—¿Qué están haciendo todos ustedes aquí?—Preguntó Lisa a través del telefonillo de la puerta.
—No protestes y sólo abre, Lisa—Contestó Michael—No te vas a deshacer de nosotros tan fácilmente.
No escuchamos respuesta pero al cabo de un minuto Lisa estaba abriendo la puerta.
—No puedo creer que...—Intentó decir.
—Tú, cada día, nos conoces menos—Repuso Lucas alzando la mano en la que llevaba una botella de whisky de dieciocho años—No dejaremos que te vayas sin darte una despedida adecuada.
Lisa hizo un gesto de sonrisa sutil.
—Está bien, pasen. De todos modos, no puedo dejarlos fuera ni llamar a seguridad. No se vería bien.
La tropa de personas que entró a la casa de Lisa estaba compuesta por Michael, Dylan, Kevin, Calvin, Lucas, Frank y yo. Brenda quería asistir pero tuvo que ir a otro lugar para resolver un compromiso personal. Ella le mandó muchos saludos a Lisa. Pidió que le deseáramos buena suerte en Europa de su parte.
El día anterior Lucas pasó cerca de una hora conversando con mis padres y con Joseph. Unos instantes antes de que se fuera a casa recibió un mensaje de Dylan donde decía que Lisa tenía pensado irse el domingo en la noche y que no quería que le hicieran una fiesta de despedida.
Lucas contestó que no importaba, que iríamos de todos modos, aunque fuere por asalto.—¿Estás pensando lo mismo que yo?—Me preguntó.
—No tengo ni la más mínima idea de lo que estás pensando; pero sí pienso que si Lisa no quiere fiestas deberías respetar su decisión.
—El problema de ella es que, por algún motivo que desconozco, piensa que debe tener una barrera protectora contra todo y le teme a las cosas y a las personas que la "debilitan". No quiere fiestas porque piensa que si se despide de esa manera no tendrá el valor de irse.
—Yo pienso igual Lucas; pero ya sabes como es.
—Nosotros somos sus amigos, Natasha. La queremos y la vamos a extrañar mucho. Es como nuestra hermana.
—Quizá sólo quiere que la acompañen al aeropuerto.
—Y lo haremos...después de la fiesta.
—Está bien. No discutiré contigo porque cuando se te mete algo en la cabeza es imposible sacártelo.
Michael se acercó al stereo y como si la casa fuese suya, reprodujo una canción.
Los chicos, Lisa y yo nos sentamos en la inmensa sala a charlar y a beber un poco de alcohol.
La casa de Lisa era alucinante. El ambiente era muy moderno. Las paredes, blancas como el interior de un coco; igualmente el suelo, hecho con losetas de mármol pulido. Los muebles eran de un material suave y gris que no supe indentificar. En los muros habían cuadros muy elegantes y coloridos con marcos blancos y negros. Se veían costosos.
Por toda la sala habían flores decorativas de un llamativo color rojo al igual que la alfombra que iba desde la entrada, subía las escalera y llegaba al segundo piso. Lisa me dijo que su madre era fanática a las alfombras y que le pidió al decorador que no dejara de colocar una despampanante en el salón principal.
Sobre los estantes negros habían perfectamente colocadas unas figuras de porcelana que hacían doler los bolsillos. Eran antiquísima, me explicó Lisa, y le pertenecían a su abuela. Eran parte de una colección que estaba valorada en más de treinta millones de dólares.En poco tiempo la sala se llenó de nuestras risas y de nuestras palabras al conversar. Los chicos estaban entre tristes y felices. Se ponían sentimentales porque Lisa se iba en pocas horas y luego volvían a alegrarse. Frank era el único que no estaba tan expresivo. Miraba todo a su alrededor como si buscara algo. Lisa también lo estaba pasando bien, pero no dejaba de ver la hora en su reloj.
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"Entraste a mi Vida" [Terminada]
Teen FictionUna decisión, por pequeña que sea tiene el poder suficiente para cambiar radicalmente una vida. Como en este universo todo y todos estamos interconectados, a veces, tu vida dará un giro inesperado aunque la idea no te pertenezca. Puede ser una decis...