"Entraste a mi Vida" [Terminada]

Capítulo 9 "Cita en Sophia's"

El tono de llamada de mi celular sonó al mismo tiempo que el despertador, dejándome sin opciones para seguir durmiendo. Tomé el reloj en un acto de rabia y lo lancé contra la pared, pero siguió sonando en el piso, desafíandome.
No era el momento de perder la cabeza a causa de eso, así que decidí ignorarlo. Miré después la hora en mi celular. Seis y media de la mañana y ya Lucas estaba perturbándome la existencia. Obviamente mi teléfono sonó debido a las llamadas de él. Mientras revisaba el historial para ver desde cuando me estaba llamando. Abrí mi WhatsApp. Quería revisar si había mensajes sin leer. En ese momento recibí una videollamada por la misma aplicación y la acepté.
Mi cara en ese preciso momento era un desastre. Pasó por mi mente la ingenua idea de que tal vez él también estuviera en la misma situación pues era muy temprano. Al aceptar la llamada lo pude ver: estaba en pijama, pero bien peinado y desayunando acostado en la cama con una expresión extremadamente rara, la de amar levantarse a las seis de la mañana.

—Bueno días Natasha, me encanta tu expresión—me dijo con el tonito irritante ese de voz que lo caracteriza y luego tomó un sorbo de lo que parecía ser jugo de naranja.

—Manda tu sarcasmo de paseo y dime el por qué me llamas a esta hora.¡Estaba en el quinto sueño!—le reproché enojada.

—No tenía idea de que ibas a poder dormir después de lo que pasó entre nosotros ayer—dijo mientras apartaba la comida y se sentaba en la cama —Espero que no lo consideres un error al final.

—Tengo casi dieciocho años, creo que sé lo que hago. Además, no tengo que considerarlo así si tú no haces nada que pueda perjudicarme.

—Nena, cositas malas voy a hacerte todo el tiempo—su mirada me erizó la piel —Explícame una cosa que no termino de entender, estabas demasiado salvaje ayer ¿Qué sucedió contigo?

—Jajaja ¿Lo dejé intrigado señor Miller?

—Soy humano aunque no te lo creas. Tengo derecho a sentir curiosidad. Siempre te quejas de como soy contigo, pero tú eres bastante irritante también.

—¡No me compares contigo por amor de Dios! Yo soy más soportable y menos presumida.

—Claro, eso según tú ¡Dime de una buena vez que pasó contigo! Sé que te mueres por contarme.

Él tenía razón. Yo trataba (no sabía el porqué) de mantener la dignidad a pesar de todo y de todos. A pesar de que él era un chico caliente, sensual y bien dotado con el que tuve un sueño erótico, por el que me masturbé y con el que tuve sexo en una fiesta, en un jacuzzi y en su cuarto. No tenía nada que ocultarle.

—Cuando te vi por primera vez—comencé a explicarle—me resultaste el típico lindo que cree que lo merece todo y al que no le importa nadie que no sea él mismo. Era nueva en una escuela donde no conocía nadie y tenía miedo que con tus inmaduros juegos me desprestigiaran. El hecho es que mi personalidad no me permitía darte entrada a mi vida, pero luego encontré un apicé de humanidad en tu persona así que decidí dejarme llevar y darte una oportunidad.

—¡Qué historia tan conmovedora! ¡Voy a llorar!

—¡Ay! yo aquí abriéndote mi corazón y tu burlándote. ¡Eres un estúpido, un inmaduro, un niñito mimado!

—Y... ¿Cuál de todas esas cualidades hizo que perdieras la cabeza por mí?—Me preguntó con su cara de Rey de los Arrogantes.

—¡Qué! mi cabeza sigue estando donde tiene que estar o al menos eso creo. Cambiando de tema ¿Cuál es el objetivo de llamarme a esta hora? ¿Acaso quieres que te mate?

—Sí por favor,—respondió riéndose maliciosamente—pero ya sabes donde.

—Deja de jugar.