Capitulo 62

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Los puentes mellizos de Garden State Parkway no figuraban en el mapa. Esta carretera estaba llena de árboles cruzaba al río Raritan entre los Amboys dividiéndose entre los dos puentes, uno del lado sur y el otro del lado norte. La limusina iba justo al oeste de Perth Amboy, rumbo hacia el puente del lado sur.

Nathaniel Kutzberg estaba sentado atrás, con un hombre del servicio a su lado y dos más enfrente. El agente Kai había sido asignado para la custodia del Senador seis meses atrás y había llegado a conocer a Nathaniel muy bien. Siempre lo consideró un hombre abierto y accesible, pero ese día el Senador había estado raro, silencioso y como metido en sí mismo. Profundos problemas, fueron las palabras que acudieron a la mente del agente Kai. Para él era indudable que Nathaniel iba a ser el próximo Presidente de los Estados Unidos y era responsabilidad de Kai cuidar que no le pasara nada. Revisó otra vez todas las precauciones que se habían tomado para salvaguarda del Senador, y estuvo sastifecho de que nada anduviera mal. El agente Kai lanzó una mirada de soslayo al probable Presidente de los Estados Unidos y se preguntó en que estaría pensando.

La mente de Nathaniel Kutzberg estaba pensando en la experiencia penosa que estaba viviendo. Agreste le había informado que Marinette Dupain fue arrestada. El pensamiento de que ella estaba encerrada como un animal era algo aborrecible para él. Sus pensamientos volvían a los maravillosos momentos que habían compartido juntos. Había amado a Marinette como nunca amó a ninguna otra mujer.

Uno de los hombres del servicio secreto sentado adelante le estaba diciendo:

-Estaremos en Atlantic City a la hora esperada, señor Presidente.

Señor Presidente. Esa frase otra vez. De acuerdo a las últimas estadísticas iba a la cabeza. Era el nuevo héroe foklórico y Nathaniel sabía que esto era debido en gran parte a la investigación sobre el crimen que había encabezado él, esa investigación que iba a destruir a Marinette Dupain. Nathaniel lecantó la vista y vio que se aproximaban a los puentes mellizos. Justo antes del puente había un camino al costado y un enorme camión semirremolque estaba parado en la entrada del costado opuesto del camino. Cuando la limusina se empezó a acerca al puente, el camión empezó a avanzar de manera que los dos vehículos se iban a encontrar en el puente al mismo tiempo. El conductor, un agente del servicio secreto, apretó los frenos y disminuyó la velocidad.

-Miren a ese idiota-La radio transmisora cobró vida.

-¡Faro Uno! ¡Conteste! ¡Faro Uno!-El agente sentado al lado del conductor tomó el transmisor.

-Aquí Faro Uno-El enorme camión se estaba poniendo en la misma línea que la limusina como si estuviera por cruzar. Era un monstruo gigante que tapaba completamente la vista completamente del lado del conductor  del auto. El conductor de la limusina empezó a acelerar para salir de allí, pero el camión simultáneamente hizo lo mismo-¿Qué mierda se cree que está haciendo?-Refunfuñó el conductor.

-Tenemos un llamado urgente de la oficina del Fiscal de Distrito. ¡Fox uno está en peligro!, ¿me oye?-Sin ningún aviso se devió hacia la derecha, golpeando el costado de la limusina, forzándola hacia la baranda del puente. En segundos los tres hombres del servicio secreto sacaron sus armas.

-¡Tírese al suelo!-Nathaniel se encontró aplastado contra el suelo, mientras el agente Kai lo escudaba con su cuerpo. Los agente bajaron las ventanillas del lado izquierdo, apuntando con sus armas. El costado del inmenso camión oscurecía todo. El conductor estaba por encima de ellos, fuera de vista. Hubo otro empujón y el choque hizo que la limusina golpeara otra vez contra la baranda. El conductor torcío el volante a la izquierda tratando de mantener el auto en el puente, pero el camión siguió empujándolo. El frío río Raritan pasaba turbulento sesenta metros debajo de ellos. El agente cercano al conductor había tomado su radio micrófono y estaba llamando salvajemente-¡Este es Faro Uno! ¡Mayday! ¡Mayday! ¡Que vengan todas las unidades!-Pero todos en la limusina sabía que era demasiado tarde para que nadie pudiese llegar a salvarlos. El conductor trató de detener el auto, pero los fuertes guardabarros del camión se lo impedían, empujando a la limusina.

La venganza de los ángeles (+18) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora