La venganza de los ángeles (+18) ©

Capitulo 33

En Washington, la popularidad de Nathaniel Kutzberg crecía. Cada vez se hablaba más de él en los diarios y en las revistas. Nathaniel comenzó una investigación sobre las escuelas de los barrios pobres y encabezó una comisión del Senado que fue a Moscú para entrevistarse con los disidientes. En los diarios había fotografías de su llegada al aeropuerto, saludando por severos oficiales rusos. Cuando Nathaniel volvió, diez días después, los diarios se ocuparon calurosamente de los resultados del viaje. Los reportajes seguían aumentando. La gente quería leer cosas sobre Nathaniel Kuztberg y los medios de comunicación nutrían ese apetito. Nathaniel se convirtió en la punta de lanza para las reformas del Senado. Dirigía un comité para investigar las condiciones de las cárceles federales y visitó prisiones por todo el país. Entrevistó a los internados, a los guardias y a los alcaides, y cuando se presentaron los informes de su comité, se inició una serie de reformas.

Además de las revistas de noticias, las revistas de mujeres publicaban artículos sobre él. En Cosmopolitan, Marinette vio una foto de Nathaniel, Chloe y Denisse, la pequeña hijita de ambos. Marinette se sentó en su dormitorio frente a la chimenea y se quedó mirando la foto por un largo rato. Chloe sonreía ante la cámara, irradiando su dulce y cálido encanto sureño. La hija era una miniatura de su madre. Marinette se fijó en la foto de Nathaniel. Se lo veía cansado, tenía pequeñas líneas alrededor de los ojos que antes no tenía.

Por un momento, Marinette tuvo la ilusión de estar viendo el rostro de Louis cuando fuera grande. El parecido era peligroso. El fotógrafo había enfocado directamente y a Marinette le parecía que le estaba mirando. Trató de leer la expresión de sus ojos y se preguntó si alguna vez Nathaniel pensaría en ella. Marinette volvió a mirar la foto de Chloe y su hija. Después tiró la revista en la chimenea y se quedó mirando cómo se quemaba.

Nathaniel Kutzberg estaba sentado en la cabecera de la mesa de su comedor, atendiendo a Thomas y a media docena de invitados. Chloe, sentada en la otra punta, tenía una conversación con el senador de Oklahoma y su enjoyada esposa. Washington había sido como un estimulante para Chloe. Allí estaba en su elemento. A causa de la creciente importancia de Nathaniel, Chloe se convirtió en una de las más notorias anfitrionas de Washington y ella gozaba con esa posición. El lado social de Washington aburría a Nathaniel y estaba encantado de dejárselo a Chloe. Ella lo manejaba bien y Nathaniel le estaba agradecido.

-En Washington-Estaba diciendo Thomas-Se han hecho más acuerdos a través de una mesa de comida que en los sagrados recintos del Congreso-Nathaniel miró a su alrededor y deseó que esa noche ya se hubiera terminado.

En la superficie, todo era maravilloso. En el interior, todo estaba equivocado. Estaba casado con una mujer y enamorado de otra. Atrapado en un matrimonio del que no había escape. Si Chloe no hubiera quedado embarazada, Nathaniel sabía que habría conseguido el divorcio. Era demasiado tarde ya. Él se había condenado. Chloe le había dado una hermosa hija y él la amaba, pero le resultaba imposible apartar a Marinette de sus pensamientos. La esposa del Gobernnador le estaba hablando.

-Usted es tan afortunado, Nathaniel. Tiene todo lo que puede desear un hombre en el mundo, ¿no es cierto?

Nathaniel no pudo contestarle.