Capitulo 22

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El caso del Robo del Día de Lluvia trajo nuevo publicidad a Marinette. El acusado era un recomendado del padre Ryan.

-Un amigo mío tiene un problemita...-Empezó y los dos se rieron a carcajadas.

El amigo resultó ser Paul Richards, un acusado de robar en un Banco la suma de ciento cincuenta mil dólares. El ladrón había entrado al Banco con un impermeable negro y largo, bajo el cual llevaba escondida una escopeta de caño recortado. El cuello del impermeable estaba levantado así que su cara quedaba parcialmente cubierta. Una vez dentro del Banco, el hombre había empuñado la escopeta y obligado a un cajero a que le diera todo el dinero en efectivo. El ladrón había escapado en un auto que lo esperaba. Muchos testigos habían visto al auto, un Sedán verde, pero el número de la patente estaba tapado. Como los robos a los Bancos son delitos federales, el FBI había intervenido en el caso. Ellos habían puesto el modus operandi en la computadora y había salido el nombre de Paul Richards. Marinette fue a visitarlo a la isla Riker.

-Le juro por Dios que yo no lo hice -Dijo Paul Richards. Tendría unos cicuenta años, la cara colorada y unos ojos azules angelicales. demasiado viejo para andar robando Bancos.

-No me importa si usted es inocente o culpable, -Contestó Marinette- pero tengo una regla. No represento a ningún cliente que me mienta

-Le juro por la vida de mi madre que no lo hice. -Los juramentos habían dejado de impresionar a Marinette des hacia tiempo. Muchos clientes habían jurado por su inocencia poniendo como testigos la vida de sus madres, esposas, novias e hijos. Si Dios hubiese tomado estos juramentos en serio habría habido una seria disminución en la población.

-¿Por qué cree que lo arrestó el FBI? -Preguntó Marinette. Paul Richards le contestó sin vacilar.

-Porque hace diez años hice un trabajo en un Banco y fui lo bastante estúpido como para dejarme atrapar.

-¿Usó una escopeta de caño recortado debajo del impermeable?

-Así fue. Esperé hasta un día de lluvia y después asalté el Banco.

-¿Pero usted no hizo este último asalto?

-No. Algún astuto hijo de puta me copió.

La audiencia preliminar fue antes el juez Stan Lee, muy estricto en la disciplina. Se decía que estaba a favor de embarcar a todos los delincuentes y dejarlos en una isla inaccesible para que permanecieran allí el resto de sus vidas. El juez Lee creía que había sido atrapado robando por primera vez se le debía cortar la mano derecha y si volvían a pescar deberían cortarle la izquierda, como en la antigua tradición islámica. Era el peor juez que Marinette podía haber conseguido. Mandó a llamar a Luka Couffaine.

-Luka, quiero que averigües todo lo que puedas sobre el juez Lee.

-¿El juez Lee? Es más derecho que una flecha. Él es...

-Sé lo que es. Por favor hazlo. El que manejaba el caso era un viejo Fiscal federal llamado Carter Gifford.

-¿Qué va a pedir que le declaren? -Preguntó Gifford. Marinette le dirigió una mirada de inocente sorpresa.

-Inocente, por supuesto -El Fiscal rió con ironía.

-El juez Lee no va a aceptar eso. Supongo que usted querrá conseguir un juicio por jurados.

-No -Gifford estudió a Marinette con suspicacia.

-¿Me está diciendo que va a poner a su cliente en las manos del Juez ahorcador?

-Eso es -Gifford hizo una mueca sardónica.

-Yo sabía que algún día iba a aflojar, Marinette. Me muero por ver eso.

La venganza de los ángeles (+18) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora