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Killer Queen sonaba en el pequeño parlante que tenía Paul, la canción había estado en repeat hace tiempo y no nos cansabamos de cantarla ni oírla.

-¡She's a killler queen!-Cantó West, uno de nuestros amigos, haciendo mueca y estirando los brazos, carcajeé y él siguió cantando, canté con él en la parte de "anytime" que ni siquiera pudimos terminarla ya que volvimos a estallar en carcajadas.

-Parecen gallinas pariendo-Murmuró Paul fumando el cigarro de marihuana.

-Danielle no canta mal.

-No, no, ella canta hermoso pero esta noche si que desafina-Me miró haciendo una mueca, le saqué la lengua y él me lanzó el humo en la cara a modo de broma.

Aspiré solo un poco y me alejé enseguida sentándome derecha. Había venido a nuestro viejo galpón a juntarnos, se supone que seriamos nosotros dos, pero invitó a unos tres amigos nuestros, por los menos a los más íntimos, Sandy, West y Dave.

A veces solíamos juntarnos en casa de Paul, pero lo haciamos más aquí cuando eran más personas ya que teníamos algo de miedo de que nos descubran cuándo fumamos. Pero las personas del edifico de Paul eran o drogadictos, o ebrios o parejitas gritonas. Solo unas cuantas ancianas pero estaban en el piso de abajo.

-Hola chicos-Dave aparición de la Nada-¡Yo soy el rey!-Chilló con un tono afeminado y a la vez como una tonada cubana, traía una corona rota y vieja que seguo encontró por allí y una tela roja grande y larga que usaba como capa.

-Bueno... no te hagas el Freddie Mercury.

-Soy único.

Seguí carcajeando, tanto que me empezó a doler el estómago y el aire empezó a faltarme.

-¡Eres un ridículo!

-Nop-Negó pinchando mi nariz con su dedo, sacudí la cabeza dejando de reír y tomé aire profundamente.

Saqué de los bolsillos de mi chaqueta la pequeña bolsa con el maravilloso y mágico polvo blanco que tanto adoraba.

-Vaya, vaya, Danielle ya va a empezar.

Reí levemente y con cuidado vertí un poco en el dorso de mi mano, noté que me apresuré que ni siquiera preparé un papel, alcé los hombros y solo acerqué mi nariz a la línea que formé y aspiré, seguí aspirando lo poco que quedaba en mi mano, sin dejar casi ni un rastro.

-Dejaste limpia tu mano-Se burló West a mi lado, rodé los ojos-¿Te la has inyectado?

-Si. Aunque solo dos veces.

-Pero nunca me dijiste cuándo comenzaste a consumir, nos conocemos hace años, hermosa de mi vida-Reí debido al apodo.

-Realmente no recuerdo si fue a los quince o a los trece-Coloqué una mano en mi mentón-No importa.

Volví a colocar la línea en mi mano pero esta vez con un billete preparado.

-¿Me das un poco?-Indagó West.

-Ah no, hermano, consiguete la tuya-Negué y moví la cabeza, aspiré un poquito más.

-Solo una línea y ya.

Dudé unos segundos pero le pasé mi bolsita, él hizo una línea en su mano y aspiró, soltando una risita al acabarlo.

-Listo, gracias.

-¿Acaso solo trajiste hierba?-Le pregunté, él asintió mostrándome su bolsa.

-Pero es de una calidad increíble, huele-Abrió la bolsa y lo acercó a mí, acerqué mi nariz y cerré los ojos.

Natural Disaster | HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora