Capítulo 22: La Recompensa

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Habían pasado cinco días desde nuestra pelea y aún no nos hablábamos. Yo también estaba enojada con Jackson por siempre creer que no es suficientemente bueno para mí. Si sólo supiera que no me interesaba si no tenía dinero o siquiera una buena reputación. Esto no era sólo por Andrew, sino por todos los Andrew que había afuera y por los que Jackson se sentía intimidado. En ese aspecto él demostraba ser muy inseguro de sí mismo.

La Junta Directiva me citó directamente a su piso, que era el más alto de la Sede Central. Me moría de nervios por subir ahí, Jackson ha estado ahí antes, pero dado que él no quería hablarme, no le puedo preguntar cómo es allá arriba. En el camino me encontré a Noah, o mejor dicho, él me encontró a mí. Volteé rápido hacia un pasillo que llevaba a la cafetería, pero aún así escuché que Noah se acercaba corriendo a mí. He estado evadiendo a todos los amigos de Jackson desde nuestra pelea.

—Alex, no te he visto estos días—comentó Noah sonriente—¿Qué te trae por aquí?

No me quedó otra opción que voltear y dar la cara. Noah no sabía nada, creí que Jackson les contaría, aunque me alegro que no lo haya hecho, eso demostraba lo seria que era nuestra relación, o que lo era. Él siempre decía que nuestros problemas eran sólo nuestros y nadie más tenía que intervenir.

—Me llamaron de la Junta Directiva—respondí tratando de sonar natural.

Noah se encogió de hombros como si escuchara algo que ya había escuchado antes.

—Seguro no es nada malo—dijo Noah restándole importancia.

Todo el mundo sabía que la Junta Directiva no te citaba a su despacho por nada. Era algo importante sin dudas, sé que Noah me vio tan nerviosa que trató de disminuirlo para no ponerme aún más nerviosa, o tal vez ya lo sabía.

—¿Has visto a Jackson?—cambió de tema.

—No—respondí con un hilo de voz—¿Y tú?—me apresuré a preguntar.

Noah frunció el ceño y sonrió.

—No, por eso te pregunto—rio Noah.

El color me subió a las mejillas y el maldito elevador todavía no bajaba.

—Claro—intenté sonreír.

—Hace días que no lo veo en realidad, sé que ha estado saliendo mucho con Bill...no sé para qué te cuento, seguro lo sabes—se contradijo, ni siquiera se dio cuenta de la cara de dolor que puse. Quería sacarle más información a Noah y no lo logré—Suerte en tu reunión, trata bien a los leones—bromeó y se alejó.

Jackson había estado saliendo con Bill, eso no era nada, pero nada bueno. "Salida con Bill" significaba fiestas y chicas. ¿Acaso Jackson ya se olvidó de mí? En este mismo momento lo odiaba con toda mi alma, después de todo lo que hice por él no le tomó ni cinco días olvidarse de mí. Debe estar divirtiéndose mucho ahora, al parecer yo sólo era un estorbo que le impedía salir con sus amigos.

En un principio dudé mucho de nuestra relación, no confiaba demasiado en la fidelidad Jackson y la permanente insistencia de todo el mundo para que me alejara de él me confundía más. Había comprobado por mí misma lo frío que Jackson podía llegar a ser y lo rápido que podía olvidarme.

Ahora no me quedaba otra que volver a casa y enfrentar a mi familia.

Las lágrimas me resbalaban del rostro mientras subía en el ascensor de la Junta Directiva. Ellos tenían un ascensor aparte que sólo tenía destino a un solo piso, el último. Cuando las puertas se abrieron, me limpié el rostro con la mano y bajé del ascensor. Me encontré con un pasillo oscuro de luces azules y que tenía una puerta que llevaba a otra habitación más grande y toda vidriada. Pasé por la puerta y en esta habitación había una mesa con comida, retratos de cada uno de los miembros de la Junta Directiva pasados y una fuente con dos leones blancos de mármol que estaba pegada a la pared y los cuales tiraban agua por la boca. Era el mismo escudo de la Sede Central.

La Lista de Muerte (2° parte de El Campamento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora