Él traía puesta una camisa blanca de botones. Los dos últimos estaban zafados. Daban una imagen muy clara de su pecho sudoroso. El cabello no estaba del todo organizado. Su aliento apestaba a alcohol, pero intentaba disimularlo masticando caramelos de menta. Sostenía una botella de ginebra casi vacía, con su mano izquierda.
Lucas, de inmediato, frotó la zona donde le propiné el golpe. La mueca de dolor no había abandonado su rostro.
—Te pregunté que haces aquí— me crucé de brazos sosteniendo la sartén aún.
—Es que te extrañaba, mi amor—Se acercó a mí tambaleándose un poco—Me sentía muy solo en aquel club. Los demás pueden hacer lo que quieran, porque no tienen parejas. Tenía que aguantar verlos seducir a las chicas delante mío.
—Bien, ¿Y que debería hacer ahora contigo en ese estado?
—Pues, cosas sencillas. Puedes invitarme a pasar—Caminó por mi lado para adentrarse en la casa y se dejó caer sobre el sofá. Colocó la botella sobre la pequeña mesa que estaba delante suyo.
Fui hasta la cocina para dejar mi arma de acero en su lugar y regresé a la sala de inmediato.
—¡Uf! Necesito refrescarme, beber tanto me hace sudar mucho—expresó mientras abría aún más su camisa y ponía los pies sobre la mesa.
—¡Lucas, por Dios!—Aparté sus piernas de la madera—esta no es tu casa y sabes perfectamente que estoy aquí porque debo cuidar a un niño.
—¡Ah sí! es cierto. ¿Dónde está el mocoso?
—Está en su habitación durmiendo. Y se llama Jackson, no mocoso.
—Sí, sí, como quieras—él volvió a sobar su cabeza y frunció el ceño luego de un quejido.
Me acerqué para poder examinar su cuero cabelludo. Se le había formado un pequeño chinchón.
—¿Te duele mucho?
—No, pero ¿se puede saber por qué me golpeaste en la cabeza?
—Lamento haberte hecho eso. Estaba asustada.
—Por favor Nat, soy un chico inestable emocionalmente; pero de ahí a que me tengas miedo hay un mar de distancia.
—No seas tonto, fue porque...
Le narré a Lucas todo lo que había pasado. Le conté sobre los retratos de las paredes, sobre el comportamiento de Jackson, del llanto casi inexplicable de Sofía, de las llamadas telefónicas.
—¡Llamadas telefónica!—exclamé de repente—¡Mierda! No he conectado el teléfono—Me dirigí rápidamente hacia el cable—Espero que Sofía no haya intentado comunicarse.
Lucas aprovechó la pausa para pararse del sillón e ir a la cocina.
—Veamos si comprendí a pesar de estar ebrio—Dijo él cuando regresó, pero con una taza de humeante café en la mano derecha.
Se llevó a la boca una pastilla y luego probó un trago largo de la bebida caliente.
—No puedo creer que te estés automedicando, Lucas.
—Es sólo una aspirina. Por tu culpa tengo una pelota en la cabeza y me duele el cerebro.
—Deja de ser tan rencoroso. Te dije que lo sentía.
—Y guarda silencio antes de que se me olvide algún detalle—masajeó el costado de su cabeza con la mano que tenía libre para aclarar sus pensamientos—. Es decir que, a pesar de que pensabas que el que estaba llamando a la puerta era un psicópata o un asesino, aún así la abriste portando como arma una simple sartén.
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"Entraste a mi Vida" [Terminada]
Teen FictionUna decisión, por pequeña que sea tiene el poder suficiente para cambiar radicalmente una vida. Como en este universo todo y todos estamos interconectados, a veces, tu vida dará un giro inesperado aunque la idea no te pertenezca. Puede ser una decis...