Capitulo 3

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Marinette Dupain-Cheng no solo estaba en las noticias de la noche, ella era la noticia de la noche. La historia de ella entregando el canario muerto al testigo principal del Fiscal era irresistible. Cada canal de televisión tenía fotos de Marinette al abandonar la sala del juez Barret, peleando para salir del tribunal, acosada por los periodistas y el público. Marinette no podía creer en esa repentina e inoportuna publicidad que llovía sobre ella. La estaban golpeando de todos lados: reporteros de televisión, de radio y de los periódicos, hombres y mujeres. Deseaba desesperadamente alejarse de ello, pero su orgullo no se lo permitía.

-''¿Quién le dio el canario amarillo, señorita Dupain? ''¿Es usted amante de los pájaros? ''¿Alguna vez conocío a Adrien Agreste?'' ''¿Sabía usted que Gabriel planeaba usar este caso para llegar al cargo de Gobernador?'', ''El Fiscal dice que va a hacer la exclusiva del foro, ''¿Usted va a pelear?''

Ante cada pregunta Marinette tenía la misma poco comunicativa respuesta.

-Sin comentarios.

En las noticias de la noche del canal de televisión CBS la llamaron ''Camino equivocado de Dupain'', la chica que había salido en la dirección equivocada. Un reportero del canal ABC se refirió a ella como ''canario amarillo''. Y en NBC el comentarista deportivo la comparó con Roy Riegels, el jugador de fútbol que había llevado la pelota en dirección al arco de su propio equipo.

En Tony's Place el restaurante de Adrien Agreste, se realizó la celebración. Se reunieron una docena de hombres que bebían y alborotaban. Adrien Agreste estaba sentado solo en el bar, en un oasis de silencio, mirando a Marinette Dupain-Cheng por televisión. Levantó su vaso, la saludó y bebió. Los medios de información sabían que tenían una historia candente y le sacaron todo el provecho posible. Para cuando los comentarista de televisión, los periódicos y los servicios de noticias hubieran terminado con ella, Marinette Dupain.Cheng sería una broma dentro de su profesión. Sin ninguna ayuda, en cinco minutos, había destruido los tres años de trabajo  que el Estado dedicó al caso contra Adrien Agreste.

Todos los abogados discutían el caso de Marinette Dupain-Cheng. La mitad de ellos creían que la Mafia la había sobornado, y la otra mitad pensaba que había sido una víctima inocente. Pero no importa qué es lo que creyeran, todos coincidían en una cosa: la corta vida de la carrera de Marinette Dupain-Cheng como abogada había concluido. Había durado exactamente cuatro horas.

Marinette nació en Korno, Washington, un pequeño pueblo madedero, fundado den 1847 por un escocés nostálgico que le puso ese nombre por su ciudad natal Escocia.

El padre de Marinette era abogado, primero trabajó para las compañías madederas que dominaban la ciudad y más tarde para los trabajadores de los aserradores. Los primeros recuerdos de Marinette eran el haber crecido lleno de alegría. El estado de Washintong era como un libro de cuentos para niños con montañas espectaculares y glaciares y parques nacionales. Cuando fue mayor pudo esquiar y andar en canoa, subir por el hielo de los glaciares y hacer viajes a lugares con nombres preciosos como: Chanapecosh, Nisqually y lago Cle Elum y Chenius Falls y Horse Heaven y el valle Yakima.

Marinette aprendió con su padre a escalar el Mount Rainier y a esquiar en el Tamberline. Su padre  siempre tenía tiempo para estar con ella, mientras que su madre, hermosa e intranquila, siempre estaba misteriosamente ocupada y rara vez permanecía en su casa. Marinette adoraba a su padre, Thomas Dupain, era una mezcla de sangres inglesa, norteamericana y francesa. Era de estatura mediana, con el pelo castaño y los ojos de un gris brillante claro. Era un hombre compasivo con un sentido de la justicia profundamente arraigado. No le interesaba el dinero. Le interesaba la gente. Podía sentarse a hablar con Marinette durante una hora contándole los casos que estaba siguiendo y los problemas con la gente que acudía a su modesta oficina. Pasó mucho tiempo antes de que Marinette se diera cuenta de que él le contaba esas cosas porque no tenía con quien compartirlas. Después del colegio, Marinette iba rápidamente a los tribunales para ver trabajar a su padre. Si no había sesión daba vueltas por su oficina oyéndolo hablar de sus casos. Jamás se discutió acerca de si ella debía ir a la facultad de Derecho, era algo que simplemente se daba como seguro.

La venganza de los ángeles (+18) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora