Capítulo 90 - ¿Nada Es Eterno?

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Saúl POV

Azucena: Saúl ya quedate quieto. Vas a abrir un agujero en el piso. - mi madre me pide calma y me Sonríe cuando yo solo puedo estar ansioso. No veo la hora en que mi mujer aparezca por la puerta de esa iglesia vestida de blanco... Es que Dios, ese ha sido mi sueño hace mucho tiempo.

Saúl: no puedo calmarme mamá, ya quiero que llegue

Jaime: no comas ansias - tose un poco entre risas y continúa hablando mientras da unas palmaditas en mi hombro - lo bueno se hace esperar.

Saúl: ¿y se si no viene? ¿Que pasa si se arrepiente a último momento? - lleve mis manos a mi cabeza y seguí caminando de una lado a otro, creo que nunca había estado tan nervioso como ahora.
Me da terror el pensar que no llegué, que se arrepienta de pasar el resto de su vida conmigo. Se que he cometido muchísimos errores, pero me rompería el corazón el que ya no quisiera ser mi esposa ante Dios.
Ay ya Saúl calmate, me estoy imaginando cosas que no son... Ella me ama tanto como yo a ella y llegará... Llegará, nos casaremos y seremos una hermosa familia hasta que la muerte nos separe.

Jaime: ya hombre relajate. Estoy seguro de que mi nuera llegará y los dos serán muy felices... Me lo prometieron - pude ver que sus ojos se aguaron un poco y se lo que esta pensando. Hace días que su salud a empeorado bastante y no puedo evitar pensar en la idea de perderlo.

Sin perder más tiempo me acerque a ambos y los abrace fuertemente, sin dudas mis padre siempre han sido un pilar fundamental en mi vida y me dolería mucho perder a uno de ellos. Quiero que vivan muchos más momentos con nosotros y con sus nietos, pero ahora solo me queda esperar que todo salga bien.

Lopecito: ¿como estás compadre? ¿Muy nervioso? - mi amigo se acerca dande un abrazo y con una tímida sonrisa en el rostro.

Saúl: muy ansioso la verdad, pero estoy feliz porque al fin cumpliré mi sueño de casarme con la mujer que amo ante Dios. - estoy seguro de que mi cara de embobada en este momento es única.

Lopecito: me imagino. Bueno amigo te deseo lo mejor y creo que tu espera se acabó. - dijo con burla mientras miraba hacia la entrada.

Al fijar mi vista a la puerta de la iglesia vi que se estacionaba la limusina donde venía la mujer de mi vida mientras que pude observar a mis hijos junto a Regina e Isabela en la puerta esperando el momento indicado para ingresar a la iglesia.

Minutos después la marcha nupcial comenzó y mi hijos caminaban hacia mi con unas sonrisas hermosas.

Anastasia y Santiago traían los anillos, más atrás venía Elena, Alejandro y Sebastián con muchas flores al igual que Isabela. Todos lucían divinos, pero creo que en ese momento nada superaba a mi mujer en ese vestido blanco que se ajustaba perfectamente a sus cuerpo.

Ella venía del brazo de su gran amigo y me atrevería a decir que casi un hermano, Matamoros. Sus ojos brillaban de una manera increíble y su sonrisa... Su sonrisa logra volverme loco en un instante.
Su caminar era lento, pero seguro. Todos la veían con admiración, alegría y emoción.

Matamoros: Aguirre te entrego este día a una gran mujer. Te supiste ganar su corazón y su amor, por lo mismo te pido que lo valores ya que almas como la de Altagracia se entregan solo una vez en la vida y ella te escogió a ti.
Hazla feliz, cuida a tus hijos y sean esa familia que siempre han querido ser. - beso las manos de Altagracia y me entrego su mano. Apenas nuestras pieles chocaron sentí un corrientazo enorme, hasta el último milímetro de mi cuerpo se erizo.

Altagracia POV

Matamoros me llevó del brazo hasta el altar y no pude evitar emocionarme mientras caminábamos y veía a todos los invitados que me sonreían al pasar, a mis hijos caminando delante de mi con sus trajecitos hermosos, mi hermana con mis sobrinas felices por mi, ver a mis suegros tomados de sus manos viendo a su hijo y a sus nietos con orgullo, alegría y muchísimo amor.

Nada es Eterno - COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora