Capitulo 13

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Habían pasado tres semanas desde la comida con Nathaniel en Lutéce. Marinette trató de alejarlo de su mente, pero todo se lo recordaba: una frase cualquiera, la parte de atrás de la cabeza de un desconocido, una corbata parecida a la que él tenía. Muchos hombres trataban de salir con ella. Se lo proponián clientes, abogados que habían sido sus contrarios en juicios y hasta un juez, pero Marinette no estaba interesada en ninguno de ellos. Los abogados la invitaban a salirdas que sarcásticamente se llamaban ''comidas con cama incluida'', pero ella no tenía interés. Su independencia constituía un desafío para los hombres.

Luka Couffaine siempre estaba allí, pero esto no servía para atenuar la soledad de Marinette. ¡Había una sola persona que oidía hacerlo, maldito sea! La llamó el lunes por la mañana.

-Pensé que podría verte si estñas libre para almorzar hoy.

No lo estaba pero contestó:

-Por supuesto que estoy libre-Marinette se había jurado a sí misma que si Nathaniel volvía a llamarla se mostraría amistosa pero distante, amable pero definitivamente inasequible.

En el momento que oyó la voz de Nathaniel se olvidó de todo y dijo: ''Por supuesto que estoy libre''. La última cosa en el mundo que debería haber dicho. Almorzaron en un pequeño restaurante en Chinatown, y hablaron tranquilamente durante dos que parecieron dos minutos. Hablaron de derecho, ploítica y teatro y resolvieron los complejos problemas del mundo. Nathaniel era brillante, incisivo y fascinante. Estaba realmente interesado en lo que Marinette hacía, y se sentía muy orgulloso de sus éxitos. Tiene razón, pensaba Marinette, si no fuera por él estaría de vuelta en Kelson, Washington. Cuando Marinette estuvo de vuelta en su oficina, Luka la estaba esperando.

-¿Fue una buena comida?

-Sí, gracias.

-¿Nathaniel Kutzberg va a ser un cliente nuestro?-Su tono sonaba demasiado casual.

-No, Luka. Somos sólo amigos-Y eso era verdad.

La semana siguiente, Nathaniel invitó a Marinette para que almorzaran en el comedor privado de su estudio legal. Marinette estaba impresionada por la inmensidad del moderno complejo de oficinas. Nathaniel le presentó a varios hombres de la firma y Marinette se sintió como una especie de celebridad porque todos parecían conocerla. Conoció a Thomas, el socio mayor. Fue amablemente distante con ella y Marinette recordó que Nathaniel estaba casado con su sobrina. Nathaniel y Marinette almorzaron en un comedor con paneles de nogal servidos por un maître y dos mozos.

-Aquí es donde los socios traen sus problemas-Marinette se preguntaba si se estaría refiriendo a ella. Le costó trabajo poder concentrarse en lo que estaba comiendo.

Marinette pensó en Nathaniel toda esa tarde. Sabía que tenía que olvidarlo, dejar de verlo. Pertenecía a otra mujer. Esa noche Marinette fue con Luka a ver Two by Two, el nuevo espectáculo de Richard Rogers. Mientras esperaban en el hall, se oyó un murmullo excitado entre la concurrencia y Marinette se dio la vuelta para ver qué sucedía. Una enorme limusina negra se había detenido y de ella descendían un hombre y una mujer.

-¡Es él!-Exclamó una mujer y la gente comenzó a reunirse alrededor del auto.

Un corpulento chofer estaba de pie a un lado y Marinette vio a Adrien Agreste y a su mujer. Era a Adrien al que la gente miraba. Era un héroe popular, lo suficientemente buen mozo como para ser un actor de cine, lo bastante temerario como para cautivar la imaginación de cualquierta. Marinette permaneció en el hall mirando como Adrien Agreste y su mujer atravesaban la multitud. Adrien pasó apenas un metro de Marinette y por un instante sus miradas se encontraron. Marinette notó que sus ojos eran tan o más verdes y vivos que la última vez que los vio. Un instante después desaparecía dentro del teatro. Marinette no pudo disfrutar del espectáculo. La visión de Adrien Agreste le había traído una serie de humillantes recuerdos. Marinette pidió a Luka que la llevara a casa después del primer acto.

La venganza de los ángeles (+18) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora