Capitulo 44

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En el correo había una nota del Colegio de Abogados anunciando una convención actual en Acapulco. Marinette estaba en pleno trabajo con varios casos y normalmente hubiera ignorado la invitación, pero la convención se iba a realizar durante las vacaciones de Louis y ella pensó en lo mucho que iba a gustarle Acapulco.

Le dijo a Ibara:

-Voy a aceptar. Quiero tres reservas. Llevaría a la señora Chiyo.

-¿Te gustaría ir a Acapulco?

-Eso es en México-Informó él-En la costa oeste.

-Así es.

-¿Podemos ir a una playa de nudistas?

-¡Louis!

-Bueno, debe de haber alguna. Estar desnudo es algo natural.

-Voy a pensarlo.

-¿Y podemos ir a hacer pesca en agua profundas?-Marinette se imaginó a Louis tratando de sacar un gran pez y contuvo la risa.

-Ya veremos. Algunos de esos peces son muy grande.

-Eso es lo que lo hace más excitante-Explicó Louis serio-Si es fácil no es divertido. No hay deporte en eso-Podría haber sido Nathaniel el que hablaba.

-Estoy de acuerdo.

-¿Qué más podremos hacer allí?

-Bueno, se puede andar a caballo, caminar, visitar lugar interesantes...

-No vayamos a ver viejas iglesias, ¿eh? Son todas iguales-Nathaniel había dicho si ves una iglesia, ya la has visto todas.

El paseo empezaba un lunes, Louis, la señora Chiyo y Marinette volaron hasta Acapulco y un jueves por la mañana un jet de Braniff, Louis ya había volado otras veces, pero todavía le excitaba todo lo referente a aviones. La señora Chiyo estaba petrificada de miedo, Louis la consolaba.

-Tómalo así. Incluso si tenemos un accidente, solo duele un segundo-La señora Chiyo se puso pálida.

El avión aterrizó en el aeropuerto Benito Juárez a las cuatro de la tarde y una hora después los tres llegaban a Las Brisas. El hotel estaba a trece kilómetros más allá de Acapulco y consistía en una serie de preciosos bungalows rosados construidos en una colina, cada uno con su patio privado. El bungalow de Marinette, como muchos otros, tenía su propia pileta de natación. Había sido difícil conseguir las reservas porque había unas cuantas convenciones más en Acapulco, que estaba lleno de gente, pero Marinette había hablado por teléfono con un cliente y una hora más tarde le informaron que el hotel Las Brisas la esperaba ansiosamente.

Cuando terminaron de abrir las valijas  Louis dijo:

-¿Podemos ir al pueblo y oírlos hablar? Nunca he estado en un país donde nadie habla íngles-Pensó un momento y agregó-A menos que cuentes Inglaterra-Fueron a la ciudad y vagabundearon por el Zócalo, el ruidoso centro, pero, para desilución de Louis, el único idioma que oyeron fue el inglés.

Acapulco estaba lleno de turistas norteamericanos. Pasearon por el colorido mercado en el muelle principal frente a Sanborn en la parte vieja de la ciudad, donde había ciento de puestos en los que se vendía una confusa variedad de mercancías. A la tarde tomaron una calandria, para ir a Pie de la Cuesta, para ver la puesta de sol en la playa y despueés regresaron al pueblo. Comieron en Armando's Le Club y la comida fue excelente.

-Me encanta la comida mexicana-Afirmó Louis.

-Me alegro-DIjo Marinette-Solamente que esta comida es francesa.

-Bueno, tiene sabor mexicano.

El sábado fue un día completo. A la mañana fueron de compras a La Quebrada, donde estaban los negocios más lindos y después se detuvieron para un almuerzo mexicano en Coyuca 22.

La venganza de los ángeles (+18) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora