Capítulo 36 - Emboscada

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~ Los días pasaron y Rafael esperaba la llegada de Felipe para iniciar con el plan en contra de Altagracia y su familia, pero algo lo tenía inquieto... Hace dos días mando a hacer una prueba de ADN y de ese resultado dependían muchas cosas, él quería destruir a Altagracia, pero no podía con la idea de que Mónica fuese su hija... Estaba sumido en sus pensamientos cuando su secretaria lo interrumpió. ~

Secretaria: Señor Cabral, le llegó este sobre.

Rafael: ¡Gracias, te puedes retirar! - la secretaria le entregó el sobre y se retiró, Rafael respiró profundo y lo abrió - ¡No puede ser! - en eso entra Leticia sin que él lo notara.

Leticia: ¿que no puede ser? - Rafael se puso muy nervioso y trato de esconder el sobre, pero Leticia lo notó y lo miró extrañada.

Rafael: nada importante, solo cosas del trabajo. - ella no le creyó, pero no quiso insistir.

Leticia: bueno amor, vine por ti para ir al centro comercial... ¿Vamos?

Rafael: si claro, solo déjame ir por un papel y nos vamos. - Rafael salió de la oficina y Leticia de inmediato vio el sobre que dejó Rafael en el escritorio y lo tomo rápidamente para leerlo... Lo que vio la dejo impactada, no podía creer lo que leía, le quería reclamar a su marido por ocultárselo y recibir una explicación, pero decidió callarse.

~ Rafael y Leticia salieron de la oficina y pasaron la tarde juntos, ambos trataban de evadir sus pensamientos para que el otro no los notara extraño.
Leticia estaba decidida a descubrir la verdad, pero sabía que Rafael le negaría todo.
Por su parte Rafael pensaba en que hacer, quería tener una relación con su hija, él siempre quiso más hijos y ahora tenía una hija y necesitaba recuperarla, pero había muchas cosas en contra de eso. ~

Al día siguiente:
Casa Sandoval

Altagracia: mi amor ¿ya te vas?

Saúl: si amor, nos vemos en la noche. Te amo - le dio un beso apasionado y se fue.


~ Altagracia estaba en la sala junto a sus hijos cuando una visita inesperada para ella llegó. ~

Xx: ¡Hola Altagracia! Años sin vernos. - Altagracia estaba en shock, no sabía cómo reaccionar ante esa persona - ¿No piensas saludarme?

Altagracia: ¿tú? - se acercó y la abrazó - Sandra, pensé que no te vería nunca más.

Sandra: estuve lejos muchos años y perdón por no acompañarlas, me hubiera gustado estar con Regina y contigo, pero mi dolor fue demasiado en ese momento, además tú y Regina desaparecieron.

Altagracia: te entiendo, es lógico... - un nudo se formó en su garganta con la emoción contenida en ese momento - Perder a un hijo no es fácil para nadie, la muerte de César nos dolió a todos muchísimo. - Sandra no pudo evitar derramar unas lágrimas al recordar a su hijo.

Sandra: ¡Mi niño! ¡Él te amaba mucho! - Altagracia sonrió y la invitó a sentarse a su lado para conversar más a gusto y aprovechar que Alti tenía el día libre - ¿Son tus hijos?

Altagracia: si, son los más pequeños. Él es Santiago y ella es Anastasia, tienen 11 meses - dijo señalando a sus hijos que estaban en el suelo con unos juguetes, ambos le sonreían a su madre y la invitada - y mi hija mayor está en su habitación.

Sandra: están divinos, te ves muy bien, de seguro eres una madre maravillosa.

Altagracia: no lo soy, pero trato de serlo día a día... Digamos que hay muchas cosas que te has perdido y con mi hija mayor cometí muchos errores, algunos que aún no me perdono.

Nada es Eterno - COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora