Capítulo 36 II "La boda"

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Jenna llegó al altar. Levantó su vestido con su mano izquierda. En la derecha traía su ramo compuesto por rosas blancas y amarillas. Paul sujetó su brazo con cuidado, para ayudarla a subir.

—Es todo tan hermoso-una pequeña lágrima amenazó con salir de mis ojos—. Es increíblemente romántico ¿Así será el día de mi boda?

—¡Ni lo sueñes!—Susurró Lucas—No me vas a amarrar de esa manera.

—A mí me gustan los retos—Sonreí mientras secaba mis ojos con un pañuelo de ceda y un sumo cuidado.

—Estoy hablando en serio, Natasha.

—Ya veremos si te convenzo o no.

—¡Shhh!¡Cállense!—Nos requirió Diki. Estaba en el asiento de atrás de nosotros.

—Queridos hermano—el Padre comenzó con la ceremonia—estamos reunidos hoy en la sagrada casa de Dios para unir en sagrado matrimonio a estas dos almas jóvenes.

—¡Esto es precioso!—De los ojos de Dakota brotaron algunas lágrimas.

—Hermana, no hagas una escena ridícula delante de todos, por favor.

—Eres un insensible, Luquilú.

—Si alguien conoce de algún impedimento para realizar esta boda que hable ahora, o que calle para siempre.

Ese siempre es un momento incómodo. Todos nos miramos y luego volteamos hacia la puerta principal. No se puede negar que al escuchar esa frase siempre se piensa que un chico o chica va a gritar.

—¡Yo me opongo!—. Y luego revelará alguna infidelidad o secreto bien guardado por parte de cualquiera de los dos novios.

Pero eso no ocurrió, así que el señor prosiguió con sus palabras durante una hora. Habló del matrimonio como institución sagrada, de Jesús, de la Biblia y de todo esos temas que no pueden faltar en una boda tan hermosa como esa. Habló aquel anciano, vestido con túnicas blanca, hasta llegó el mágico momento de los votos matrimoniales junto con la entrega de los anillos.

Ambos, que hasta ese momento estabas mirando al Padre, se colocaron frente a frente.

—Tú Paul, ¿aceptas a Jenna como tu legítima esposa, la acompañarás en cada instante de su vida? ¿Estarás con ella en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad? ¿ Prometes serle fiel, amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?

Paul tomó la mano izquierda de ella. Las de él temblaban un poco, pero logró colocar el anillo en el dedo anular de Jenna

—Acepto.

—Y tú Jenna, ¿aceptas a Paul como tu legítimo esposo, lo acompañarás en cada instante de tu vida? ¿Estarás con él en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad? ¿Prometes serle fiel, amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

Jenna tomó la mano de su amado, no con menos nervios, y colocó el anillo en dedo su anular.

—Acepto, claro que acepto.

—Entonces, por el poder que me confiere la Santa Iglesia los declaro marido y mujer. Paul, hijo mío.

—Dígame señor.

—Puedes besar a la novia.

Mis dos amigos sonrieron como tontos y luego juntaron sus labios para darse un beso con pasión y mucho amor. Aquella iglesia se colmó de vitoreos. Todos aplaudimos, algunos gritaban un poco y otros, Dakota, por ejemplo, abrieron su canal del llanto.

Como todo el mundo sabe después de una ceremonia preciosa, viene una gran recepción con música, comida y muchas bebidas.
Lucas y yo estábamos sentados viendo como los demás disfrutaban de la fiesta. Nosotros ya habíamos bailado lo suficiente como para que nos dolieran los pies. Decidimos parar un poco para descansar. Estaban todos en la pista, excepto Jenna y su nuevo esposo Paul. Ellos fueron a cambiarse la ropa de la boda para ponerse atuendos más livianos y no tan calurosos.

"Entraste a mi Vida" [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora