"Entraste a mi Vida" [Terminada]

Capítulo 11 "Lluvia y mermelada"

Salió el sol del siguiente día, y me encontró despierta con mi teléfono entre las manos. No había dormido nada por la preocupación.
"Becky y Angie seguramente piensan que comenté algo acerca de su amor clandestino"pensé.

Bajé al primer piso para darle un cálido saludo de buenos días a mi familia; pero ni mis padres ni mi hermano estaban en casa.  No me preocupé por la ausencia, de todas maneras, mis  padres están bastante grandecitos para cuidarse solos y mi hermano también. Cuando me dispuse a abrir la nevera para prepararme algo de desayunar encontré una nota en la puerta del frigorífico adherida con un pequeño imán que simulaba una fresa.

"Nena, tu padre y yo fuimos a visitar a unas amistades. Llegaremos en la noche. Nos llevamos a tu hermano para que no haga travesuras en casa. Te amamos Natie. Un beso mamá"

Un día entero con la casa para mí, sin mi hermano arruinándome la existencia con su inmadurez y sin mis padres. Realmente la idea sonaba prometedora e interesante.

Tomé algunos ingredientes elementales del refrigerador y me  preparé el desayuno. Dejé un enorme desastre en la cocina. El menú consistía de hotcakes de chocolate con glaseado de coco, chispas de almendras y fresas todo acompañado con jugo de naranja . Con el plato y el vaso en las manos me dirigí hacia la sala. Comí sentada sobre el sillón y observando dibujos animados en el televisor.

Concluí mi desayuno y limpié a fondo todo lo que había ensuciado. Subí nuevamente a mi habitación para darme una ducha. Me vestí y acomodé mi cabello en una cola de caballo. Mi conjunto de esa mañana era una playera negra adornada con la palabra "Rock" en letras rojas, unos jeans ajustados y unos tenis deportivos negros. Tomé mi skate de adentro del armario y una mochila donde guardé mi celular. Salí a la calle a rodar indefinidamente hasta chocar con una pared, como diría alguien que conozco.
No me había alejado ni veinte metros de mi casa y ya mi teléfono estaba sonando.

-¿Qué quieres ahora, Lucas?

-Justo ahora quiero castigarte por tu saludo tan carente de amor hacia  mí, pero hace un segundo quería saber como estabas.

-Yo estoy bien, gracias por preguntar.

-¿Sabes? También te llamo porque hoy me apetece verte desnuda.

-No estoy de humor-contesté con apatía.

-Así que evadiendo tus responsabilidades.

-Lo siento, pero hoy no.

-Al menos quedemos para que me cuentes que pasó contigo ayer.

-No tengo ganas de verte.

-Yo sé donde vives Natasha. No me cuesta nada ir a tu casa de madrugada y meterme en tu cama para conversar.

-No serías capaz ¿Cierto?

-Pruébame.

-¿Qué te parece en la librería que está entre la calle Segunda y la calle Felicidad a la una de la tarde?

-¿En una librería? Eso es muy poco erótico.

-Así estaré segura de que no intentarás nada raro.

-¡Jum! -refunfuñó.

-Nos vemos allá.

Colgué y seguí rodando. Aún faltaba mucho para la hora, así que di una vuelta por el parque Libertad. Es un sitio hermoso de la ciudad que se asemeja mucho al parque donde Lucas me "entrenó". De hecho, todos los parques se parecen, si viste uno los viste todos.
Antes de la hora señalada me dirigí a la librería. Quería aprovechar esa ocasión para comprar algo que me ayudara a despejar la mente. Por ejemplo, la segunda parte de la novela que estaba leyendo, la de la chica que tiene que huir de sus tíos.
El sitio no era muy grande o tal vez sí lo era. Era complicado saberlo con tantas estanterías llenas de libros, revistas y periódicos.
Compré unos libros y me senté junto a una ventana a leer mientras tomaba un capuchino, que preparaban allí mismo. Me sumergí rápidamente en un mundo maravilloso, donde todo es posible.
Estaba tan enfocada en la lectura que no escuché que Paul estaba a menos de dos metros de mí. Él repitió mi nombre varias veces para que le prestara atención.