Por alguna razón había comenzado a notar interesantes elementos en la odiosa personalidad de Lucas. Para decir las cosas literalmente como son: él había encendido dentro de mí varias de mis alarmas hormonales.
Aquella noche recuerdo que la pasé con insomnio, pensando y pensando en él hasta que sonó el despertador.
En el desayuno solo comí una manzana y bebí un taza de café, algo que es muy raro en mí. Joseph intentó provocarme con sus inmaduras indirectas. No me digné a contestarle, que es aún más raro.
Mamá tocó mi frente pensando que tenía fiebre. Papá me preguntó un millón de veces si me sentía enferma y Joseph sólo dijo con indiferencia "Déjenla en paz, que de seguro está en sus días de la regla".Luego del desayuno papá me llevó a la preparatoria. Cuando llegamos fui directamente al salón de clases y pude ver que ni él ni sus amigo estaban."Todo ocurre por una razón, tal vez no debía verlo hoy. Seguramente anda divirtiéndose con sus amigos"pensé.
La mañana fue la más larga de mi vida. Todos los profesores, al parecer habían llegado a un acuerdo para dar ese día clases extremadamente aburridas y extensas. En el momento en que sonó el timbre que señalaba la hora de almorzar recibí un mensaje.
Imbécil: Sal de la escuela inmediatamente y ven a mi casa. Mira por lo ventana, verás a mi chofer.
Jaime, me recibió con una cálida sonrisa, de esas que ponen los famosos en los comerciales. Estaba de pie junto a una de las puertas traseras del coche negro.
—Hola señorita —saludó después de abrir la puerta. —¿Cómo está usted hoy?
—Hola. Estoy muy bien, gracias por preguntar. —Respondí sonriendo mientras entraba al vehículo.
Jaime entró al coche después de que yo lo hice. Ajustó el retrovisor, encendió el aire acondicionado y comenzó a conducir.
—Permítame decirle que luce hermosa el día de hoy.
—Gracias Jaime. Usted como siempre tan amable. ¿Por cierto, pasó algo malo con Lucas? Hoy no fue a clases.
—El señorito está bien. Usted es una muy buena chica, se preocupa por los demás.
—Jajaja pero ¿qué dices? No soy tan especial. Además deja de llamarme "usted". Conmigo puedes ser tú mismo y tutearme.
Eché un vistazo al retrovisor. Vi la expresión de alivio en su rostro.
Llegamos al lugar en muy poco tiempo. Salí del coche, me despedí de Jaime, me dirigí a la puerta principal.
Pensé que me recibiría el cortés y galante Señor Mayordomo pero me equivoqué. La puerta se abrió revelando a Lucas, con cara de zombie, despeinado y en pijama siendo la una de la tarde ya. Ante aquella escena de película de terror no sabía que decirle, así que ironicé:—Muy sexy.
—Sí, yo sé que mojas tus bragas pensando en este cuerpo apetitoso que debería ser ilegal.
Tomó mi mano para arrastrarme a algún otro lugar; pero en ese momento llegó el mayordomo.
—Hola señorita Natasha, siempre es un gusto verla. Señor Johan, ¿Le mando a preparar un baño o algo de comer?
—Preparáme el jacuzzi. Sabes como me gusta.
—Temperatura cálida y burbujas con fragancia de vainilla. Enseguida señor —dijo y luego se fue.
—Él piensa que voy a bañarme hoy. Ja ja ja ¡qué ingenuo!
Puse cara de asco—Eres un cerdo.
—Tú, no opines. Ven conmigo—Me jaló de la mano.
Subimos una escalera ancha de madera tallada y con adornos floridos. Caminamos por un pasillo lleno de retratos familiares, pinturas y puertas. El piso estaba tan pulido que en el reflejo mío se podían ver todo lo que traía por debajo de la falda.
Al final del pasillo se encontraba la habitación de él. Las puertas se abrieron con un pequeño empujón. La habitación era lujosa y muy grande más o menos el triple del tamaño que la mía. Pasé varios minutos mirando un poco más de cerca toda la decoración, los objetos, las luces. Cada detalle me resultaba relevante.
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"Entraste a mi Vida" [Terminada]
Roman pour AdolescentsUna decisión, por pequeña que sea tiene el poder suficiente para cambiar radicalmente una vida. Como en este universo todo y todos estamos interconectados, a veces, tu vida dará un giro inesperado aunque la idea no te pertenezca. Puede ser una decis...