El tiempo era un río que fluía veloz, sin orillas ni limites. Sus estaciones no eran ni el verano, ni el otoño, ni la primavera, ni el invierno, sino los cumpleaños, las alegrías y los problemas y los dolores. Había batallas ganadas en el Tribunal y casos perdidos; la realidad de Adrien y el recuerdo de Nathaniel. Pero principalmente, era Louis el que tenía el tiempo del calendario, era él quien recordaba lo rápido que los años pasaban.
Tenía, increíblemente siete años. De la noche a la mañana, parecía que había pasado de los lápices de colores y los libres con figuras a los modelos de aeroplanos y a los deportes. Louis había crecido, era alto y cada día se parecía más a su padre, y no solo en su apariencia física. Era sensitivo y amable, y tenía un fuerte sentido de la justicia.
Cuando Marinette lo castigaba por algo que había hecho, Louis decía obstinadamente:
-Tengo solo un metro veinte de estatura, pero tengo mis derechos-Era una miniatura de Nathaniel. Era atlético como Nathaniel. Sus heróes eran los hermanos Bebble y Cari Stotz.
-NUnca oí hablar de ellos-Dijo Marinette.
-¿Donde has estado, mami? Ellos inventaron la pequeña Liga.
-Ah, de beísbol. Esos hermanos Mable y Carl Stotz.
Los fines de semana, Louis miraba todos los eventos deportivos por televisión fútbol, beísbol y tenis, no importaba cuales. Al principio, Marinette dejaba que Louis mirara los partidos solo, pero cuando él trataba de discutir los juegos con ella y Marinette estaba totalmente en el aire, decidió que era mejor verlos con él. Y así los dos se sentaban frente al televisor, masticando pororó y vitoreando a los jugadores.
Un día que Louis volvía de jugar a la pelota con una expresión preocupada en la cara, le dijo:
-¿Mami, podemos tener una conversación de hombre a hombre?
-Claro que sí, Louis-Se sentaron en la mesa de la cocina y Marinette le hizo un sándwich de manteca de maní y le dio un vaso de leche-¿Cual es el problema?-Su voz era casi sollozante y llena de preocupación.
-Bueno, estuve oyendo a hablar a unos chicos y querría saber... ¿Crees que todavía habrá sexo cuando yo sea grande?
Marinette compró un pequeño velero Newport y los fines de semanas, ella y Louis iban al canal para navegar. A Marinette le gustaba mirar la cara de Louis cuando manejaba el timón. Tenía una sonrisita excitada que ella llamaba la sonrisa de ''Eric el Rojo''. Louis era naturalmente un marino como su padre. Ese pensamiento conmovió a Marinette. Se preguntó si no estaría tratando de vivir su vida con Nathaniel a través de Louis. Todas las cosas que había hecho con su padre. Marinette se decía a sí misma que lo hacía porque a Louis le gustaba, pero no estaba segura de si era totalmente honesta. Miró a Louis envuelto en la vela, con las mejillas tostadas por el viento y el sol, su rostro rebosante de alegría y se dio cuenta de que las razones no tenían importancia. La cosa importante era que su hijo amaba su vida con ella. No era un sustituto de su padre. Tenía su propia personalidad y Marinette lo quería más que a nadie en la Tierra.
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La venganza de los ángeles (+18) ©
FanfictionArtículo 1º: Honor y dignidad de la profesión: El abogado debe cuidar el honor y dignidad de la profesión-Código de ética profesional de la escuela de abogados. Marinette Dupain-Cheng está por iniciar su profesión. Todo era nervios en aquel juicio e...