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Estaba tirada en el suelo de aquel galpón abandonado y todo pintado, todo estaba hecho un desastre y solo se oían las canciones alegres de Weezer desde mi teléfono.

Paul comenzó a reir de la nada y estiró hacia arriba sus brazos, él estaba en el suelo, como yo.

-Un elefante...-Movió sus manos aún en el aire y siguió riendo-Dos... tres... Son millones.

-¿Dónde se metió Sandy y Adam?-Gruñí apoyando mi cabeza en la pata de una de las mesas.

-Idiota, ellos ni siquiera vinieron-Carcajeó y se sentó-Eh, mira.

-¿Qué?

-Un carrito de compras-Señalo una esquina del enorme galpón, estaba vacío, levanté las cejas y reí-Que adorable.

-Se me ocurre una idea-Sonreí girando la cabeza para verlo, Paul sonrió igual.

Y unos minutos después me encontraba sentada dentro del carrito, habíamos salido al callejón pegado al galpón, que usábamos para nuestras carreritas de vez en cuando, o para estar parados bajo la lluvia, nadie estaba viviendo aquí, ni siquiera vagabundos, nosotros lo encontramos y de vez en cuando venimos aquí a... consumir, ya saben.

-¡Puja!-Grité carcajeando, Paul me imitó y comenzó a empujar el carro, comenzó a correr y fue casi como estar en su moto pero más lento-¡Más rápido! ¡Dale!

-No soy Hulk-De tambaleó un poco-Ahora, voy a empujarte a ver a donde llegas.

Aplaudí y él empujó fuertemente el carrito, carcajeé sonoramente sosteniendome de los costados, el carrito chocó con uno de los contenedores de basura, y cayó al suelo, conmigo dentro.

-¡Eso fue genial!-Grité saliendo y levantando el carro-¡Otra vez!

-¡Es mi turno!

Paul se subió y sonrió agarrandose de los bordes. Tomé el carro de las palancas o como se le llame.

-Vamos a girar-Reí y comenzé a girar como pude el carro, las ruedas se movieron fácilmente, Paul seguía riendo mientras yo giraba el carro, debe estar mareandose pero no se queja asi que no importa.

-¡Para, para!-Gritó de repente-Empujame hasta donde te caíste tú, vamos.

Sonreí y con mi pie lo empujé, Paul gritó riendo hasta que se estrelló y se cayó, aún riendo.

-¡Sensacional!-Gritó sacudiendo la cabeza, tomó el carrito parándolo y lo acercó a mí.

-¡Mira!-Señalé el suelo-¡Un ratoncito!

-¡Ay, que lindo!-Se agachó e intentó tomarlo pero se escapó-Ratoncito de mierda. Vamos a guardar esto.

Asentí y tiré del carrito, entramos de nuevo al galpón y lo dejamos bien oculto, subí las escaleras de aquel galpón para buscar una manta vieja para ocultarlo más y bajé.

-¿Qué hora es?-Gritó Paul mientras sacaba la bolsita de cocaína de sus jeans-¡Trezza!

-¡No sé!-Volví a gritar y me senté al lado de él, miré mi reloj-Es la una de la madrugada. Debo volver a casa.

-Si, yo tengo que cuidar de Motomoto.

-Pero si está acá-Señalé al pequeño gato que Paul logró encontrar la otra vez.

-Mot, ven, bebé-Paul dejó de meterse el polvo y rió, Motomoto se acercó, acurrucadose a su lado.

-Ja, gato con suerte-Reí-No, espera, gato inteligente. ¿Que me pasa?

Natural Disaster | HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora