Capítulo 17 "Un día inolvidable"

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Eran las dos de aquella madrugada tranquila y fría. La habitación quedó hecha un desastre después de nuestra previa sesión de diversión. Ambos  estábamos en la cama, acurrucaditos y completamente desnudos. Yo dormía a pierna suelta abrazada al cuerpo de Lucas, sintiendo su calor que tanto me gusta. Entonces fue cuando el sonido de una notificación interrumpió mi tranquilidad. Abrí los ojos con pereza. Me los tallé con los puños, bostecé como una leona y aparté de mi cara unos mechones de pelo que me estorbaban. Lucas dormía a mi lado como un bebé. Se veía tierno, pero a la vez extremadamente sexy.  Me mordí el labio inferior. Me invadieron unas ganas enormes de hacerlo despertar con una... "¡Natasha regresa!" me dije golpeándome la frente. Tomé mi teléfono de la mesita de noche y un relámpago llamado brillo de la pantalla atravesó mis córneas. Desperté del todo. Después de algunos segundos mi vista se adaptó y pude ver de que se trataba:

Paul: ¡Natasha! Por Dios. ¡Dime algo!  ¡Cualquier cosa!  Estoy nervioso y siento q sin tu ayuda voy a echar todo a perder.  ¡Por Favor!

Estaba realmente tenso mi niño. Para ser sincera, en ese momento no tenía ni la más mínima idea de que decirle. Lucas comenzó a moverse. Dio vueltas en la cama de una manera que parecía ser en cámara lenta.

—Apaga ese teléfono—me dijo con tono somnoliento.

—En un momento—le respondí mirando la pantalla.

—¡Qué lo apagues! Esa luz molesta.

—En un momento.

—¡Natasha!

—En un momento—Esto último fue por hacer la gracia.

Encendió la lámpara de noche que le quedaba más cerca.

—¡Ya me harté!—intentó quitarme el móvil—¡¿Qué estás haciendo con ese maldito teléfono?! ¡Déjame ver!

—Jajajaja. No te lo voy a dar.

—Dámelo—Apretaba los labios para no sonreír.

—¡Qué no, pesado jajaja!

Estiré mi brazo para alejar mi teléfono del alcance de Lucas. En ese mismo instante él se lanzó sobre mí para alcanzarlo. Empezó el forcejeo, entre risas y cosquillas. Parecíamos dos niños discutiendo por barras de chocolate aunque yo por chocolate no discuto, directamente mato. En fin...
Caí sobre mi espalda en el borde la cama. Lucas se acostó sobre mí para inmovilizarme. Luego de recuperar el aliento me besó con lengua y con mordidas en los labios. Sentí el calor de su cuerpo sobre el mío y el roce de nuestras pieles. La posición era romántica, excitante pero demasiado inestable, tanto que caímos al suelo.

—¡Uy!, que caída tan tonta—Dije sin parar de reír.

Él se sentó en el piso. Se recostó a la pared y me hizo un gesto de "ven aquí" con el dedo índice. De forma lenta, sexy y a cuatro patas, como una perrita, me acerqué a él.

—¿Qué le pasa a mi señor?

—Nada mi amor—Contestó sonriendo y acariciándome la cabeza—Dime que hay tan importante en tu celular.

—Chismoso.

—No es por nada especial—Expresó con tono de broma pero con la cara muy seria—Es que casi muero a causa de una caída por intentar quitártelo y eso me preocupa.

—Estaba jugando un poco contigo. No es nada que no puedas ver—me tumbé a su lado bocarriba y puse mi cabeza en sus piernas—Paul quiere pedirle matrimonio a Jenna el sábado. El mensaje es de él. ¡Míralo!

Coloqué mi móvil cerca de su cara. Lucas lo sujetó con una mano y leyó el mensaje.

—Máximo nivel de desesperación; pero...¿Paul? ¡Ah! Ya recuerdo, el que lleva como mil años siendo novio de Jenna. Ella me lo presentó el día de su fiesta de cumpleaños. Parece un chico excelente.

—No parece, lo es. ¡Dios! Hasta yo estoy en blanco y no sé que responderle.

Quedó pensativo por una milésima de segundo y luego me dijo:

—Mándale un mensaje diciéndole que no se preocupe. Que ya todo está pensado y que se lo explicarás cuando no sea de madrugada, ni estés ocupada prestándome atención.

Escribí eso que me dijo, excepto lo de "Cuando no le esté prestando atención a Lucas". Envié el mensaje y al instante recibí la respuesta:

Paul: Natie me tienes al borde del infarto. Pero está bien. Esperaré a la mañana.

—Bien, ahora es cuando tú me dices qué estás planeando—le dije.

—¿Qué pasa? ¿No confías en mí?

—Obvio que confio en ti, pero no en lo que se te ocurre, porque estás demasiado loco.

—Yo mismo me voy a encargar de que sea un día inolvidable para ellos.

—¿En serio?

—Sí.

—Siendo así, lo dejo todo en tus manos.

—¿Todo? Mmmm—Dibujó en sus ojos una mirada pecadora mientras sonreía maliciosamente—Eso suena bien.

Comenzó a acariciarme el rostro, los pechos, el abdomen y descendió más y más hasta que llegó a la zona más delicada de mi cuerpo. Ahí no hizo nada pero con nada más que tener la mano en aquel lugar me puso como un volcán activo. Me calenté demasiado y por lo visto en su mirada, él también. No había dudas, Lucas quería tema con mi figura.
Decidí frenarlo en seco fingiendo desinterés. Me levanté del suelo y me puse las bragas. Él seguía ahí, tirado y con una expresión de desconcierto impresionante.

—Pero ¿qué haces insensata?¿Me vas a dejar así? ¡Quiero sexo!

—Y yo quiero dormir, así que tenemos un problema—Usé una gran fuerza de voluntad—Además, estoy molida y en pocas horas tenemos que ir al instituto.

—Por mi bien—contestó levantándose del suelo para tomarme por la cintura—.Por ahora te la dejo pasar, pero quiero que sepas que esta me la debes.

Me tiró a la cama luego de pronunciar esas amenazantes y muy sensuales palabras. Después se posicionó sobre mí otra vez. Juntó sus labios con los míos en un muy tierno y corto beso.

—No sé por qué eres así de cruel conmigo.

—Vamos león—le dije dándoles pequeñas palmaditas en el cachete izquierdo—que mañana no va a haber dios que me levante de esta cama.

—Muy bien, bella durmiente—Aceptó saliendo de arriba de mí y acomodándose a mi lado.

Lo abracé por el cuello para poder besarle. Me acerqué a su cuerpo y le pasé una pierna por encima.

—Esto ya es chantaje emocional—se quejó—No quieres nada y mira como te insinuas.

—Shhh, ya cállate, Lucas—Susurré acurucándome en su pecho y con los ojos cerrados—Estoy muy cansada y sólo quiero—bostecé—dormir un poco. Buenas noches nuevo novio.

—Buenas noches nueva novia.—Besó mi frente con ternura.—Natasha...

—Dime.—Mi voz salía con vibra de somnolencia.

—Yo...

—¿Tú qué?—Las preguntas fueron casi inaudibles—¿Qué te pasa?

—Te amo.

—¿En serio?

—Claro. No le digo eso a todo el mundo.

—Yo también te...—Quedé profundamente dormida.

"Entraste a mi Vida" [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora