Capítulo 10: El Calabozo

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Si este capítulo llega a 20 comentarios y veinte votos, esta noche publico otro que les aseguro es mucho más largo e interesante.

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Jackson

Desperté en un lugar oscuro y húmedo. Al segundo, imágenes de lo que había sucedido llegaban a mi cabeza. Había vuelto a mi casa a buscar mi billetera, fui a mi habitación a buscarla y cuando volteé había un tipo apuntándome con un arma. Me lancé sobre él y logré derribarlo. No traía uniforme, ni identificación ni nada que delatara quién le había mandado a matarme. Entonces escuché que entraba más gente a la casa y tomé el arma del hombre en el suelo para defenderme, más un cuchillo que saqué del cajón de mi cómoda. Me asomé a las escaleras y otro hombre más estaba subiendo. Él corrió hacia mí, le enterré el cuchillo en la pierna y lo lancé escaleras abajo. Cuando intenté escapar de la casa, tres hombres más me estaban esperando en la sala. Traté de luchar con ellos; pero fueron más fuertes y amenazaron con tocar a Alex si no me metía a la camioneta, entonces lo hice y allí me durmieron.

¡Alex! Debe estar preocupada, iba a pasar a buscarla y ahora estoy encerrado aquí.

Miré a mis costados, el lugar era una especie de pasillo, ya que no veía paredes a mis costados.

Levanté mis manos y estas estaban esposadas con una cadena que a su vez estaba amarrada a un gancho en la pared. Tironeé de ellas tratando de romperlas y lo único que logré fue lastimarme la muñeca.

—Es imposible—dijo una voz rasposa en alguna parte de este oscuro lugar.

—¿Quién eres? ¿Dónde estamos?—pregunté mirando hacia todas partes en busca del dueño de la voz.

Finalmente, en un rincón a unos cinco metros de mí, divisé la silueta de un hombre recostado en el suelo. El hombre comenzó a arrastrarse hacia mí y se colocó debajo de la débil luz que ingresaba por una rejilla que había en el techo. Entonces lo distinguí, fue mi profesor de Historia de la Sede Central en el noveno año de la Academia, Marcus Croft.

—¿Profesor Croft?—pregunté—¿Qué es este lugar?

—No lo sé—respondió acomodándose a mi lado. Se agarraba el costado del estómago, estaba herido—No mires esto, es sólo un rasguño—señaló su herida con la mirada—Creí que sólo estaban asesinando a los de los puestos altos de la Sede Central, pero aquí nos ves—dijo dificultosamente.

Sus lentes estaban torcidos y uno de los vidrios estaba picado. Su bigote, que siempre llevaba perfecto y bien recortado, ahora estaba desaliñado y su escaso cabello estaba grasiento. El viejo profesor Croft se veía mucho más viejo aquí abajo. Él llevaba su usual traje color avellana puesto, aunque ahora estaba manchado con sangre y tierra. Desde que se tiene memoria en la Academia, él siempre fue profesor de historia tanto dentro como fuera de la Sede. Y siempre fue viejo. Jamás en mis años de Academia se me pasó por la cabeza que Croft haya sido espía en su juventud, o que alguna vez haya sido joven.

—¿Hace cuánto está aquí?—volví a preguntar.

—Dos días, me trajeron justo después de ver el comunicado de consuelo de la Junta Directiva—respondió sarcástico.

Sabía que los tres espías no iban a ser los únicos, sabía que esto era algo mucho más grande.

—¿Por qué nadie lo buscaba?—le pregunté.

—Porque estaba de vacaciones—respondió obvio—Igual que el otro chico.

—¿No somos los únicos?—pregunté.

La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora