminando cerca de un agujero en la tierra.

Entré por el agujero, ya dentro se pudo ver todo lo que utilizaron los mineros y cientifícos para crear el dichoso túnel. Salí del túnel, dentro estaba enorme, pero en el centro de la pared frontal estaba una masa negra con rayas azul fluorescente o tonos verdosos.

- No te acerques- me sujetó con fuerza del brazo.

- ¿Por qué? ¿Qué es eso?- dije incómoda por la presión de su brazo.

- Es la pata de elefante, cuando fue la explosión miles de químicos, metales, sustancias, entre otras cosas se combinaron en uno sólo. Crearon la pata de elefante, que es una especie de magma caliente que libera la radiación.

- ¿Cuánto tiempo tenemos?- me solté de un forcejeo.

- Solo treinta segundos- dijo mirando mi brazo.

- Bueno, con eso tengo- dije elocuentemente.

Corrí hacía un pequeño estante que estaba junto a la pata de elefante. Habían varios archivos, sólo uno decía CLASIFICADO, lo abrí y efectivamente era un archivo sobre los Le Strange.

- ¡Leah! 20 segundos- repitió.

Caminé tranquilamente hacía el comandante y bajé por el túnel. Después el comandante y por último los dos soldados.

- ¡Rápido! La radiación llega menor si pasamos del segundo edificio- dijo el comandante mientras salía del túnel.

Corrimos lo más rápido que pudimos, de la nada el aire empezó a soplar aún más fuerte. Por suerte pasamos al segundo edificio y sólo sentí una pequeña ráfaga de aire.

- Estamos bien- dije aliviada.

De repente junto al edificio se escuchó un cascabeleo. Apareció una especie de perro mutante, sin pelo, la piel gris pálido y con pequeñas espinas en el lomo, dos pares de ojos y dos serpientes como cola.

 Apareció una especie de perro mutante, sin pelo, la piel gris pálido y con pequeñas espinas en el lomo, dos pares de ojos y dos serpientes como cola

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- ¿Qué decías Leah?

...

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