Capitulo 56

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El lugar para las visitas en la prisión de Changi, era pequeño, sin muebles, con paredes blanqueadas, con una larga mesa con sillas de madera de cada lado. Marinette estaba sentada en una de esas incómodas sillas esperando. Cuando se abrió la puerta levantó la vista y vio a Stefan Bjork que entraba acompañado de un guardia uniformado. Bjork era un hombre de unos treinta años, alto de rostro hosco, y ojos salientes. Problema de tiroides, pensó Marinette. Tenía marcas de magullones en las mejillas y en la frente. Se sentó frente a Marinette.

-Soy Marinette Dupain, su abogada. Voy a tratar de sacarlo de aquí.

Lo miró diciéndole:

-Será mejor que lo haga pronto-Podría haber sido una amenaza o un ruego. Marinette recordó las palabras de Adrien: Quiero que lo saques bajo fianza antes de que empiece a hablar.

-¿Lo están tratando bien?-Dirigió una mirada de soslayo al guardia armado que esperaba junto a la puerta.

-Seh. Bien.

-Voy a pedir que lo saquen bajo fianza-Bjork era incapaz de esconder la esperanza en su voz.

-Creo que son muy buenas. Tardarán dos o tres días a los sumo.

-Tengo que salir de este lugar-Marinette se puso de pie.

-Lo veré muy pronto.

-Gracias-Dijo Stefan. Levantó la mano.

El guardia exclamó:

-¡No!-Los dos se dieron la vuelta-No pueden tocarse.

Stefan Bjork la miró fijamente y dijo con voz ronca:

-¡Apúrese!

Cuando Marinette regresó al hotel, había un mensaje teléfonico, del inspector Touh. Cuando estaba entrando en su habitación, el teléfono sonó. Era el Inspector.

-Mientras espera, señorita Dupain, creo que podría disfrutar de un paseo por la ciudad-La primera reacción de Marinette fue decir que no, pero se dio cuenta de que no tendría nada que hacer hasta que pudiera poner a Bjork en un avión sano y salvo. Y además, era importante seguir conservando las buenas relaciones con el Inspector.

-Muchas gracias-Contestó Marinette-Me va a encantar.

Se detuvieron para almozar en Kampachi, y se dirigieron a las afueras, conduciendo por la carretera Bukit Timah hacia Malasia, pasando por una serie de pequeños pueblitos llenos de colores con una gran variedad de negocios y puestos de comida. El pueblo parecía mejor vestido y próspero. Se detuvieron en el cementerio de Kranji y en el monumento a los muertos en la guerra, caminaron por los escalones y pasaron por las abiertas puertas azules. Enfrente de ellos había una gran cruz de mármol y en la parte de atrás una enorme columna. El cementerio era un mar de cruces blancas.

-La guerra fue muy mala-Explicó el Inspector Touh-Perdimos muchos amigos y parientes-Marinette no contestó nada. Su mente podía ver una tumba en Sands Point. Pero no podía permitirse el pensar en lo que había debajo de esa pequeña tumba.

En Manhattan, una reunión de todos los organismos legales hacía progresos junto con el Cuerpo de Inteligencia de la Policía en la calle Hudson. Había un ambiente de júbilo en el atestado salón. Muchos de los hombres allí presentes habían empezado la investigación con cinismo, porque ya habían estado en esta clase de cosas otras veces. Durante los años anteriores habían acumulado evidencias abrumadora contra gángsters, asesinos y secuestradores y, en cada caso, talentos legales de altos vuelos habían obtenido la absolución para los criminales que defendían. Esta vez iba a ser diferente. Tenían la declaración del consigliere MIchael Jackson, y nadie iba a ser capaz de hacerla cambiar. Durante más de venticinco años el había sido la pieza clave de la pandilla criminal. Había ido al Tribunal, para dar nombres, fechas, hechos y circunstancias. Y ahora les daban la orden de moverse.

La venganza de los ángeles (+18) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora