Capitulo 5

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Las próximas semanas pasaron volando. Marinette estaba ocupada desde la mañana temprano hasta la noche, entregando notificaciones (órdenes de la Corte  de presentar la contestación a una acusación) y citaciones (órdenes de la Corte para presentarse como testigo). Sabía que sus posibilidades de entrar en una firma importante de abogados eran inexistentes. Después del fracaso que había tenido, nadie soñaría con emplearla. Tenía que encontrar la manera de hacerse una reputación, empezar todo de nuevo. Mientras tanto, había un gran cantidad de notificaciones y citaciones en su escritorio, provenientes de Peabody & Peabody. Aunque no era exactamente trabajar como abogada, significaba doce con cincuenta más los viáticos.

Algunas veces, cuando Marinette se quedaba trabajando hasta tarde, Luka Couffaine la invitaba a comer. Exteriormente se mostraba como un hombre sarcástico, pero Marinette sentía que era sólo una apariencia. Sentía que era un solitario. Se había graduado en una facultad del oeste y había sido un estudiante bien informado y brillante. Marinette no podía comprender por qué se resignaba a dedicar su vida a trabajar en una deprimente oficina tratando de encontrar maridos y mujeres descarnadas y animalitos perdidos. Era como pensar que Luka se había resignado a aceptar el fracaso y tuviera miedo al éxito. Marinette estaba segura de que Luka gustaba de ella, pero jamás intentaba nada y la trataba siempre con gran cortesía.

Una vez, Marinette sacó el tema de su matrimonio, y él le respondió con un gruñido:''No es asunto suyo'' y después de eso nunca más lo mencionó. Tyler Scott era completamente distinto. El hombre estaba felizmente casado. Trataba a Marinette como a una hija y siempre le traía sopas y toras que su mujer había hecho. Desgraciadamente, su mujer era una pésima cocinera, pero Marinette se esforzaba y comía todo lo que Tyler Scott le llevaba, porque no quería herir sus sentimientos. Un viernes a la noche, Marinette fue invitada a la casa de los Scott a comer. La señora Deb Scott le había preparado guiso de repollo, su especialidad. El repollo estaba húmedo, la carne dura y el arroz medio crudo. Y todo nadaba en un lago de pollo grasiento. Marinette lo comió valerosamente, tomando pequeños bocados y colocando la comida alrededor del plato como si estuviera comiendo.

-¿Le gusta?-Preguntó alegremente la señora Deb.

-Está... está exquisito. Es uno de mis platos preferidos-Desde ese día, Marinette comía todos los viernes a la noche con los Scott y la señora siempre preparaba el plato preferido de Marinette.

Una mañana temprano, Marinette recibió un llamado de la secretaria del señor Peabody hijo.

-El señor Peabody quiere verla hoy a las once de la mañana. Por favor sea puntual.

-Sí, señora-Hasta ese momento, Marinette sólo había tratadp con secretarias y empleados en la oficina de Peabody. Ésta era una firma prestigiosa y grande, de esas con las que los jóvenes abogados sueñan con tener la oportunidad de entrar a trabajar. En camino hacia la cita, Marinette empezó a fantasear. Si el señor Peabody en persona quería verla, debía ser para algo importante. Seguramente le iba a ofrecer que trabajara como abogada para ellos, darle la oportunidad de demostrar lo que era capaz de hacer. Los iba a sorprender. Algún día la firma sería Peabody, Peabody y Dupain-Cheng. Marinette esperó treinta minutos en el corredor de la oficina cuando fueron exactamente las once entró en la recepción. No quería parecer demasiado ansiosa. Tuvo que esperar dos horas y recién la hicieron pasar a la oficina del señor Peabody, hijo. Era un hombre alto y delgado, con traje con chaleco y zapatos que debían haber sido hechos para él en Londres. No la invitó a sentarse.

-Señorita Dupain...-Tenía una voz desagradable y estridente-Dupain-Él tomó un papel de escritorio-Esta es una notificación. Quiero que usted la entregue-En ese momento Marinette sintió que no iba a ser miembro de esa firma. El señor Peabody entregó la notificación a Marinette diciéndole:- Sus honorarios serán de quinientos dólares-Marinette no estaba segura de haber entendido bien.

La venganza de los ángeles (+18) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora