Dos internos estaban llevando a Marinette de la sala de operaciones a la sala de terapia intensiva. Un policía uniformado los seguía, al costado de Marinette. El corredor del hospital era un manicomio de policías, detectives y periodistas.
Un hombre entró en la recepción y dijo:
-Quiero ver a Marinette Dupain.
-¿Es usted un familiar?
-No. Soy un amigo.
-Lo siento. No se permiten visitas. Está en terapia intensiva.
-Esperaré.
-Puede ser mucho tiempo.
-Eso no tiene importancia-Contestó Luka Couffaine. Se abrió una puerta del costado y Nathaniel Kutzberg, delgado y demacrado, entró seguido de un grupo de hombres del servicio secreto. Un médico estaba esperando para acompañarlo.
-Por aquí, senador Kutzberg-Hizo entrar a Nathaniel en una pequeña oficina.
-¿Cómo está ella?-Preguntó Nathaniel.
-No soy muy optimista. Le sacamos tres balas-Se abrió la puerta y entró apurado el fiscal del Distrito Gabriel Agreste.
Miró a Nathaniel Kutzberg y le dijo:
-Estoy realmente contento de que usted este bien.
-Entiendo que le debo a usted mi agradecimiento-Contestó Nathaniel-¿Cómo lo supo?
-Marinette Dupain me llamó. Me dijo que lo iban a hacer en New Canaan. Me imaginé que era una especie de truco divertido, pero no quise correr riesgos, así que envíe a gente. Mientras tanto, cubrimos toda la ruta que usted iba a tomar y enviamos unos helicópteros para protegerlo. Mi corazonda es que la señorita Dupain trató de hacer su negocio.
-No-Nathanie-No.
Gabriel se encogió de hombros.
-Como usted quiera, Senador. Lo que importa es que usted esta vivo-Después de pensar un momento, preguntó al médico.
-¿Ella va a vivir?
-Sus posibilidades no son muy buenas-El Fiscal del Distrito vio la mirada de Nathaniel y la malinterpretó.
-No se preocupe. Si lo consigue la clavaremos con fuerza- Miró a Nathaniel más de cerca-Usted está como el diablo. ¿Por qué no se va a casa y descansa un poco?
-Primero quiero ver a Marinette Dupain.
-Ella está en coma-Dijo el médico-Puede no volver en sí.
-Quiero verla, por favor.
-Por supuesto, Senador. Por aquí-El médico salió de la habitación con Nathaniel siguiendo y Agreste detrás de él. Caminaron unos pasos por el corredor hasta un carte que decía Unidad de Terapia Intensiva. Entrada Prohibida. El médico abrió la puerta y la sostuvo para que pasaran los dos hombres.
-Ella está en la primera habitación-Había un policía delante de la puerta custodiándola. Se acercó cuando vio al Fiscal del Distrito.
-Nadie puede acercarse a la puerta sin una autorización firmada por mí. ¿Entendió?-Preguntó Agreste.
-Sí, señor.
Nathaniel y Agreste entraron al cuarto. Había tres camas, dos de ellas vacías. Marinette yacía en la tercera, con tubos que salían de su nariz y muñecas. Nathaniel se acercó a la cama y la miró. La cara de Marinette estaba muy pálida contra la almohada blanca, y sus ojos estaban cerradps. En reposo su rostro parecía muy joven y suave. Nathaniel estaba mirando a la inocente joven que había conocido años atrás, la muchacha que le había dicho con enojo: ¿Si alguno me hubiera comprado, cree que viviría en un lugar como este? No me importa lo que usted haga. Todo lo que quiero es que me dejen sola. Recordó su coraje e idealismo y su vulnerabilidad. Había estado del lado de los ángeles, creyendo en la justicia y queriendo pelear por ella. ¿Qué era lo que había salido mal? La había amado y todavía la amaba y había hecho una mala elección que envenenó sus vidas y sabía que nunca se vería libre de la culpa mientras viviera.
Se volvió hacia el médico.
-Hágame saber cuando ella...-No pudo decir las palabras-...lo que suceda.
-Por supuesto.-Contestó el médico.
Nathaniel Kutzberg echó una larga mirada a Marinette y le dijo un silencioso adiós. Después se dio la vuelta y salió a enfrentarse con los periodistas que lo aguardaban.
A través de un débil, brumoso estado de semiinconciencia, Marinette oyó que los hombres se iban. No había entendido lo que decían, porque las palabras eran borrada por el dolor que sentía. Creyó haber oído la voz de Nathaniel, pero sabía que eso era imposible. Él había muerto. Trató de abrir los ojos, pero el esfuerzo era demasiado grande. Los pensamientos de Marinette empezaron a fluir.
Guillermo Wilson entró al cuarto llevando una caja. Tropezó y la caja y había un canario amarillo dentro de ella... Gabriel Agreste estaba gritando ¡Agárrenlo! ¡No lo dejen escapar!... y Adrien Agreste la abrazaba y reían y el padre Ryan decía ¡Miren todos! ¡Es un milagro! Y Connie Garrett entraba bailando al cuarto y todos aplaudían... la señora Cooper decía le voy a dar a Wyoming... Wyoming... Wyoming... y Nathaniel llegaba con docenas de rosas rojas y Adrien decía Yo te las mando y Marinette decía Voy a ponerlas en un vaso con agua y se marchitaban y morían y el agua se derramaba y se convertía en un lago y ella y Nathaniel estaban navegando y Adrien los perseguía andando en esquíes y se convertía en Louis y le hacía señas y empezaba a perder el equilibrio y ella gritaba ¡No te caigas!... ¡No te caigas!... ¡No te caigas!... y una enorme ola tiraba a Louis por el aire y él levantaba sus brazos como Jésus y desaparecía.
Por un instante, la mente de Marinette se volvió lúcida. Louis se había ido. Nathaniel se había ido. Adrien se había ido. Ella estaba sola. Al final, cada uno estaba solo. Cada persona tenía que morir su propia muerte. Ahora iba ser fácil morir. Un sentimiento de bendita paz empezó a rodearla. Pronto no habría más dolor.
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La venganza de los ángeles (+18) ©
FanfictionArtículo 1º: Honor y dignidad de la profesión: El abogado debe cuidar el honor y dignidad de la profesión-Código de ética profesional de la escuela de abogados. Marinette Dupain-Cheng está por iniciar su profesión. Todo era nervios en aquel juicio e...