Capítulo 50 - Provocaciones

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Altagracia: ¿que es eso de afinar detalles?

Saúl: pues creo que debemos preocuparnos porque nuestro hijo este completo, quizás arreglarle una orejita o una piernecita.

Altagracia: ¿te das cuenta de las estupices que dice con tal de tener sexo?

Saúl: corrección señora Sandoval y futura señora de Aguirre... No es para tener sexo, es para hacerle el amor a la mujer que más amo en esta tierra, después de Anastasia claro - lo miré un poco mal haciéndome la ofendida - ¿te pondrás celosa de tu hija?

Altagracia: claro que no tontito, pero uyyyy sabes cuánto me choca que me digan señora.

Saúl: lo sé y por eso lo dije, te quería molestar pero nunca me has explicado porque te choca tanto.

Altagracia: no sabría decirte con exactitud, pero la palabra la encuentros tan.. Tan... Tan anticuada, además siempre la ocupan como modo distintivo entre un tipo de mujer, como si el. Que te digan señora algo cambiará tu status, tu educación o tu comportamiento... Yo simplemente soy Altagracia Sandoval o Altagracia Sandoval de Aguirre ¿a ti cual te gusta más?

Saúl: definitivamente la segunda opción pero creo que estamos hablando demasiado. - sus brazos envolvieron mi cuerpo y me apretó con mucha más fuerza que antes, dios como amo estar así entre sus fuertes brazos, siento que con eso todos mis males acaban... Y en parte así es, con el todo es mejor. 

Altagracia: ¿tu crees? - digo acercándome a sus labios logrando que los míos rozaran delicadamente los suyos y de inmediato me alejé dándole la espalda, me encanta provocarlo se muy bien que aguanta poco y pude notar que ya estaba bastante exitado y eso que ni lo toqué.

Saúl: ¿te encanta provocarme verdad? - me tomó fuertemente por las caderas y me cargo en su hombro, ambos estábamos desnudos por lo cual la escena era bastante divertida y exitante a la vez. Me sacó de la ducha en su hombro y por cada paso que daba me pegaba una nalgada, si bien nunca he sido de esas masoquitas que adoran los golpes, los azotes, amarres y cosas así debo reconocer que con saúl todo me exita, hasta con una mirada puede lograr encender al máximo y esta vez no era la excepción - ahora verás como se paga el ser una incitadora de lo peor. 

Altagracia: Saúl me vas a tirar, además no seas exagerado fue solo una bromita - dije con un poco de dificultad debido a la risa que me generaba la situación. 

Saúl me dejó en el interior del jacuzzi, abrió la llave y dejó que el agua cubriera mi cuerpo, posteriormente se ubicó entre mis piernas y partió besando mi cuello de una manera sensual y sutil para luego ir descendiendo por mi cuerpo hasta llegar a mi intimidad que ya estaba cubierta por el agua y la espuma. En un ágil movimiento levanto mis caderas y logró tener un acceso privilegiado a mi vagina. Primero paso la lengua lentamente logrando que me retorciera de placer y de a poco fue subiendo el ritmo de las lamidas y chupetones, a ratos mordia mi clitoris y eso me hacía gritar de placer, en ese momento no me importaba que alguien en la casa nos escuchara yo solo quería sentir, sentir todo el placer que me brindaba mi marido. 

Saúl metió dos de sus dedos en mi interior y comenzó a bombear con fuerza y rapidez mientras seguía lamiendo mis clitoris y con su otra mano apretaba uno de mis senos con bastante fuerza, de seguro mañana lo tendría morado.
Estaba por llegar a un órgano glorioso, mis músculos se tensaron, mi vista se nubló y la falta de aire se hacía presente pero saúl al notarlo se quito de ahí abajo rápidamente. 

Saúl: acabo de recordar que no comí nada y me dio mucha hambre, lo siento amor - salió del jacuzzi, se colocó su bata y salió de la habitación y me dijo ahí con el cuerpo tembloroso... El muy imbecil se quería vengar... Perfecto, yo también se jugar. 

Nada es Eterno - COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora