Capitulo 28

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Navidad vino y se fue y llegó el Año Nuevo de  1973. La nieve de febrero se fue con los vientos de marzo y Marin

ette supo que ya era tiempo de que dejara de trabajar. Llamó a los miembros de su oficina para una reunión.

-Me voy a ausentar por un tiempo-Les anunció-Estaré fuera los próximos cinco meses.

-¿Podremos encontrarte, no?-Preguntó Dan Martin. Hubo murmullos de sorpresas.

-No, Dan. No será posible-Ted Harris la escudriñó a través de sus gruesos anteojos.

-Marinette, no puedes...

-Me iré este fin de semana-Había algo definitivo en su voz que no permitía otras preguntas. El resto de la reunión se empleó en tratar los casos pendientes.

Cuando todos se fueron, Luka le preguntó:

-¿Realmente vas a seguir adelante?

-No tengo otra posibilidad, Luka-Couffaine la contempló.

-No sé quién será ese hijo de puta, pero lo odio-Marinette le tomó el brazo.

-Gracias. Estaré bien.

-Va a ser difícil, ¿sabes? Los chicos crecen. Hacen preguntas. Va a querer saber quien es su padre.

-Yo me voy a arreglar.

-Muy bien-Dulcificó el tono-Si hay algo que yo pueda hacer... lo que sea. Siempre estaré cerca-Marinette lo abrazó.

-Muchas gracias, Luka. Yo... muchas gracias-Marinette permaneció en su oficina hasta mucho después que todos se hubieran ido, sentada sola en la oscuridad, pensando.

Siempre amaría a Nathaniel. Nada podría cambiar eso y estaba segura de que él seguía amándola. De alguna manera, pensó Marinette, habría sido más fácil si él no la amara. Era de una intolerable ironía que amándose los dos no pudieran estar juntos y que sus vidas fueran a apartarse cada vez más. La vida de Nathaniel  sería en Washington con Chloe y su bebé. QUizás alguna vez Nathaniel llegaría a la Casa Blanca. Marinette pensó en su propio hijo, creciendo y queriendo saber quien era su padre. Nunca se lo diría, ni Nathaniel debería saberlo nunca porque eso lo destruiría. Y si alguno llegaba a saberlo, también podría destruir a Nathaniel pero de una manera diferente.

Marinette había decidido comprar una casa en el campo, en algún lugar en las afueras de Manhattan, donde ella t su hijo pudieran vivir juntos en su pequeños mundo privado. Encontró la casa por mero accidente. Estaba en el camino por el que ella iba a ver a un cliente en Long Island y al entrar en la carretera de Long Island por la salida 36, tomó un camino equivocado y apareció en Sands Point. Las calles eran tranquilas y bordeadas por altos y encantadores árboles, y las casas estaban construidas fuera de la ruta, cada una en su pequeño y privado dominio. Había un cartel de ''Se vende'' en el frente  de una casa blanca estilo colonial en Sands Point Road. El terreno estaba rodeado por una cerca  y tenía una encantadora puerta de hierro forjado frente a un extenso camino particular, con postes de luz que lo iluminaban y un gran césped al frente con un camino de pedregullo resguardando la casa. Desde afuera parecía fascinante. Marinette anotó el nombre del corredor y consiguió una cita para ver la casa la tarde siguiente. El vendedor era un tipo vigoroso con aspecto de tener alta presión, la clase de vendedores que Marinette odiaba. Pero no iba a comprar su personalidad sino su casa.

-Es una casa preciosa-Le decía el hombre.

-Sí, señor, una verdadera belleza. Debe tener unos cien años. Está en excelente estado. Totalmente cero kilómetros-Cero kilómetro ciertamente era una exageración. Las habitaciones eran espaciosas y aireadas, pero necesitaban reparaciones. Va a ser divertido, pensó Marinette, arreglar esta casa y decorarla. En el piso de arriba, frente al cuarto principal, había otro que podía convertirse en la habitación del bebé. Sería en azul y...

La venganza de los ángeles (+18) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora