Capitulo 27

224 31 14
                                    

Todas las llamadas deNathaniel eran rechazadas y no contestadas. Sus cartas eran enviadasde vuelta sin abrir. En la última carta que Marinette recibió,escribió la palabra ''fallecida'' en el sobre y la envió de vuelta.Es verdad, pensó Marinette, estoy muerta. No habíacreído que pudiera existir tanta pena. Tenía que estar sola y sinembargo no estaba sola. Había otro ser humano dentro de ella y unaparte de Nathaniel. Y ella iba a destruirlo.

Se forzó a sí misma parapensar en donde se iba a acer el aborto. Unos pocos años antes, unaborto hubiera querido decir algún médico de mala muerte en unsucio y mezquino cuarto del fondo, pero ahora eso no era necesario.Podía ir a un hospital y la operación sería realizada por un buencirujano. En algún lugar fuera de la ciudad de Nueva York. Lafotografía de Marinette había sido vista demasiadas veces en losperiódicos y frecuentemente por televisión. Necesitaba delanonimato, algún lugar en donde nadie le hiciera preguntas. Nunca,nunca debería haber posibilidad de ligarla a ella con Nathaniel. Elsenador de los Estados Unidos Nathaniel Kuztberg. El bebé debíamorir en el anonimato. Marinette se puso a pensar a quien ser hubieraparecido el bebé y empezó a llorar con tanta fuerza que le costabarespirar.

Estaba empezando a llover.Marinette miró hacia el cielo y se preguntó si Dios no estaríallorando por ella. Luka Couffaine era la única persona en la queMarinette podía confiar en que la ayudaría.

-Necesito hacerme unaborto-Le dijo Marinette sin ningún preámbulo-¿Conoces un buenmédico?-Luka trató de ocultar su sorpresa, pero Marinette pudo verla variedad de emociones que cruzaban por su cara.-Alguno fuera de laciudad, Luka. Algún lugar donde no me conozcan.

-¿Qué te parece en lasIslas Fiji?-Había furia en su voz.

-Estoy hablando en serio.

-Lo siento. Me pescastedesprevenido-La noticia lo había tomado totalmente desprevenido.Adoraba a Marinette. Sabía que la amaba y había momentos en quepensaba que estaba enamorado de ella, pero no estaba seguro y eso erauna tortura. No podría hacerle a Marinette lo que le había hecho asu esposa. Dios, pensó Luka, ¿por qué diablos no teresuelves conmigo? Se pasó las manos por el cabello negro ydijo:-Si no lo quieres hacer en Nueva York te sugeriría en Carolinadel Norte. No es demasiado lejos.

-¿Puedes hacer los arreglos por mí?

-Sí, claro. Este, yo...

¿Sí?-Luka miró para otro lado.

-Nada-Los tres días siguientes Luka Couffaine desapareció. Cuando volvió a la oficina de Marinette al tercer día estaba sin afeitar y con los ojos hundidos y con círculos rojos.

Marinette lo miró y le preguntó:

-¿Estás bien?

-Supongo que sí.

-¿Te puedo ayudar en algo?

-No-Sí Dios no puede ayudarme, mi amor, no hay nada que tú puedas hacer. Alcanzó a Marinette una hoja de papel. En ella decía doctor Lindel. Memorial Hospital, Charlotte, Carolina del Norte.

-Gracias, Luka.

-De nada. ¿Cuándo vas a hacerlo?

-Estaré allí este fin de semana.

-¿No querías que te acompañara?-Preguntó Luka.

-No,, gracias. Estaré bien.

-¿Y en el viaje de vuelta?

-Estaré bien-La miró un momento, dudando.

-No es asunto mío pero, ¿estás segura de que quieres hacerlo?

La venganza de los ángeles (+18) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora