Capítulo 53 - Una Esperanza

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Saúl: eso no es verdad y ten fe, aún nos quedan muchos años junto a Tasi.

Altagracia: quiero creer eso, quiero ser así de optimista, pero no puedo... No puedo con esto - me arrodille en el suelo y deje que mis lágrimas salieran libremente de mis ojos.

Saúl: ey mírame... Esta no es la mujer que yo conozco... Debes ser tú, esa Altagracia aguerrida, valiente, esa que no se rinde, ni se deja de nadie... ¿Qué queda para mi si tu caes? Tu eres el pilar de la familia, siempre te he admirado por tu manera de salir adelante a pesar de las adversidades y hoy más que nunca es necesario que esa personalidad esté presente.

Altagracia: no es tan fácil... Yo... yo puedo... Ser muy fuerte... Pero cuando de mis hijos se trata todo cambia, me vuelvo vulnerable y no puedo evitarlo.

Saúl: ven acá - me abrazo fuertemente y me hizo sentir mucho mejor, si tan solo hubiese tenido más abrazos como estos en los momentos más difíciles de mi vida, probablemente no habría cometido tantos errores - vamos por algo de comer.

Altagracia: no tengo hambre – dije como niñita berrinchuda mientras hacia un puchero, al menos mi llanto ya había cesado un poco.

Saúl: no me importa, recuerda que no eres solo tú, nuestro hijo también necesita que estés tranquila y que te alimentes de buena manera – Saúl tiene la razón, no puedo dejarme vencer, debo seguir luchando por mis hijos y por el... en especial por este pequeñín que crece en mi vientre, no puedo perderlo a él también.

Altagracia: tienes razón vamos por comida, pero no me dejes sola por favor

Saul: claro que no amor, nunca te dejare sola... tu y nuestros hijos son todo para mí. – nos tomamos de la mano y caminamos hasta el casino del hospital. Saul pidió un poco de comida para ambos y nos sentamos en una mesa apartada ya que me tenia un poco molesta el hecho de que todos los que estaban ahí me vieran como si yo fuese de otro planeta, algunos me veían con miedo, otros con asombro, pero de la forma que fuera siempre me ha molestado que me vean así y más en este momento. - ¿Qué pasa?

Altagracia: me molesta que me vean así, son una bola de chismosos.

Saúl: lo sé, pero no les des importancia... ahora come o te daré la comida en la boca como lo hago con Tasi y Santi – cuando los menciono no pude evitar derramar unas lágrimas, me da mucho miedo el pensar que nada será como antes, el no poder volver a hacer algo tan simple como darle de comer a mi hija me aterra – lo siento no debí decir eso, pero ya no llores pensemos positivo y veras como atraemos las buenas noticias.

Dejo un dulce beso en mis labios y comí lo que había ordenado para mí. Al terminar de comer llego nuestra familia y les explicamos lo sucedido, todos estaban sorprendidos y sumamente tristes por la situación de mi pequeña, pero no era mucho lo que podíamos hacer, solo nos quedaba esperar al que el doctor nos indicara cuales era los paso a seguir.

Estábamos todos en la sala de espera mientras Saúl estaba en la habitación con Anastasia, en eso llega el doctor y dice que necesita hablar con nosotros.

Altagracia: enseguida doctor, pero debo ir por Saúl que esta con la niña, nos vemos en su oficina. – el doctor asintió con su mirada y yo me dirigí a la habitación de mi princesa, pero antes de entrar logré escuchar que Saúl le estaba hablando por lo cual decidí no interrumpirlo, después de todo el también necesita desahogarse y se que conmigo no lo hará ya que quiere que yo este tranquila por el bebé.

Saúl: mi princesita, mi pequeña lucecita... no sabes el dolor tan grande que tengo en mi pecho por verte en esta cama. Sabes cuando supe que venias en camino me puse muy muy muy pero muy feliz porque eso era un motivo más para estar con tu madre, además de que mi mayor deseo siempre fue ser padre.

Nada es Eterno - COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora