Capítulo 4: La Serpiente

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Habían pasado tres días desde que Jackson se rehusaba a hablar sobre lo que le sucedía. Había ido a verlo dos veces en los últimos días y las dos veces me ignoró. Elena me dijo que él no quería salir de su habitación y menos quería decir qué había dentro de esa caja.

No entendía por qué él estaba así ¿tendrá que ver con eso que hablaban Henry Gower y Andrew Paterson?

Al tercer día llamé a Noah, él vino a verme al departamento. Aún no le había contado nada de lo que había sucedido, así que le expliqué lo de la caja.

—Cuando Jackson se enteró que la había enviado un tal Tim Taylor simplemente enloqueció—expliqué con las lágrimas al borde de los ojos.

Noah me miró con el ceño fruncido y negó con su cabeza.

—Eso no es posible—dijo Noah pensativo.

—Nadie quiere explicarme quién es Tim Taylor ¿Por qué no me dices?—ya estaba al borde de la desesperación. Nadie me explicaba nada y yo ya no sabía qué hacer, me sentía más sola que nunca aquí—Hace tres días que Jackson se aisló, siento que me guarda muchos secretos y yo no sé si podré soportar esto mucho más—me largué a llorar—Debería haberle hecho caso a mi papá...—me agarré la cabeza y me senté sobre mi cama a llorar.

Noah vino a mi lado, tenía la mirada preocupada.

—No estarás pensando en irte—dijo decepcionado. Mantuve mi cabeza baja, no pensaba en irme en realidad, es sólo que no sabía si volvería a ser lo mismo con Jackson luego de esto—¡Vaya! Jamás he visto a nadie mirarse como tú y Jackson se miran. Aunque no lo creas, él te necesita ahora mismo. Conozco a Jackson hace años y es la persona más difícil que conozco; pero contigo es distinto. Así que por favor, eres la única que lo puede sacar de esto.

Mis manos acariciaron la mariposa que colgaba de mi cuello y una vez más repasaba con mis dedos el mensaje grabado en ella. Amaba a Jackson más que a nada en el mundo, estaba muy enojada con él porque no me hablaba sobre lo que le sucedía, pero aún así no estaba dispuesta a dejarlo ir.

—No entiendo qué es todo esto—dije aún con lágrimas en los ojos.

—Yo tampoco—repuso Noah—Por ahora lo único que necesitas saber que Tim Taylor es el antes y después de Jackson—respondió Noah—Tenle paciencia ¿sí? Ya sabes cómo es.

A la noche fui a la casa de Jackson, estuve todo el día pensando qué decirle para hacerlo hablar. Finalmente me decidí a tenerle más paciencia esta vez, después de todo la tercera es la vencida.

Elena tenía el turno de noche, así que entré a la casa sin tocar. Subí las escaleras y toqué la puerta de la habitación de Jackson. Él no respondió.

—Jackson, ábreme por favor, ni siquiera sé por qué no me hablas o si estás enojado conmigo pero yo ya no sé cuánto tiempo más podré soportar esto—dije en un tono lastimoso.

—¿Qué...?—escuché su voz detrás de mí. Él no estaba en su habitación.

Volteé hacia él, era más fácil hablarle con una puerta en el medio. Tenía los ojos inyectados en sangre y las ojeras muy marcadas. Su aspecto era deplorable.

—¿A qué te refieres con que no sabes cuánto más soportarás esto?—preguntó.

Tragué saliva e hice un paso atrás para enfrentarlo.

—Vine aquí por ti, creí que todo iba bien y de un momento a otro dejas de hablarme. Mis padres están sospechando que las cosas no andan bien y quieren que vuelva, y si te digo la verdad, yo también quiero volver. No tengo a nadie aquí—mis lágrimas comenzaron a deslizarse por mi rostro otra vez.

La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora